B¨¦bete un caf¨¦ y ll¨¦vate al gato
Los 'pet-bars' permiten tomar una bebida en compa?¨ªa de animales para promocionar su adopci¨®n
La semana pasada descubr¨ª un nuevo programa de la cadena de televisi¨®n francesa M6. Nouvelle vie (Nueva vida, en franc¨¦s) explica la historia de personas que deciden dar un golpe de tim¨®n a su carrera profesional para poner nuevo y a veces ex¨®tico rumbo a sus vidas. Entre los aventureros, una joven pareja de Marsella. Ambos han decidido dimitir de sus respectivos puestos de funcionarios bien asentados para mudarse a unos centenares de kil¨®metros hacia el interior y en una peque?a ciudad de provincias probar fortuna con un bar de gatos.
El cat caf¨¦ (caf¨¦ de gatos, en ingl¨¦s) no es un lugar para que los felinos se hidraten, como podr¨ªa parecer de buenas a primeras por su nombre, sino que es un espacio habilitado para que cualquier persona se tome un refresco en compa?¨ªa de los mininos que pululan libremente por el lugar. Se les puede acariciar, se puede jugar con ellos pero no se les puede importunar a la hora de la siesta. Y si, adem¨¢s, el visitante ocasional se decide a adoptar a alguno, pues mejor que mejor, puesto que la mayor¨ªa de locales tienen acuerdos con centros de acogida de animales y uno de sus objetivos es encontrar familias de adopci¨®n para los gatitos.
En Tokio han aparecido m¨¢s tipos de bares de mascotas: caf¨¦s de conejos, de p¨¢jaros, de animales en general
Los caf¨¦s felinos son un invento procedente de Asia y bien establecido desde hace a?os en ciudades como Tokio, Singapur y Se¨²l. Los neko caf¨¦s aparecieron en Jap¨®n ya en el 2004. Neko significa gato en japon¨¦s. En Francia el primer bar de gatos abri¨® las puertas en Par¨ªs en el 2013. Desde entonces est¨¢n proliferando por toda la geograf¨ªa y hoy en d¨ªa toda gran ciudad del hex¨¢gono cuenta con su cat caf¨¦.
En Espa?a tambi¨¦n se puede degustar un caf¨¦ mientras alguien ronronea en el asiento de al lado como en La Gatoteca y Polineko en Madrid; Espai de Gats en Barcelona; Cat Relax, en Alicante y el Passatge dels Gats en Valencia.
De hecho, si uno est¨¢ dispuesto a almorzar con felinos, ?por qu¨¦ no aplicar el mismo cuento a otros animales? En Lille, en el norte de Francia, existe por ejemplo un caf¨¦ de perros, el Waf. Y leo que en Tokio, superada la moda de los gatos, han aparecido m¨¢s tipos de pet-bar (bar de mascotas, en ingl¨¦s): caf¨¦s de conejos, de p¨¢jaros y caf¨¦s de animales, as¨ª en gen¨¦rico.
Alguien ha bautizado estos establecimientos como caf¨¦s-zoo pero yo prefiero llamarlos caf¨¦s-refugio. Y prefiero este segundo neologismo, que me acabo de sacar de la manga, porque me parece una buena idea liberar los animales de sus tradicionales jaulas f¨ªsicas en el zoo y liberarlos por igual de su encorsetado rol: otro tipo de jaula, en este caso virtual. Rol encorsetado porque los reduce a objeto para observaci¨®n y disfrute de los humanos. Me parece m¨¢s que bien dejarlos libres para que vivan a su aire en un espacio controlado, promover la relaci¨®n con las personas en ese mismo espacio y dar un paso m¨¢s: promover el compromiso de convivir juntos, el compromiso de, por as¨ª decirlo, compartir casa. ?No es as¨ª como deber¨ªa haber sido desde el principio nuestra relaci¨®n con los animales dom¨¦sticos?
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