Pol¨ªtico, vagabundo, delincuente, v¨ªctima, verdugo... habla Eduard Lim¨®nov
El pol¨¦mico escritor, disidente y provocador ruso ha fallecido a los 77 a?os. Recuperamos una de sus ¨²ltimas entrevistas, concedida a ICON, en la que dej¨® perlas 'made in Limonov' como "El nacionalismo es de paletos"
Actualizaci¨®n: El pol¨¦mico escritor, disidente y provocador profesional ruso ha fallecido a los 77 a?os. Recuperamos una de sus ¨²ltimas entrevistas, concedida a ICON durante el verano de 2019.
Coge la copa de cerveza con las dos manos. La levanta de la mesa con parsimonia y cierto temblor. Sus brazos son raqu¨ªticos. Su tatuaje de una granada apenas se atisba bajo la camiseta del dem¨®grafo Thomas Malthus que luce. Se la acerca a los labios. Sorbe ligeramente el l¨ªquido ya sin espuma. Estamos en los primeros diez minutos de entrevista con Eduard Lim¨®nov (Rusia, 1943).
¡°La democracia no existe. Est¨¢ desfasada. La lucha ya no se desenvuelve entre la derecha y la izquierda, sino entre las ¨¦lites y el pueblo¡±
El encuentro tiene lugar en un hotel balneario en Benic¨¤ssim, al borde del Mediterr¨¢neo, un mar que aparece en su Libro de las aguas (Ed. Fulgencio Pimentel), volumen entre el ensayo, las memorias y la confesi¨®n que recorre mares, r¨ªos y hasta fuentes de medio mundo. Lo redact¨® en 2002 mientras estaba encerrado en una c¨¢rcel rusa. Estuvo dos a?os en prisi¨®n, entre 2000 y 2003, acusado de compra ilegal de armas, sedici¨®n y terrorismo. Esta parte del Mediterr¨¢neo (Castell¨®n) no la conoc¨ªa, y tampoco parece despertarle demasiado inter¨¦s. Salvo ¨¦l mismo, o la opini¨®n sobre algo que ¨¦l mismo crea ser el ¨²nico en tener, nada parece importarle hoy mucho.
Luch¨® en la guerra de los Balcanes, fund¨® el Partido Bolchevique con el fin de arrebatarle el poder a Putin, se uni¨® a Kasp¨¢rov en otro proyecto pol¨ªtico, flirte¨® con Le Pen, fue mayordomo en Nueva York, vagabundo, delincuente, v¨ªctima, verdugo y personaje para gloria propia y de Emmanuel Carr¨¨re, quien le devolvi¨® la atenci¨®n que tanto le gusta con un libro, Lim¨®nov (Anagrama). Sorbe de nuevo la cerveza, mira a la traductora y al entrevistador. Llevamos un buen rato de charla y media docena de sorbos han servido para que apenas se rebaje un cent¨ªmetro la cantidad de cerveza en la copa. Eso s¨ª, Lim¨®nov est¨¢ volviendo loca a la traductora. Habla sin parar, hace bromas en ruso que le hacen mucha gracia mientras nos mira a la cara, como si tuvi¨¦ramos que entenderle y empatizar. Donde no llega con la lucidez, lo hace con el temperamento. El tema es llegar.
?Hasta qu¨¦ punto le sorprende seguir todav¨ªa vivo? Much¨ªsimo.
?C¨®mo recuerda escribir este libro? Estaba en la c¨¢rcel. El fiscal pidi¨® 14 a?os. Ten¨ªa por aquel entonces 58, y pens¨¦ que tal vez ser¨ªa mi ¨²ltimo libro, as¨ª que empec¨¦ a tomar apuntes. Me puse a escribir varios libros a la vez. Este es el que m¨¢s me gust¨®.
?Sigue entendiendo la vida como algo extremo? Nunca pens¨¦ que estaba haciendo nada especial. Solo segu¨ªa mis impulsos. A veces, incluso pienso que actu¨¦ con precauci¨®n.
