As¨ª es la vida de Ignasi Monreal, el artista que conquist¨® a Gucci
Nos trasladamos hasta su estudio en Roma para conocer el d¨ªa a d¨ªa del creativo espa?ol, autor de la ilustraciones coloristas que dieron la vuelta el mundo de la mano de Alessandro Michele, director creativo de la firma
De vez en cuando, el estudio del Trastevere en Roma donde vive el artista Ignasi Monreal (Barcelona, 1990) se convierte en el epicentro de una ins¨®lita actividad social. A pocos pasos de distancia se encuentra la c¨¢rcel de Regina Coeli, una de las m¨¢s antiguas de la ciudad y, desde tiempos inmemoriales, los familiares de los presos se comunican a gritos con sus parientes desde la cercana colina del Gianicolo. ¡°Les chillan las noticias¡±, cuenta Ignasi. ¡°Les gritan: ¡®?Te quiero!¡¯. O ¡®?Tu hijo es un in¨²til y le han echado del cole porque sigue tus pasos!¡¯. Los presos contestan y hay mucho eco, as¨ª que se oye por todo el barrio. El mes pasado era el cumplea?os de un recluso y su mujer le puso fuegos artificiales. ?l contest¨® quemando papel higi¨¦nico por la ventana¡±.
Asegura Ignasi Monreal que eligi¨® Roma por eso. Por su car¨¢cter escenogr¨¢fico e imprevisible. ¡°Quer¨ªa una ciudad que fuera como de otra ¨¦poca, pero no cosmopolita. Que fuera totalmente disfuncional, y preciosa¡±, explica. ¡°Adem¨¢s, mis artistas favoritos, Vel¨¢zquez y Caravaggio, se formaron en Roma. Puestos a seguir el ejemplo de alguien, mejor el de Vel¨¢zquez que cualquier otro¡±.
Tanto Vel¨¢zquez como Caravaggio, forman parte ahora de los peque?os altares (¡°voy rezando de uno en uno¡±, bromea) que Ignasi ha esparcido por su improvisada vivienda, ubicada en el piso superior de la galer¨ªa de Stefania Miscetti, toda una instituci¨®n en el arte contempor¨¢neo italiano. ¡°En realidad este es el estudio de mi amigo F. Taylor Colantonio. ?l lo usa para trabajar, y yo para vivir y trabajar¡±, explica. ¡°Stefania me alquil¨® el sitio casi sin conocerme, porque nos ca¨ªmos bien. Ella viv¨ªa aqu¨ª, pero se ha mudado al palacio Doria Pamphili. As¨ª que cuando llegu¨¦ acababa de vaciarlo y todo era un poco fr¨ªo. Pero puse una colcha en la cama y algunas alfombras de Taylor y ya es m¨¢s acogedor¡±.
Ignasi salta de un tema a otro con la misma soltura con que sus ilustraciones se han instalado en el feed de Instagram de toda una generaci¨®n de millennials. Interrumpe la conversaci¨®n para buscar en Spotify una canci¨®n, Le mantellate, que la cantante italiana Gabriella Ferri dedic¨® en los a?os sesenta a la c¨¢rcel femenina que tambi¨¦n est¨¢ en su calle. Despu¨¦s comienza a hablar de su casera. ¡°Stefania colecciona figuras de ranas. Cuando se mud¨® se las llev¨® casi todas, pero pas¨® en este lugar 30 a?os, as¨ª que alguna queda por ah¨ª¡±, afirma, se?alando a la terraza.
Bajo el mecenazgo de Michele
As¨ª, entre ranas ajenas, obras de arte en proceso, muebles improvisados y coleccionistas ¨Cla galer¨ªa abre al p¨²blico todas las tardes¨C, Monreal disfruta de un observatorio privilegiado de la sociedad romana. ¡°En esta calle pasan muchas cosas. Muchas cosas y muy raras. Para m¨ª es importante. Mi casa de Londres estaba en Stoke Newington, enfrente de una mezquita que ten¨ªa una tienda de kebabs, un restaurante, una carnicer¨ªa y muchas luces de ne¨®n¡±, recuerda. ¡°Al lado hab¨ªa una iglesia evangelista que organizaba funerales con coches de caballos. Y todo eso lo ve¨ªa desde la ventana del sal¨®n. La inspiraci¨®n de muchos de mis trabajos para Gucci sali¨® de ah¨ª¡±.
Entre junio de 2017 y enero de 2018, Ignasi Monreal vivi¨® una de las etapas m¨¢s intensas de su acelerada vida profesional. Alguien en la firma florentina Gucci vio su trabajo en las redes y decidi¨® encargarle una serie de ilustraciones que, en los meses siguientes, dieron la vuelta al mundo en lo que para muchos fue parte inseparable de la renovaci¨®n est¨¦tica impulsada por Alessandro Michele, director creativo de la casa. ¡°Fue una locura¡±, recuerda. ¡°Hac¨ªa dos o tres ilustraciones al d¨ªa. En total, m¨¢s de 200. No hac¨ªa nada m¨¢s desde que me levantaba hasta que me acostaba. No ten¨ªa fines de semana. Cuando vi que Alessandro hab¨ªa titulado la campa?a Gucci hallucination, pens¨¦ que reflejaba mi vida¡±.
