¡°Los referentes femeninos han estado siempre muy maltratados; y las madres, m¨¢s¡±
Nuria Labari es consciente de que la tragedia es la ¨²nica forma de que un tema como la maternidad adquiera un car¨¢cter universal
¡°Para escribir sobre maternidad parece imprescindible traicionarse a una misma o al hijo, puede que a los dos como es mi caso¡±, afirma la mujer protagonista de La mejor madre del mundo (Literatura Random House). El personaje creado por la escritora Nuria Labari es consciente de que la tragedia es la ¨²nica forma de que un tema como la maternidad adquiera un car¨¢cter universal. O puede que fuese la ¨²nica forma. Ya no. La prueba es que no hay tragedia en las p¨¢ginas de La mejor madre del mundo y, sin embargo, s¨ª que hay literatura de muchos quilates. Y un personaje femenino universal cuya historia se despliega ante los ojos del lector a partir de la experiencia (tambi¨¦n universal) de la maternidad. A¨²n as¨ª Labari lamenta que le haya pasado lo que nunca le hab¨ªa sucedido antes: que un hombre le preguntara si a ¨¦l, como hombre, podr¨ªa interesarle el libro. Y es que, como afirma la escritora santanderina afincada en Madrid, todav¨ªa hoy, lamentablemente, ¡°cuando una mujer elige como sujeto literario protagonista a otra mujer, se entiende que estamos ante una historia de mujeres¡±, mientras que si lo hace un hombre, ¡°estamos ante una historia universal¡±.
PREGUNTA. Citas en un fragmento de La mejor madre del mundo la novela El a?o del pensamiento m¨¢gico, de Joan Didion, y afirmas que ¡°puede que la tragedia sea la ¨²nica manera de convertir la maternidad en tema universal¡±. ?Por qu¨¦ ha sido tradicionalmente relegada a un tercer, cuando no cuarto, escal¨®n la literatura de maternidad?
RESPUESTA. Me temo que una raz¨®n principal es que las mujeres hemos publicado menos que los hombres. La tem¨¢tica de la literatura que se publica la han marcado y la siguen marcando los hombres. A¨²n en 2018 se publicaron en Espa?a el doble de libros escritos por hombres que por mujeres. Esto no afecta a la calidad literaria de las obras de unos y otras, pero s¨ª a que ciertos temas imperen sobre otros. Es normal que la menstruaci¨®n, por ejemplo, ocupe pocos cap¨ªtulos de la literatura universal. Y creo que es normal porque hemos entendido durante mucho tiempo que universal era sin¨®nimo de masculino.
P. ¡°Las madres no escriben, est¨¢n escritas¡±, dec¨ªa Helend Deutsch. Eso, por suerte, aunque sea poco a poco, est¨¢ cambiando. Ahora estamos viviendo un peque?o boom literario de la maternidad. Se est¨¢n recuperando libros imprescindibles como El nudo materno o Nacemos de mujer y se est¨¢n publicando algunos t¨ªtulos nuevos, como el tuyo sin ir m¨¢s lejos. ?Se ha conseguido poner la maternidad en el centro de la creaci¨®n literaria y art¨ªstica, sacarla del arquetipo del ¡°cosas de mujeres¡±?
R. De momento no. A m¨ª no me hab¨ªa pasado con ning¨²n libro anterior que un hombre me preguntara si podr¨ªa interesarle o si tendr¨ªa sentido para ¨¦l su lectura. Con La mejor madre del mundo me sucede a menudo. Y eso no le sucedi¨® a Richard Ford cuando public¨® Una madre. El problema es que cuando una mujer elige como sujeto literario protagonista a otra mujer, se entiende que estamos ante una historia de mujeres. Si lo hace un hombre estamos ante una historia universal.
P. Pese a ello es innegable el crecimiento de este nicho de mercado literario. ?No te da miedo que esta moda y este boom, el fil¨®n que han encontrado las editoriales, acabe lastrando un poco la calidad de lo que se publica?
R. El mercado es muy capaz de convertir la novedad en moda y construir a partir de una tendencia, una churrer¨ªa. Es decir, se terminan publicando libros iguales a otros solo porque son tendencia y cada vez m¨¢s iguales e irrelevantes. En el caso de los libros es un hecho que la calidad literaria no es el ¨²nico factor que se tiene en cuenta a la hora de publicar. Pero esto afecta a todos los libros, a todas las escritoras y a todos los escritores. Con todo, si por alguna moda se estuvieran publicando m¨¢s mujeres o m¨¢s historias de mujeres, me parecer¨ªa una gran noticia. Ser¨ªa una de las muy pocas veces que el mercado nos tiene en cuenta.
P. Tu libro es una mezcla de autobiograf¨ªa y ficci¨®n. T¨² misma dices que ni sabes qu¨¦ es qu¨¦, que todo est¨¢ mezclado, pero intuyo que cuando una escribe sobre una experiencia como la maternidad, es dif¨ªcil desligarse por completo de su yo materno, ?no?
R. Pues lo cierto es que eso es justo lo que pas¨®. Sucedi¨® que mi protagonista me excedi¨® por todas partes, me rebos¨®, cobr¨® vida propia y empez¨® a pensar y a actuar por su cuenta. Muchos de mis amigos est¨¢n disgustados porque la protagonista les decepciona¡ ?No soy yo! Otra cosa est¨¢ en cuanta experiencia hay de m¨ª en este libro, que es mucha. Pero tambi¨¦n recae sobre el personaje de MiMadre o sobre el de Hombre o toma la voz de algunas amigas. En realidad el yo materno me ata a la tierra cada d¨ªa. Aqu¨ª pude volar.
