Lecci¨®n de Maia a un tipo duro
La hero¨ªna nacional georgiana conduce un ataque ejemplar, con dos sacrificios y un bello remate
Las once primeras participaciones de la Uni¨®n Sovi¨¦tica (URSS) en Olimpiadas de Ajedrez femeninas se tradujeron en once medallas de oro (la URSS no jug¨® en Haifa 1976, por motivos pol¨ªticos), casi siempre con grandes diferencias sobre los dem¨¢s equipos. Esa hegemon¨ªa absoluta se debi¨® en gran parte a cuatro jugadoras georgianas: Nona Gaprindashvili, Maia Chiburdanidze, Nana Alexandria y Nana Ioseliani; a ellas se unieron otras dos, Ketevan Arajamia y Nino Gurieli, para ganar el oro en las tres primeras Olimpiadas (1992, 1994 y 1996) con el nombre de Georgia, desintegrada la URSS. La gran matriarca es Gaprindashvili, ya glosada aqu¨ª en el v¨ªdeo 214 (este es el 218), pero el palmar¨¦s de Chiburdanidze tambi¨¦n es muy brillante; tanto, que sus grandes ¨¦xitos (pentacampeona del mundo durante trece a?os, nueve medallas de oro con Georgia) se tradujeron incluso en una participaci¨®n (1988) en el torneo de Linares, el Wimbledon del ajedrez. Muy influida por el m¨ªtico entrenador Eduard G¨²feld (1936-2002), cuya Gioconda tambi¨¦n fue incluida en esta colecci¨®n de El Rinc¨®n de los Inmortales, Chiburdanidze brill¨® durante toda su carrera (hoy est¨¢ retirada de la competici¨®n y se dedica a actividades religiosas y sociales) por el estilo incisivo y directo que se aprecia en la partida de este v¨ªdeo, frente a Malaniuk, en el torneo de Odesa de 1982. La claridad de ideas que exhibe son un curso acelerado de t¨¢ctica superior.
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