Acoso escolar: el precio de ser diferente
Los ni?os que son vejados en el colegio tienen m¨¢s posibilidades de volver a serlo en el trabajo. El problema se asocia con mayor riesgo de trastorno mental, incluido el suicidio
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Juan tiene una vida marcada por el acoso. El primer recuerdo asociado al mismo lo ubica a los cuatro a?os en una mesa de pl¨¢stica: ¡°Alfredo, el t¨ªpico ni?o bueno de la clase, se dedicaba a romper las pinturas de cera y luego levantaba la mano para decirle a la profesora que hab¨ªa sido yo. Cuando reclamaba mi inocencia, todos apoyaban a Alfredo, el l¨ªder¡±. La an¨¦cdota inocente se fue tornando cruel y en Primaria la situaci¨®n se complic¨®: ¡°Al ser distinto me insultaban, yo no les contestaba porque muchas veces no me daba ni cuenta. Tengo s¨ªndrome de Asperger y entiendo solo lo literal, no distingo la iron¨ªa ni el sarcasmo¡±. Comportarse de un modo diferente es el principal factor de riesgo para ser acosado, seg¨²n se refleja en el I Informe Regional sobre acoso escolar llevado a cabo por la Comunidad de Madrid.
Pero, ?qu¨¦ es comportarse diferente? ¡°Estar fuera del est¨¢ndar: tener problemas de relaciones sociales y aislarse, no ser capaz de seguir las normas no escritas del recreo, no entender las bromas, no tener empat¨ªa ni comprender qu¨¦ reacciones van a causar sus comportamientos en los dem¨¢s, el ser hiperactivo y confundirse con frecuencia... Muchos de estos ni?os, aunque no sean autistas, tienen rasgos de autismo. Es lo que los ni?os llaman ser friki o rarito¡±, detalla el doctor Celso Arango, director del Instituto de Psiquiatr¨ªa y Salud Mental del Hospital general universitario Gregorio Mara?¨®n, en Madrid.
Ni?os m¨¢s vulnerables
Juan re¨²ne un abanico de caracter¨ªsticas que lo convierten en v¨ªctima. Padece s¨ªndrome de Asperger, un trastorno del desarrollo que se incluye dentro del espectro autista y que afecta a la interacci¨®n social rec¨ªproca. Seg¨²n la Confederaci¨®n Aspergen Espa?a, dentro de este s¨ªndrome existen grados, de manera que el ni?o muy levemente afectado resulta a menudo no diagnosticado y puede parecer simplemente raro o exc¨¦ntrico. Generalmente, son buenos en las habilidades de memoria (hechos, figuras, fechas, ¨¦pocas) y muchos sobresalen en matem¨¢ticas y ciencia. Sin embargo, ¡°los ni?os con trastorno del espectro autista (TEA) son m¨¢s proclives a tener problemas o a crearlos¡±, apunta Leticia Boada Mu?oz, psic¨®loga del Programa AMI-TEA (Atenci¨®n M¨¦dica Integral a los Trastornos del Espectro del Autismo) del Instituto de Psiquiatr¨ªa del Hospital Gregorio Mara?¨®n. Su comportamiento les lleva a ser blanco de la mofa y el acoso. Esta experta en autismo cita algunas caracter¨ªsticas que condicionan sus relaciones sociales: ¡°La dificultad de entender tanto las intenciones del otro (si una frase es una broma o si se ha dicho muy en serio), como las reacciones a sus conductas (si algo ha molestado y hay que parar); y la dificultad para regular sus propias emociones: pueden mostrar respuestas desproporcionadas, por ejemplo al ser tocados o al ver que otros ni?os no cumplen las normas, o exhibir una ausencia total de respuestas por su falta de comprensi¨®n (no ven la maldad o la broma del otro)¡±.
