Jaque al rey
Rold¨¢n abre una implosi¨®n que amenaza el liderazgo de Albert Rivera
Albert Rivera era la virtud de Ciudadanos, pero est¨¢ convirti¨¦ndose en el problema. Una crisis de liderazgo a la que han puesto nombre la salida de Javier Nart -sigue en el partido, pero no la Ejecutiva- y?la inmolaci¨®n de Toni Rold¨¢n. No ya porque abandona la casa naranja como represalia al maridaje de Vox, sino porque ha demolido a Rivera atribuy¨¦ndole un ejercicio de transformismo que lo ha mimetizado con el PP. Rold¨¢n lo acusa de haber abjurado del liberalismo, de la tercera Espa?a. De haber eludido el compromiso de la regeneraci¨®n. De haber descuidado el constitucionalismo. Y de haber convertido la pol¨ªtica a un supermercado.
No es Rold¨¢n exactamente un primer espada de Ciudadanos, pero s¨ª tiene suficientes galones ¡ªdiputado nacional, delf¨ªn de Garicano, miembro de la Ejecutiva nacional¡ª como para definir la envergadura de la implosi¨®n. Las voces discrepantes no hab¨ªan trascendido en t¨¦rminos de semejante virulencia verbal. Rold¨¢n expone el desenga?o de la corriente cr¨ªtica, hasta ahora soterrada, y se?ala la jerarqu¨ªa del principal responsable: Albert Rivera. ?Por qu¨¦?
La primera raz¨®n es la ¡°traici¨®n¡± a la regeneraci¨®n. No tiene sentido reivindicarla como rasgo nuclear del Cs para luego ofrecerse como muleta del PP all¨ª donde los populares han consolidado sus grandes inercias de poder: 32 a?os en Castilla y Le¨®n, 24 a?os en Madrid. La pol¨ªtica de pactos de Ciudadanos ha reanimado a Casado como l¨ªder de los populares y ha sepultado la ambici¨®n del sorpasso. Lo dec¨ªa Rold¨¢n: Rivera se ha convertido en caballero azul.
El segundo motivo es la incongruencia del mensaje soberanista. Ha sido Cs la salvaguarda del constitucionalismo, el adalid de la unidad territorial, pero la predisposici¨®n de convertir a Ernest Maragall (ERC) como alcalde de Barcelona desconcert¨® a oficiales y peones de la causa naranja. Lo demuestra la abrupta ruptura con Manuel Valls. Y no solo porque el ex primer ministro franc¨¦s antepon¨ªa el mal menor (Ada Colau) al peligro de entregar el s¨ªmbolo de Barcelona al soberanismo, sino porque Valls alertaba del peligro que supon¨ªa enmarcar la foto de Col¨®n.
Y esa es la tercera raz¨®n ¡ªo la primera¡ª que ha provocado incertidumbre respecto a los principios fundacionales del partido. Ciudadanos ha pactado expl¨ªcitamente con la ultraderecha en unos escenarios e impl¨ªcitamente en otros. Un acuerdo diab¨®lico que contradice el europe¨ªsmo consustancial de Ciudadanos y su modelo de sociedad liberal y abierta. Tanto se acerca Cs a Vox, tanto crece la estupefacci¨®n de la familia liberal europea. El propio Macron tuvo que desmentir la leyenda urbana de haber arropado la alianza tripartita.
El cuarto motivo consiste en la resistencia a pactar con el PSOE. Rivera ha convertido el antisanchismo en una obsesi¨®n, m¨¢s que en un dogma. Se trata de los mismos partidos y l¨ªderes que aspiraron a gobernar juntos en 2016, pero los gui?os de S¨¢nchez al soberanismo ¡ªest¨¢ ocurriendo con Bildu en Navarra¡ª y la animadversi¨®n personal han malogrado un escenario de salida que tendr¨ªa como premio evitar un Gobierno que no dependiera del populismo ni del independentismo. ?No era eso lo que quer¨ªa Rivera?
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