Nueva ronda
Los pactos municipales y auton¨®micos han buscado condicionar la investidura
La constituci¨®n de los Ayuntamientos ha dejado paso a una nueva ronda de pactos poselectorales, centrada en los Parlamentos auton¨®micos. De acuerdo con los compromisos ya alcanzados, el Partido Socialista incrementar¨¢ su poder territorial en proporci¨®n semejante a la que lo pierde el Partido Popular. Las fuerzas emergentes, por su parte, no han conseguido escapar a su papel de bisagra, tras el significativo retroceso que experimentaron en las pocas semanas que mediaron entre las elecciones generales y las municipales y auton¨®micas. La legislatura despejar¨¢ la duda de si la proliferaci¨®n de estos partidos ha sido un fen¨®meno coyuntural, vinculado a las crisis econ¨®mica y territorial, o responde, por el contrario, a una corriente electoral de fondo que reclama mayor pluralismo.
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M¨¢s partidos con representaci¨®n institucional no ha significado hasta el momento m¨¢s alternativas pol¨ªticas, que han seguido siendo solo dos en la pr¨¢ctica totalidad de las comunidades. Ni tampoco los programas parecen haberse enriquecido por la presencia de m¨¢s participantes en la negociaci¨®n, puesto que la l¨®gica que ha inspirado los acuerdos en el nivel municipal respondi¨® a las necesidades de los que se buscaban en el auton¨®mico. El juego endiablado de pactos preferenciales y de vetos inamovibles, establecidos antes siquiera de conocerse los resultados electorales, buscaban lo que hoy parece confirmado: que el candidato al que el Rey ha encargado la formaci¨®n de Gobierno, Pedro S¨¢nchez, deba elegir entre contar para su investidura con las fuerzas independentistas o abocar el sistema a nuevas elecciones.
M¨¢s que astucia pol¨ªtica, los patrocinadores de esta estrategia han demostrado falta de escr¨²pulos institucionales, puesto que para imponerla han debido incorporar a las mayor¨ªas de Gobierno en todos los niveles a cuanta fuerza antisistema consigui¨® representaci¨®n en el reciente ciclo electoral. Es de esperar que, puesto que esta incorporaci¨®n ha sido un designio suyo, dinamitando de antemano cualquier espacio central de entendimiento, no pretendan ahora llevar el debate pol¨ªtico hacia la disquisici¨®n inane de si es menos desestabilizador los independentistas en Navarra o la ultraderecha en Madrid. Porque la integridad del Estado democr¨¢tico es un problema decisivo, pero tan decisivo como la garant¨ªa de los derechos y libertades de los ciudadanos que conviven en ¨¦l. Y, sobre todo, porque los resultados electorales permit¨ªan una salida simult¨¢nea a ambos problemas, sin necesidad de tender trampas saduceas: bastaba que algunos l¨ªderes hubieran distinguido entre sus ambiciones personales y la incontrovertible realidad de los resultados obtenidos.
El mapa de poder auton¨®mico que dibujan los pactos alcanzados ser¨¢ determinante para abordar la reforma largo tiempo aplazada de la financiaci¨®n auton¨®mica. La mayor¨ªa de Ejecutivos liderados por el partido socialista parecer¨ªa, en principio, simplificar la negociaci¨®n, sobre todo si el presidente en funciones, Pedro S¨¢nchez, revalida su mandato. La realidad es que, de persistir la oposici¨®n en la estrategia seguida para la formaci¨®n de Ejecutivos municipales y auton¨®micos, el horizonte de crispaci¨®n parece llamado a prevalecer sobre cualquier esperanza de acuerdo. Si se alcanza, arreciar¨¢n las acusaciones de entrega al independentismo. Si no se alcanza, ser¨¢ el independentismo el que siga contabilizando farisaicos motivos para proseguir con su programa.
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