¡°Puedo aguantar mucho el dolor¡±
Juan tiene el umbral del dolor muy alto, una caracter¨ªstica muy com¨²n en los ni?os con TEA que fue la causa de muchas de las agresiones f¨ªsicas que sufri¨®. ¡°A los 10 a?os comenzaron a darme collejas y tirones en los brazos para producirme calambres. Otras veces me llevaban a un lugar apartado durante el recreo y, entre cuatro ni?os m¨¢s mayores, me cog¨ªan por las cuatro extremidades y golpeaban mis genitales contra un ¨¢rbol. Le llamaban ¡®hacer el yuyu¡¯. Me amenazaban para que no gritara y, como tengo mucha tolerancia al dolor f¨ªsico, iban subiendo de intensidad¡±, cuenta. Para Juan era muy dif¨ªcil identificar a los agresores porque tambi¨¦n tiene dificultades para reconocer a las personas a trav¨¦s de las caras. ¡°Padezco prosopagnosia y me cuesta mucho identificarlas, sobre todo en el recreo donde hay tantos ni?os¡±. De los 8 a los 13 a?os cambi¨® cuatro veces de colegio, pero la historia se repet¨ªa. Lo m¨¢s grave lleg¨® en el instituto, con 14 a?os: ¡°No quer¨ªa ir a clase, me insultaban, escup¨ªan en mi bocadillo, escond¨ªan mis cosas, por eso intentaba llegar lo m¨¢s tarde posible a clase para no encontrarme con estas personas, para que estuvieran ya sentadas en su pupitre y con el profesor delante. Me escond¨ªa en el ba?o o la biblioteca para no verles¡±, recuerda.
Todo este sufrimiento, lejos de ser un hecho aislado en el tiempo, deja huellas en la salud. Seg¨²n datos de la Fundaci¨®n ANAR , en 2017, un 94% de las v¨ªctimas de acoso escolar presentaba alg¨²n problema psicol¨®gico, siendo los s¨ªntomas depresivos (68,8%) y la ansiedad (67,2%) los principales. ¡°El acoso escolar se asocia con aumento del riesgo de trastorno mental, incluido el suicidio. Tambi¨¦n tienen problemas de salud f¨ªsica, como diabetes y obesidad¡±, se?ala Arango. El psiquiatra a?ade adem¨¢s que aumenta el riesgo de fracaso escolar y de fracaso laboral, ¡°se ha visto que los ni?os que han sido acosados en el colegio, a lo largo de la vida tienen menos estudios y menos ingresos econ¨®micos¡±.
V¨ªnculo entre acoso escolar y laboral
El trabajo Bullied at school, bullied at work: a prospective study (2015), en el que participaron 2.181 individuos, refleja la existencia de un v¨ªnculo entre el acoso escolar y el laboral: ¡°Casi el 45% de los que sufrieron acoso escolar en la escuela entre los 14 y los 15 a?os tambi¨¦n experimentaron acoso en el trabajo 3 a?os despu¨¦s¡±. Un estudio m¨¢s reciente, que incluy¨® a 251 participantes (61% mujeres) seguidos desde los 12 hasta los 22 a?os, observa un efecto directo del acoso escolar entre compa?eros a los 13¨C17 a?os y el acoso en el lugar de trabajo a los 22. El doctor Arango confirma est¨¢ relaci¨®n: ¡°Los adultos que han sido acosados en el colegio tienen el doble de posibilidades de ser acosados en el trabajo¡±. El psiquiatra ahonda a¨²n m¨¢s en este v¨ªnculo y sit¨²a a los que han sido acosados y acosadores al mismo tiempo en el mayor nivel de riesgo. ¡°Hay un 20% de los ni?os acosados que se convierten en acosadores y son precisamente los que est¨¢n en una situaci¨®n de mayor riesgo de acoso laboral¡±, apunta. ?La raz¨®n? Seg¨²n Arango, existen factores de riesgo dentro del acoso escolar, como son los relacionados con el aspecto f¨ªsico (llevar gafas o aparato de dientes), que no influyen en el acoso laboral; sin embargo, el ser distinto en el comportamiento es un factor de riesgo que s¨ª se mantiene en el entorno laboral.
Juan, que actualmente tiene 43 a?os, tambi¨¦n ha sufrido acoso en el trabajo: ¡°Hicieron un montaje con mi foto y se lo enviaron por correo electr¨®nico entre los compa?eros. Pon¨ªa: ¡®Silencio es cuando los jefes te acosan y te maltratan y nadie hace ni dice nada¡¯. Era un eslogan de una campa?a contra el acoso escolar, ellos quitaron la foto de la ni?a y pusieron la m¨ªa. Creo que el acoso escolar hizo que normalizara muchas situaciones de agresi¨®n hacia m¨ª que no son normales, como por ejemplo aguantar gritos, insultos y amenazas o permitir que pongan en duda mi trabajo cuando es correcto¡±. El precio que ha pagado Juan es alto, la depresi¨®n anid¨® en su vida y le ha obligado a permanecer de baja durante todo un a?o. Hoy se encuentra bien, pero sigue detectando hostilidad en el entorno laboral.
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