La expulsi¨®n de los europeos

Europa contaba poco, pero ahora ya no cuenta para nada. Pocas circunstancias expresan tan bien la expulsi¨®n de los europeos de Oriente Pr¨®ximo como la extra?a conferencia de donantes econ¨®micos sobre Palestina, convocada por el yerno de Trump, Jared Kushner, en Bar¨¦in, y la preocupante y creciente tensi¨®n b¨¦lica entre Teher¨¢n y Washington a prop¨®sito del programa nuclear iran¨ª.

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Las instituciones europeas tuvieron un papel trascendental en el proceso de paz iniciado en la conferencia de Madrid en 1991 y luego en Oslo en 1993, y su diplomacia fue decisiva en la apertura de negociaciones con Ir¨¢n sobre el programa de enriquecimiento de uranio que condujo en 2015 al acuerdo multilateral que dejaba la obtenci¨®n de la bomba nuclear fuera del alcance del r¨¦gimen isl¨¢mico. El desperdicio de aquellos esfuerzos diplom¨¢ticos, durante 25 a?os en el caso de Palestina y diez al menos en el caso de Ir¨¢n, es ante todo una derrota para los valores y m¨¦todos multilaterales caracter¨ªsticos de las instituciones europeas.

En ambos casos, el trumpismo ha optado por el unilateralismo y la ruptura de los acuerdos internacionales y castigado en cambio a quienes cumplen con los pactos y se someten a las resoluciones de la ONU. La conferencia de Bar¨¦in, un intento de dorar la jaula en la que se hallan aprisionados los palestinos con una inversi¨®n de 50.000 millones de d¨®lares, culmina una cadena de vulneraciones de los acuerdos internacionales por parte de Donald Trump, con el reconocimiento de Jerusal¨¦n como capital de Israel, la legitimaci¨®n de la ocupaci¨®n del Gol¨¢n y de las colonias de Cisjordania y la suspensi¨®n de la ayuda financiera a los refugiados palestinos.

En cuanto a la ruptura con Ir¨¢n, el bloqueo econ¨®mico y el r¨¦gimen incrementado de sanciones perjudica a las empresas europeas, forzadas ahora a suspender sus contratos o sufrir tambi¨¦n el castigo econ¨®mico. No puede descartarse que la escalada de amenazas b¨¦licas en un vecindario europeo tan pr¨®ximo desencadene nuevos flujos de refugiados.

Europa no figura en el nuevo Oriente Pr¨®ximo multipolar que se est¨¢ configurando bajo la batuta de Trump. Rusia ya regres¨® gracias a la guerra de Siria. Arabia Saud¨ª, Emiratos ?rabes Unidos e Israel cuentan con la confianza presidencial y la obligaci¨®n de disputar la hegemon¨ªa a la Rep¨²blica Isl¨¢mica de Ir¨¢n. De Europa solo le gustan dos cosas a Trump: la desuni¨®n y la irrelevancia. De ah¨ª sus aplausos al Brexit, a los partidos populistas e incluso al irredentismo ruso, y de ah¨ª tambi¨¦n su empe?o en expulsar a los europeos de Oriente Pr¨®ximo.

No todo es culpa de Trump. Los europeos solemos tirar la toalla incluso antes de que nos empujen. Ahora, este fin de semana, todav¨ªa estamos a tiempo para que la UE intente recuperar alg¨²n protagonismo con el nombramiento de un alto representante para la Pol¨ªtica Exterior que est¨¦ de nuevo a la altura de las ambiciones de anta?o, especialmente en Oriente Pr¨®ximo.