?Qui¨¦n va ganando en Venezuela?
El r¨¦gimen venezolano est¨¢ herido de muerte en un contexto de decadencia global de la extrema izquierda
El chavismo siempre fue un proyecto dictatorial, tal como lo predijo Carlos Andr¨¦s P¨¦rez en 1997 antes de que Hugo Ch¨¢vez fuera presidente. Sin embargo, esto no implicaba que para enfrentarlo hab¨ªa que partir de esa predicci¨®n. No se deb¨ªa confrontar radicalmente a Ch¨¢vez en su momento de mayor popularidad ni denunciar fraudes cuando ganaba elecciones, tampoco imaginarlo d¨¦bil con el petr¨®leo a $100 d¨®lares por barril o pretender que la comunidad internacional lo aislara cuando hab¨ªa sido legalmente electo y casi todo el continente era gobernado por sus aliados. No bastaba tener raz¨®n, era necesario tener paciencia, acumular fuerzas, unir a la oposici¨®n y preservar los espacios de poder. El fracaso del llamado ¡°socialismo del siglo XXI¡± era previsible y esto ocurri¨® a partir del a?o 2015.
La trampa del tiempo es un error muy com¨²n en estrategia; la experiencia ense?a que para obtener resultados a corto plazo se necesita un plan de largo plazo. El golpe del 2002, la huelga de PDVSA en ese mismo a?o y el retiro de las elecciones en el 2005 fueron errores de la oposici¨®n que le facilitaron a los cubanos controlar el pa¨ªs y al chavismo afianzar el poder militar, el petr¨®leo, la justicia, el sistema electoral y todas las instituciones. As¨ª creci¨® el fen¨®meno populista m¨¢s poderoso que haya existido en Latinoam¨¦rica. Para enfrentar una dictadura la regla general es que se debe romper la cohesi¨®n del adversario, mientras se asegura la unidad en las filas propias, lo primero requiere pragmatismo y lo segundo madurez.
Finalmente, la situaci¨®n se modific¨® a favor de la oposici¨®n con la victoria electoral de diciembre de 2015. A partir del 2016 comenz¨® la decadencia pol¨ªtica del chavismo, el destape pleno de su car¨¢cter dictatorial, la implosi¨®n de su modelo econ¨®mico, la p¨¦rdida irreversible de su hegemon¨ªa social y el aislamiento internacional de su gobierno. Es hasta entonces que la oposici¨®n tom¨® ventaja estrat¨¦gica. Es decir que son apenas 43 meses de lucha con ventaja y eso es poco tiempo para hablar de final. En el an¨¢lisis estrat¨¦gico es un error juzgar eventos y perder de vista el proceso. Los eventos no se deben juzgar por lo que ocurri¨® en un d¨ªa, sino por el rumbo que estos marcan. Una victoria puede resultar de una sucesi¨®n de intentos supuestamente ¡°fallidos¡± que van debilitando al adversario.
La oposici¨®n est¨¢ ahora unida, tiene liderazgo, es mayor¨ªa en las calles y ha construido una dualidad de poderes sin precedentes en la historia de la lucha contra las dictaduras en el continente. Maduro viene retrocediendo en todos los terrenos, la corrupci¨®n ha creado una tragedia humanitaria, sufre rupturas internas constantes, intentos de golpes de Estado, deserciones masivas de sus militares y un severo aislamiento internacional. Maduro no tiene futuro, su estrategia es solo sobrevivir, sin embargo, la visi¨®n de corto plazo termina afectando a los opositores porque al presentar todas sus batallas como finales no logran ver las derrotas que le propinan a Maduro y esto le ayuda al r¨¦gimen a presentar los d¨ªas que sobrevive como victorias. La oposici¨®n va ganando y tiene el tiempo a su favor, aunque tenga un problema t¨¢ctico de administraci¨®n de expectativas. Maduro, por el contrario, tiene un problema de inviabilidad estrat¨¦gica.
Se argumenta que los venezolanos est¨¢n desmoralizados y que ya no van a las protestas. La lucha de calle contra las dictaduras es siempre c¨ªclica porque es imposible que sea permanente, tiene altos y bajos y esto es normal. Basta hacer memoria de los ¨²ltimos tres o veinte a?os y se ver¨¢n claramente los ascensos y descensos. La pregunta principal es si la dictadura de Maduro puede consolidarse, recuperar el apoyo de la gente, reconstruir la econom¨ªa y permanecer. La respuesta es que eso es imposible. La estrategia de ¡°resistir y esperar¡± que ahora est¨¢ aplicando Maduro y tambi¨¦n Ortega en Nicaragua fue un dise?o de Fidel Castro. El supuesto es que con el tiempo se pueden producir cambios que les permitan permanecer. Los Castro inventaron el per¨ªodo especial con la esperanza de que se revirtieran los cambios en Mosc¨² y estos no ocurrieron, pero lleg¨® Ch¨¢vez y se salvaron.
Ahora est¨¢n resistiendo a la espera de los resultados electorales en Argentina en octubre de este a?o; de la elecci¨®n del secretario general de la OEA en marzo de 2020 y de las elecciones presidenciales en Estados Unidos y de la Asamblea Nacional en Venezuela en diciembre de ese mismo a?o. Puede ganar el Kitcherismo en Argentina, Almagro puede dejar de ser secretario de la OEA, los dem¨®cratas pueden ganar la presidencia de Estados Unidos y Maduro puede imponer con fraude su propia Asamblea. Sin embargo, nada de eso cambiar¨ªa la suerte de Maduro porque su permanencia solo sirve para agravar el sufrimiento de los venezolanos. Es en extremo ingenuo pensar que un gobierno dem¨®crata en Estados Unidos levantar¨ªa las sanciones y aceptar¨ªa convivir con la dictadura de Maduro. Esto mismo vale para los gobiernos que cuentan para reconstruir Venezuela.
Venezuela no es Cuba, ni Hait¨ª, ni Zimbabue, ni Libia. La dictadura cubana pudo sobrevivir d¨¦cadas gracias al subsidio sovi¨¦tico y su econom¨ªa par¨¢sita depende ahora del petr¨®leo venezolano. El problema es que los chavistas destruyeron la econom¨ªa venezolana y ahora ambos reg¨ªmenes son par¨¢sitos y no existe quien los subsidie. Hait¨ª es un Estado fallido que genera sufrimiento a su gente al igual que Zimbabue, pero son pa¨ªses poco importantes que sobreviven en el olvido y la indiferencia. Venezuela no es una isla, es un pa¨ªs rico, est¨¢ en el coraz¨®n de Am¨¦rica y su degradaci¨®n es una amenaza para todo el continente que no puede quedar en la indiferencia. Se equivoca Putin cuando compara a Venezuela con Libia. Venezuela no es un pa¨ªs tribal, los venezolanos han votado durante generaciones, el proyecto revolucionario fracas¨®, ha destruido a Venezuela y jam¨¢s podr¨¢ estabilizarse, la democracia liberal es por lo tanto una necesidad no un asunto ideol¨®gico.
El r¨¦gimen venezolano est¨¢ herido de muerte en un contexto de decadencia global de la extrema izquierda. C¨®mo caer¨¢ es asunto de adivinos, pero pase lo que pase la oposici¨®n no desaparecer¨¢; mientras haya descontento habr¨¢ protestas, intentos de golpes, deserciones militares, sanciones internacionales y conflictos permanentes en las filas chavistas y esto no hay r¨¦gimen que lo aguante. Como dice un viejo refr¨¢n ¡°tantas veces va el c¨¢ntaro a la fuente que al final se rompe¡±.
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