La NASA pone en ¨®rbita un reloj at¨®mico que solo se retrasa un segundo cada diez millones de a?os
La nueva tecnolog¨ªa es fundamental para la navegaci¨®n espacial y permitir¨¢ el desarrollo de los actuales sistemas de posicionamiento
Entre la docena de sat¨¦lites militares, gubernamentales y de investigaci¨®n a bordo del SpaceX Falcon Heavy, lanzado desde Florida (a las 2.30 de este martes hora local, 8.30 en Espa?a tras un retraso de tres horas por las condiciones meteorol¨®gicas), hay un dispositivo singular, del tama?o de una caja de zapatos, que se convertir¨¢ en fundamental en la carrera espacial. Se trata del Deep Space Atomic Clock del Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA. Es un reloj at¨®mico de navegaci¨®n 50 veces m¨¢s preciso que los utilizados por los actuales sistemas de posicionamiento global (GPS) y que retrasa solo un segundo cada diez millones de a?os. Es de importancia primordial para la navegaci¨®n espacial y aut¨®noma de las naves.
El reloj at¨®mico est¨¢ instalado en el sat¨¦lite Orbital Test Bed y ha supuesto dos d¨¦cadas de desarrollo en los talleres del JPL. Su puesta en marcha es esencial para la NASA y para la carrera espacial, una apreciaci¨®n que comparte Jos¨¦ Mariano L¨®pez-Urdiales, ingeniero aeroespacial granadino fundador de Zero2infinity, una empresa que desarrolla globos para posicionar dispositivos a 36 kil¨®metros de la Tierra y, en un futuro pr¨®ximo, personas. ¡°Sistemas como el GLONASS ruso o el Galileo europeo utilizan tecnolog¨ªas maduras. Es l¨®gico por los elevados costes de cualquier innovaci¨®n y el riesgo que supone cualquier misi¨®n, pero este nuevo reloj es fundamental para ir m¨¢s all¨¢¡±, afirma.
La NASA explica que las naves actuales recurren a un sistema de retransmisi¨®n basado en la recepci¨®n de se?ales que previamente env¨ªan a los relojes at¨®micos de la Tierra. Esa informaci¨®n permite conocer d¨®nde est¨¢n y ad¨®nde van. Pero el tiempo de este camino de ida y vuelta para calcular ubicaci¨®n, trayectoria y velocidad puede tardar minutos o incluso horas, en funci¨®n de la distancia que separe a la nave de nuestro planeta.
Esta demora en la respuesta, que puede generar errores o retrasar decisiones, ha llevado a desarrollar el nuevo reloj y situarlo en el espacio. ¡°Necesitamos una tecnolog¨ªa que permita a los astronautas saber d¨®nde est¨¢n y cambiar de curso r¨¢pidamente si queremos ver m¨¢s del universo¡±, afirma la agencia espacial.
Este nuevo sistema es el Deep Space Atomic Clock, dise?ado para situarse a bordo de una nave espacial con el fin de calcular su ubicaci¨®n y ruta utilizando solo las se?ales que recibe sin necesidad de que reboten en la Tierra, una metodolog¨ªa que facilita las operaciones de las naves autotripuladas. Las aplicaciones son enormes. Adem¨¢s de facilitar la navegaci¨®n precisa, se podr¨ªa crear una red de dispositivos, similar a la del GPS, en Marte o la Luna e implementar esta tecnolog¨ªa en los actuales sistemas de posicionamiento para impulsar la automatizaci¨®n de todo tipo de veh¨ªculos.
El reloj permanecer¨¢ en el espacio durante un a?o para ayudar a la NASA a determinar si puede permanecer estable en ¨®rbita. Si todo va bien, podr¨ªa usarse para misiones en la d¨¦cada de 2030.
¡°Este tipo de herramientas son muy ¨²tiles para madurar una tecnolog¨ªa necesaria. Los actuales sistemas, cuando la distancia de la Tierra es corta, dan errores de cent¨ªmetros, pero en el espacio, fuera de la ¨®rbita del GPS, ya no son tan precisos. Pueden ser fundamentales para sistemas de navegaci¨®n y comunicaci¨®n que orbiten la Luna u otro cuerpo, por ejemplo, y permitir la transmisi¨®n de im¨¢genes y datos fundamentales en la investigaci¨®n. Permiten hacer ciencia que hasta ahora no se puede¡±, comenta L¨®pez-Urdiales.
Un componente se estrella en el mar
Los propulsores de dos lados del SpaceX Falcon Heavy regresaron a salvo a la Tierra y aterrizaron en las pistas? adyacentes de la Fuerza A¨¦rea en el centro Kenedy de Florida, pero el refuerzo del centro del cohete fall¨® en la toma final y se estrell¨® en el oc¨¦ano Atl¨¢ntico.
La recuperaci¨®n de las partes del cohete no eran la parte fundamental de la misi¨®n, una de las m¨¢s complejas de las efectuadas al incluir cuatro activaciones de motores en la etapa superior y tres ¨®rbitas separadas para desplegar sat¨¦lites. Sin embargo, el regreso a tierra de las partes de la nave es uno de los objetivos con el fin de abaratar futuros lanzamientos con la reutilizaci¨®n de los componentes de los cohetes.
Falcon Heavy tiene capacidad para poner en ¨®rbita casi 64 toneladas m¨¦tricas (141.000 libras), m¨¢s que un avi¨®n de pasajeros 737 cargado con pasajeros, tripulaci¨®n, equipaje y combustible.
S¨®lo el cohete lunar Saturn V, que se lanz¨® por ¨²ltima vez en 1973 desde la misma plataforma de lanzamiento, llev¨® m¨¢s carga ¨²til a la ¨®rbita
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