Ignasi no es un artista al uso. Sus dibujos para Gucci, ilustraciones coloristas y pop con composici¨®n fotogr¨¢fica y creadas ¨ªntegramente en el ordenador o el iPad, reflejan influencias tan heterodoxas como su propia trayectoria profesional. Criado en Barcelona y, desde los 16 a?os, en Madrid, Monreal cambi¨® pronto las clases de pintura por la escuela de c¨®mic. Al acabar el Bachillerato se matricul¨® en dos programas de estudios distintos. ¡°Por la ma?ana hac¨ªa Publicidad y Relaciones P¨²blicas en la Complu, y por la tarde, direcci¨®n creativa de moda en la escuela IED¡±, recuerda.
¡°Al tercer a?o dej¨¦ la universidad y me centr¨¦ en el IED, porque me interesaba la fotograf¨ªa. Pero ya entonces era un friki. En el proyecto final de carrera todos hicieron una colecci¨®n menos yo, que present¨¦ un videojuego inspirado en Alexander McQueen. Y me dieron el premio¡±. Tras concluir sus estudios y pasar nueve meses en el taller de David Delf¨ªn, Monreal se fue a Londres.
Trabaj¨® para Swarovsky y despu¨¦s para la firma de moda masculina Dunhill. ¡°Me nombraron visual merchandiser, que era un trabajo que no hab¨ªa hecho en la vida. Les hice los escaparates y empec¨¦ a fotografiar carteras en la escalera de incendios, as¨ª que me pasaron al departamento de arte digital. Al cabo de dos a?os no pod¨ªa m¨¢s con la vida corporativa y me puse a trabajar como freelance. Y luego lleg¨® Gucci¡±.
Un merecido descanso entre 'nuevos ricos'
Su estancia romana llega como una merecida recompensa tras dos a?os de absoluto frenes¨ª laboral. ¡°Es la primera vez en mi vida que no tengo planes¡±, confiesa, ¡°y la primera vez en 12 a?os que tengo tiempo para pintar¡±. Desde que lleg¨® a la capital italiana, Ignasi dedica menos tiempo a la pantalla t¨¢ctil que al ¨®leo y el lienzo. ¡°Es un reencuentro maravilloso¡±. De su inter¨¦s por Vel¨¢zquez y Caravaggio ha extra¨ªdo una curiosa f¨®rmula que le permite medirse con el realismo sin ponerse demasiado grandilocuente.
En este taller ha pintado los tondos circulares y ovalados que componen Plats bruts, su primera exposici¨®n individual que acogi¨® hace unos meses en La Fresh Gallery. ¡°Son bodegones de platos sucios expuestos en una mesa¡±, explica, ¡°trampantojos de una cena reci¨¦n terminada¡±. En su detallismo, estas obras tienen algo de contemplativo, y tambi¨¦n de euforia cotidiana. Aunque lo cotidiano para Ignasi, hoy, sea bastante cinematogr¨¢fico. ¡°Me levanto, abro las cortinas de terciopelo de mi cama, me ducho y me pongo a pintar. Internet aqu¨ª va fatal, es como de 1996, as¨ª que si tengo que enviar un wetransfer me bajo a Villa Farnesina, a minuto y medio de mi casa, a ver frescos de Rafael. O al Palazzo Corsini, que est¨¢ enfrente y tiene un caravaggio. Si me canso me voy a la iglesia al final de la calle, que hay un bernini. Y si veo que me aburro me subo al Vaticano, que son diez minutos a pie¡±.
Su descripci¨®n de Roma parece id¨ªlica, como sacada de una pel¨ªcula de Sorrentino o de una novela de Forster. ¡°Bueno, es que los romanos odian La gran belleza precisamente porque es un reflejo muy fidedigno de Roma¡±, explica. ¡°Aqu¨ª, por ejemplo, hay pr¨ªncipes y princesas, que es algo que suena de otra ¨¦poca, porque en Espa?a solo tenemos uno o una, y luego infantas. Pues aqu¨ª me presentan pr¨ªncipes y princesas, y hablan de cosas ins¨®litas. Por ejemplo, el otro d¨ªa, en una cena, alguien coment¨® un esc¨¢ndalo relacionado con una herencia y unas antig¨¹edades, y un pr¨ªncipe coment¨® que eran nuevos ricos, porque su familia solo es del siglo XVII. ?Nuevos ricos! ?Del siglo XVII!. Ya. Muy bien¡±, r¨ªe.
Le pregunto por el papel que tienen estas an¨¦cdotas en sus im¨¢genes excesivas y barrocas. ¡°Necesito que pasen situaciones stranger than fiction porque de ah¨ª salen las ideas absurdas que se me ocurren¡±, responde. ¡°La mayor¨ªa de mis dibujos son cosas que he visto. La vida ya es surrealista, pero necesito encontrarla¡±.
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