Par¨ªs apuesta por redise?ar la alta costura del siglo XXI
Chanel deslumbra en su primer gran desfile tras la muerte de Karl Lagerfeld
Monumentales vestidos de princesa pre?ados de incrustaciones y bordados. Elaborados por encargo, a medida y a mano por stravinskis del dedal y la aguja. Prendas ¨²nicas que encierran m¨¢s horas de trabajo que una novela de J. R. R. Tolkien y que cuestan lo mismo que un coche utilitario. Ampulosos dise?os que dificultan a quien los luce satisfacer cualquier pulsi¨®n fisiol¨®gica: ya sea alimenticia o sexual (desmontar esas estructuras requiere tanta destreza como paciencia). As¨ª se ha entendido hasta ahora la alta costura, la expresi¨®n m¨¢s lujosa y creativa de la moda. Pero desde hace un par de a?os, varias marcas ¡ªcon Valentino y Dior a la cabeza¡ª han empezado a cuestionarse qu¨¦ sentido tienen estas piezas m¨¢s all¨¢ de las alfombras rojas, la oligarqu¨ªa rusa y los petroemiratos. ?C¨®mo debe ser la alta costura en el siglo XXI? Para un sector decimon¨®nico en busca de un futuro viable esa es la pregunta del mill¨®n de d¨®lares. Y Virginie Viard le ha dado respuesta de forma esperanzadora y contundente este martes a trav¨¦s de su colecci¨®n de haute couture para Chanel, la primera que no lleva la firma del desaparecido Karl Lagerfeld, que falleci¨® en febrero a los 85 a?os.
El desfile ha comenzado con una declaraci¨®n de intenciones en forma de abrigos de corte recto seguidos de trajes de pantal¨®n y chaqueta inspirados en los austeros patrones originales de Gabrielle Chanel, combinados para la ocasi¨®n con mocasines bajos. Viard continua as¨ª el trabajo que comenz¨® en abril durante su precolecci¨®n de debut y que no es otro que aligerar la estructura que Lagerfeld ide¨® para la firma, simplificando la silueta, reduciendo la longitud de las faldas y empleando tejidos m¨¢s fluidos. El resultado es una propuesta chic que apela a la mujer que no est¨¢ dispuesta a perder movilidad para ganar belleza. Compuesta por chaquetas de hombreras redondeadas, vestidos de punto y maravillosas piezas de terciopelo, su apetecible paleta de color en tonos invernales inclu¨ªa pinceladas en coral fl¨²or y burdeos.
El trabajo del atelier de costura se exhibe en los detalles: hombreras de tul microplisado que coronan americanas y exquisitas cuentas met¨¢licas bordadas sobre tweed. Esta es la delgada l¨ªnea que parece separar hoy la alta costura del pr¨ºt-¨¤-porter (fabricado en serie y distribuido en las tiendas); dos ¨¢reas de negocio que ¡ªno solo ahora en Chanel, sino tambi¨¦n en otras marcas¡ª han ido acerc¨¢ndose est¨¦ticamente, ya que, mientras la costura se simplificaba, el ready to wear iba volvi¨¦ndose m¨¢s rico.
Es lo que ha sucedido tambi¨¦n en Dior que, seg¨²n dijo el lunes su directora creativa Maria Grazia Chiuri, quiso ensayar sobre la pasarela ¡°una nueva visi¨®n conceptual de la alta costura¡±. Su propuesta inclu¨ªa de nuevo una reinterpretaci¨®n de la m¨ªtica chaqueta Bar dise?ada por Christian Dior combinada, otra vez, con vestidos de noche en los que las capas de encaje se superpon¨ªan a bodies de rejilla, corpi?os de tul y cancanes con flecos de cuero. Con este juego constructivo, la dise?adora italiana ¡ªque este martes ha recibido la Legi¨®n de Honor francesa¡ª quiso transformar ¡°la alta costura en un laboratorio para pensar de una forma diferente sobre la ropa y su relaci¨®n con el tiempo y el espacio [¡] y confrontarla con el estilo de vida actual ¡±.
El desfile, te?ido en su mayor parte de negro, tomaba como referente las reflexiones sobre la forma y la funci¨®n de la ropa del arquitecto Bernard Rudofsky y conclu¨ªa con una modelo ataviada con una reproducci¨®n dorada de la sede hist¨®rica de Dior, en Avenue Montagne, donde tuvo lugar el show y que ser¨¢ cerrada y sometida a una profunda reforma.
En Armani Priv¨¦, las llamadas propuesta de d¨ªa ¡ªtrajes de chaqueta y pantalones en colores pastel combinados tambi¨¦n con zapatos bajos¡ª representaban ya la mitad de la colecci¨®n y compart¨ªan protagonismo con los tradicionales vestidos de noche, que, solo hace un par de a?os, compon¨ªan el 90% de la propuesta. En un gui?o que podr¨ªa considerarse efectista ¡ªseg¨²n los est¨¢ndares de Giorgio Armani¡ª y austero a niveles calvinistas ¡ªseg¨²n los de Gucci¡ª, el dise?ador italiano present¨® una falda de volantes en tres sedas cubierta por una red con incrustaciones luminiscentes.
La experimentaci¨®n en su sentido m¨¢s estricto es la raz¨®n de ser de Iris Van Herpen, pero la presencia de la cantante C¨¦line Dion vestida con una pieza acorde¨®n de la holandesa demuestra que a¨²n existe mercado para la alta costura m¨¢s m¨¢gica, m¨¢s imposible. En su colecci¨®n conviven faldas de organza plisada a mano y prendas impresas en 3D que han requerido m¨¢s de cuatro meses de trabajo, como el vestido Infinity rematado por una escultura cin¨¦tica del artista Anthony Howe, que cobraba vida girando hipn¨®ticamente como movida por el viento.
Esta temporada, Gimbattista Valli decidi¨® presentar sus creaciones a trav¨¦s de una exposici¨®n, lo que permit¨ªa contemplar en primer plano y al detalle el meticuloso trabajo de plisados y vol¨²menes de sus prendas e, incluso, experimentar las ricas texturas de sus tejidos. Pero esta f¨®rmula resta magia a las ampulosas estructuras de tul que han hecho famoso al italiano y que en movimiento se mecen acompasadamente como una respiraci¨®n.
Pasarela verit¨¦
Daniel Roseberry debut¨® el lunes como director creativo de la m¨ªtica casa de costura Schiaparelli, propiedad del grupo Tod's desde 2013. El dise?ador estadounidense de 33 a?os, formado en el equipo de Thom Browne y desconocido para el gran p¨²blico, decidi¨® presentarse de una forma tan teatral como los desfiles de su anterior jefe. Sentado en una mesa en el centro de la pasarela, Rosperry dibujaba fren¨¦ticamente mientras las modelos desfilaban a su alrededor luciendo las creaciones salidas de su l¨¢piz: piezas en las que hac¨ªa alarde de sus dotes para la sastrer¨ªa, entrenadas durante a?os a las ¨®rdenes de Browne, sin olvidar el legado surrealista de su nueva ense?a, plasmado en bordados que se pegaban y despegaban gracias a un velcro sobre vestidos palabra de honor o tops decorados con mariquitas cuyo caparaz¨®n rojo estaba construido en realidad por u?as acr¨ªlicas. De fondo, sonaba el ruido de un tren, como el que, seg¨²n el dise?ador, agitaba su "min¨²sculo piso" neoyorquino cuando dise?aba esta colecci¨®n enfundado en un gorro de lana "porque la calefacci¨®n no funcionaba".
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