?Econom¨ªa circular? Pregunte a sus abuelos
No se trata de caer en la nostalgia por unos tiempos que siempre fueron peores. Se trata simplemente de mirar hacia atr¨¢s y recordar que se puede vivir con menos cosas
El pasado 10 de julio la secretaria de Estado francesa de Transici¨®n Energ¨¦tica, Brune Poirson, present¨® al gabinete de Emmanuel Macron un ¡°proyecto de ley antidespilfarro, para avanzar hacia una econom¨ªa circular¡±. Es decir, hacia una econom¨ªa sostenible en la que los ciudadanos consuman menos y mejor, reciclen todo lo posible, eviten los pl¨¢sticos de un solo uso e intenten reparar o reutilizar los productos antes de tirarlos a la basura. El plan inclu¨ªa adem¨¢s una medida llamativa: incorporar a todo aparato el¨¦ctrico un ¡°¨ªndice de reparabilidad¡±, para que el comprador sepa de antemano si el cacharro que adquiere se puede arreglar, o si est¨¢ destinado a convertirse en un desecho a la primera aver¨ªa.
Sin hip¨¦rboles, es probable que nuestra supervivencia como especie dependa del ¨¦xito de medidas como esta. Medidas que suenan muy innovadoras, pero que suponen una cierta vuelta a otra ¨¦poca. En 1950, hace solo 70 a?os, el 80% de la poblaci¨®n mundial viv¨ªa en los pueblos. Las bolsas de pl¨¢stico no se hab¨ªan extendido. Los envases de vidrio se reutilizaban hasta que se romp¨ªan, los desperdicios org¨¢nicos serv¨ªan para abonar la huerta o alimentar al cerdo, y luego la familia se com¨ªa al cerdo. La ropa se heredaba y al final se usaba para hacer trapos. As¨ª es a¨²n en muchos lugares del mundo y as¨ª fue para toda la humanidad durante miles de a?os: no se desperdiciaba nada, recicl¨¢bamos todo ¡ªa¨²n sin conocer esa palabra¡ª y repar¨¢bamos lo que se pod¨ªa porque los recursos eran escasos. Ahora, sin volver a las cavernas ni autoinfligirnos penurias innecesarias, tenemos que recuperar en parte ese esp¨ªritu por otro motivo: porque el planeta no resiste que 7.300 millones de ejemplares de Homo sapiens consuman desaforadamente.
Si se impone la econom¨ªa circular ¡ªy si no se impone quiz¨¢ no vivamos para contarlo¡ª la etapa de desenfreno consumista y derroche de recursos habr¨ªa supuesto entonces solo un brev¨ªsimo par¨¦ntesis dentro de la historia de la civilizaci¨®n, un periodo de locura transitoria que afect¨® unas pocas d¨¦cadas a las sociedades m¨¢s ricas. No se trata de caer en la nostalgia por unos tiempos que siempre fueron peores. Se trata simplemente de mirar hacia atr¨¢s y recordar que se puede vivir con menos cosas. Y que conviene hacer un esfuerzo por darles un segundo uso o repararlas antes de tirarlas a la basura.
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