?Qu¨¦ le atrae de la guerra? La guerra es una tarea honesta. Es una manera de averiguar qu¨¦ tipo de persona es tanto uno mismo como quien est¨¢ enfrente. La guerra, la c¨¢rcel y la migraci¨®n son las grandes pruebas para el hombre.
Cuando fund¨® el Partido Bolchevique, ?realmente pens¨® que aquello podr¨ªa funcionar? No ten¨ªamos la intenci¨®n de llegar al poder. Solo nos cre¨ªamos extremistas. Lo ¨¦ramos. Los extremistas no ganan elecciones, pero se convierten en h¨¦roes.
?Tuvo usted alguna vez fe en la democracia? La democracia ya no existe. Es un concepto de otra ¨¦poca. Ahora la lucha no se desenvuelve entre la derecha y la izquierda, sino entre las ¨¦lites y el pueblo. Hay que dudar del derecho a las elecciones. Soy una de las pocas personas que pudieron anticipar estos cambios en el sistema hace ya d¨¦cadas.
?Qu¨¦ provoca estos cambios? El planeta est¨¢ a punto de explotar y seguimos atascados con los ismos. Es rid¨ªculo. Estuve en una charla dedicada al aniversario de Marx y opin¨¦ que ni ¨¦l, ni Nietzsche, por decir otro, son actuales. Entonces no se pensaba en cosas como la cantidad de agua dulce del planeta. ?Acaso Marx dice algo en sus libros sobre el agua dulce que hay en la Tierra?
?Hay alguien en quien podamos confiar hoy para que nos explique el mundo? Desde el siglo XVIII los intelectuales est¨¢n demasiado influenciados por la idea del progreso continuo. La maldita idea de progreso. He escrito sobre esto, pero no me lo publican. Prefieren novelas.
"La guerra es una tarea honesta. Es una manera de averiguar qu¨¦ tipo de persona es tanto uno mismo como quien est¨¢ enfrente"
?Es Rusia parte de Europa por razones meramente geogr¨¢ficas? Rusia intenta hacer que no sea solo eso, pero la rechazan. Rusia viene a la UE a decir: ¡°Soy buena¡±. Entonces salen los gringos apestosos diciendo que los rusos son peligrosos. Estuve en Italia y me preguntaban si se deb¨ªa temer a los rusos. Respond¨ª que s¨ª, que siempre hay que temernos. Deben desconfiar de nosotros, pero tampoco tenemos tan malas intenciones. Si las tuvi¨¦ramos, me habr¨ªa enterado ya. Tranquilos.
?Se siente nacionalista? ?No! ?Soy imperialista! El imperialismo es lo opuesto al nacionalismo, porque un imperio es una multitud de naciones. El nacionalismo es de paletos, corresponde a una idea peque?a, a una regi¨®n peque?a.
?Se echa de menos algo de la URSS? Era un mundo muy distinto. El de ahora ya no produce gente como yo. La gente de entonces era aut¨®noma, ruda, bruta, fuerte. Si hubiera ahora una pelea entre la gente de entonces y la actual, los de entonces les pegar¨ªan una buena paliza a los de ahora. Eran muy fuertes y muy potentes.
?Cu¨¢l fue su primera opini¨®n sobre Kasp¨¢rov? No hubo grandes sorpresas. Mis camaradas del partido me preguntaron por ¨¦l tras el primer encuentro y les contest¨¦ que no le hab¨ªa encontrado ni un solo defecto, y eso era muy sospechoso. Luego, los defectos aparecieron. Kasp¨¢rov result¨® ser un gallina, un miedoso, ten¨ªa valor intelectual pero nada f¨ªsico. Result¨® ser muy influenciable. Hubo una ¨¦poca en que la mayor influencia sobre ¨¦l fui yo, pero solo unos meses.
?Tiene usted un talento especial para ver cosas en gente que los dem¨¢s pensamos que simplemente es gente de mierda? Conoc¨ª a Le Pen en 1992. Todos lo ve¨ªan como un racista vulgar, lo que era en realidad, pero a la vez estaba emprendiendo algo nuevo. Lo sent¨ª. Siempre intento mezclarme con este tipo de gente.
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