P. Tengo que reconocer que se me escap¨® una gran sonrisa cuando la protagonista de tu novela dice que lo primero que se dijo, mucho antes de parir, es que ella no ser¨ªa como su madre, que iba a ser una madre diferente. Al final llega a una conclusi¨®n demoledora: Ser madre es imitar a otra mujer.
R. Es que siempre lo es. Pero es curioso que muchas mujeres sabemos m¨¢s de lo que no queremos hacer o parecer como madres que de lo que s¨ª nos gustar¨ªa heredar de las que fueron antes. Esto es porque los referentes femeninos han estado siempre muy maltratados. Y las madres m¨¢s. La idea de madre no se asocia a la de mujer exitosa, libre, independiente y creativa. M¨¢s bien las madres nos inspiran sacrificio y abnegaci¨®n.
P. Sin embargo, en ese mismo fragmento se?alas con acierto un drama actual. Las madres os est¨¢is quedando sin referentes, sin mujeres a las que imitar. ?Qu¨¦ consecuencias tiene esto?
R. Consecuencias nefastas. Porque a falta de ideas y referentes reales, de carne y hueso, la idea de madre se rellena con clich¨¦s y con un ¡°deber ser¡± de ¡°buena madre ideal¡± que no tiene nada que ver con la realidad y que amarga la vida de muchas mujeres. El hecho de no estar a la altura de la idea de madre (abnegada, sacrificada, perfecta, siempre entregada, descansada y hermosa y comprensiva y de mentira, por resumir) es algo que puede llegar a causar mucha frustraci¨®n y grandes desencuentros con la pareja y con los propios hijos.
P. Esa falta de referentes se explica en parte por las tasas cada vez m¨¢s bajas de natalidad, al retraso sine die de ¨¦sta. La protagonista de tu novela es madre por reproducci¨®n asistida. Eso te da para hablar largo y tendido sobre la mercantilizaci¨®n de la maternidad. Es el mercado, amigos.
R. Da para largo y deber¨ªa hablarse largu¨ªsimo. El mercado ha penetrado en el cuerpo de las mujeres y en su capacidad de engendrar sin ning¨²n rigor y sin ninguna humanidad. La fecundaci¨®n in vitro es la punta de un iceberg que ya va por la gestaci¨®n subrogada. Todo lo que se puede hacer, se podr¨¢ comprar. Y si se puede comprar es bueno.
P. Puede que el apogeo de esa mercantilizaci¨®n sea, como dices, la gestaci¨®n subrogada. ?Es nuestro particular Gilead?
R. Vivimos en Gilead. Existen granjas de mujeres. Lo que pasa es que t¨² y yo estamos viviendo en Canad¨¢. O peor. Nosotros vivimos en un lugar donde los dramas humanos s¨®lo nos impactan sin est¨¢n una pantalla. Es como si la gente de verdad fueran tambi¨¦n actores de esa otra parte del mundo, como si no fuera en serio.
P: Hablando de mercantilizaciones es imposible no dar el salto a los cuidados. ¡°Cada vez que se consolida una directiva en Espa?a se rompe un techo de cristal. Y, al mismo tiempo, se da de alta en la Seguridad Social a otra mujer (reci¨¦n llegada de un pa¨ªs o de una barrio m¨¢s pobre) para realizar las tareas dom¨¦sticas de las que la profesional se habr¨¢ librado para siempre, como yo¡±, reflexiona la protagonista de tu novela. Eso no pasa con los hombres, a?ade. Cuando un hombre ¡°trabaja fuera de casa nunca hace falta sumar a otro macho para que complete las labores familiares del padre trabajador¡±. ?Estamos a¨²n muy lejos de la igualdad en los cuidados?
R. Lejos, lej¨ªsimos. Y lo que es peor, los cuidados se han denostado. Se ha decidido que no valen nada, que los ni?os y los viejos se aparcar¨¢n donde se pueda y con quien sea preciso. Por eso hombres y mujeres debemos reivindicar espacios para cuidar a nuestros ni?os y a nuestros mayores. Nos merecemos amar y nos merecemos cuidar. Y adem¨¢s es lo m¨¢s eficaz. La vida ser¨¢ mejor para todos si no existe un abismo entre el m¨¢s r¨¢pido de la carrera y el ¨²ltimo del pelot¨®n.
P. Dedicas el libro ¡°al coraz¨®n femenino de todos los hombres¡±. Supongo que es una llamada de atenci¨®n, hacia nosotros, para recordarnos la importancia de esa igualdad¡
R. S¨ª. Es una llamada y una s¨²plica. Os ir¨ªa pidiendo a uno a uno que leyerais libros escritos por mujeres sintiendo que os incumben personalmente igual que nosotras hemos le¨ªdo tant¨ªsimos libros escritos por hombres que nos han atravesado. Ya s¨¦ que aqu¨ª todo el mundo ha le¨ªdo a las Bronte y a Virgina Woolf. Pero ahora en serio, la igualdad va a llegar, pero la velocidad del proceso depender¨¢ en gran medida de la actitud de los privilegiados. Y en esta historia, vosotros sois los hombres blancos.
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