Ensimismado
La obsesi¨®n de Rivera por el poder expone el pa¨ªs al oscurantismo de Vox
El giro estrat¨¦gico de Ciudadanos en busca del liderazgo de la derecha provoc¨® el lunes la primera contestaci¨®n interna de entidad al liderazgo de Albert Rivera. El portavoz econ¨®mico en el Congreso, Toni Rold¨¢n, y el eurodiputado Javier Nart presentaron su dimisi¨®n como miembros de la ejecutiva, despu¨¦s de forzar una votaci¨®n sobre la posici¨®n del partido ante la investidura del candidato socialista a la presidencia del Gobierno, Pedro S¨¢nchez. La tesis de Rivera, contrario a cualquier colaboraci¨®n con los socialistas, se impuso rotundamente a la de sus cr¨ªticos. Pero lejos de zanjar la crisis a la que se ha visto abocado Ciudadanos por la estrategia de incluir a la ultraderecha en los pactos municipales y auton¨®micos, esta victoria de Rivera y el inmediato abandono de los dirigentes derrotados pusieron de relieve que las discrepancias en el interior de la direcci¨®n son profundas e irreconciliables.
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Rivera reforz¨® su liderazgo en una reuni¨®n de la ejecutiva de la que, sin embargo, el partido sali¨® m¨¢s debilitado, tanto en la definici¨®n de su espacio pol¨ªtico como, sobre todo, en la imagen proyectada sobre los electores que le otorgaron su confianza. M¨¢s que aparecer simplemente como un partido dividido, Ciudadanos escenific¨® con inusitada crudeza su conversi¨®n en instrumento de un l¨ªder que antepone la ambici¨®n de poder a la fidelidad a los principios fundacionales de su formaci¨®n y a las prioridades del contexto pol¨ªtico espa?ol y europeo. En el plazo de pocas semanas, Rivera ha desencadenado una espiral destructiva que le ha llevado a romper con su propio candidato a la alcald¨ªa de Barcelona, Manuel Valls, as¨ª como a deteriorar gravemente la relaci¨®n privilegiada que manten¨ªa con el presidente de Francia. Decir que este lo felicit¨® por su pol¨ªtica de alianzas, cuando, en realidad, todos y cada uno de los mensajes del El¨ªseo fueron en sentido contrario, deja a Rivera en situaci¨®n m¨¢s que deshonrosa.
La causa profunda de la distancia de Rivera con Valls y Macron es la misma que ha provocado las dimisiones en su ejecutiva, y tiene que ver con el ardid de favorecer que suceda aquello que Ciudadanos luego se dispone a denunciar, sea entregando la alcald¨ªa de Barcelona a los independentistas, sea segando la hierba bajo los pies del candidato socialista a la presidencia del Gobierno para que se vea forzado a contar con ERC y EH Bildu. En Barcelona, Valls consigui¨® detener esta deriva, denunci¨¢ndola como sim¨¦trica de la de los independentistas que promueven el cuanto peor, mejor. Por su parte, los cr¨ªticos de Rivera en el interior de Ciudadanos fracasaron ayer en el intento de hacer otro tanto en el pr¨®ximo debate de investidura.
La tormentosa reuni¨®n de la ejecutiva de Ciudadanos coincidi¨® con el inicio de una campa?a contra los ¡°pactos de la infamia¡± de los socialistas en Ayuntamientos y autonom¨ªas. El ensimismamiento del que son v¨ªctimas Rivera y los dirigentes que lo apoyan les impidi¨® ver que, cuando menos, no era el momento. Durante el fin de semana, Vox se ha prodigado en groseras descalificaciones machistas a una ministra y en zafias consideraciones sobre la prostituci¨®n ante las que Rivera ha guardado silencio. El rumbo pol¨ªtico que adopte este partido es competencia suya y de sus dirigentes. Cabe preguntarse, no obstante, el porqu¨¦ de su empe?o en exponer todo un pa¨ªs al oscurantismo de sus innecesarios aliados.
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