Ca?as a 50 c¨¦ntimos, caf¨¦s a 85 c¨¦ntimos: c¨®mo lo consiguen estos bares del centro de Madrid
As¨ª abaratan su carta algunos establecimientos de la capital. Y encima te ponen patatas fritas de aperitivo
Nada hay m¨¢s denostado hoy que el estancamiento. Usar el mismo m¨®vil dos a?os seguidos es un sacrilegio, y comprarse ropa de una marca seis meses despu¨¦s de que haya puesto de moda conlleva el riesgo de ser tachado de ¡°trasnochado¡±. Por eso, adentrarse en un bar que parece anclado en los d¨ªas en que uno sal¨ªa de ca?as con los amigos de la facultad (principalmente por los precios, pero tambi¨¦n por la decoraci¨®n, si es que la ausencia de la misma puede denominarse as¨ª), hace que le entren ganas de rescatar del trastero los vaqueros Liberto y el jersey Privata. Parad¨®jicamente, no es un local de los de toda la vida que haya sobrevivido contra viento y marea: solo tiene cinco a?os de vida, pero demuestra que los viajes en el tiempo existen.
Tapeando ¡ªas¨ª se llama el bar¡ª est¨¢ en un buen sitio, pegado a los cines Verdi y muy cerca de los Teatros del Canal, en el 26 de la calle Bravo Murillo de Madrid. Su nombre es tan poco pretencioso como su fachada, insulsa y lo suficientemente fea como para echar para atr¨¢s a todo aquel que vaya con ¨ªnfulas de c¨®cteles de dise?o y raciones en plato cuadrado. El escaparate est¨¢ plagado de carteles que anuncian con rabiosa caligraf¨ªa su principal reclamo: ¡°Ca?a, 0,70 euros¡±. ¡°Doble, 1,20 euros¡±. Incluso derrochando humor: ¡°Caf¨¦ al precio de Zapatero, 0,85 euros¡±. Por si alguien se lo preguntaba, tambi¨¦n advierte: ¡°No somos una franquicia¡±.
Nunca le hemos hecho ascos a este tipo de cantos de sirena, as¨ª que traspasamos el umbral y nos encontramos un anodino interior de ladrillo pintado de blanco, corcho y contrachapado. El local es amplio, la barra, no tanto. Una pizarra alargada nos informa de la existencia de raciones a partir de 5 euros. Pronunciamos la contrase?a: ¡°Una ca?a, por favor¡±. En piloto autom¨¢tico, como para tentar a la suerte, el camarero pregunta: ¡°?Peque?a?¡±. Lamentamos decir que s¨ª, y diez segundos despu¨¦s tenemos ante nuestras narices una reluciente ca?a de Amstel (20 centilitros) por la que pagaremos 70 c¨¦ntimos.
Claro est¨¢, no hay tapa. Pero por el precio que en otros muchos locales pagar¨ªamos por una sola ca?a aqu¨ª podemos tomarnos dos. El art¨ªfice de este templo de la austeridad se llama Daniel Moreno, y antes trabajaba en una empresa de log¨ªstica. Hace cinco a?os, debido a la crisis, Moreno tuvo que reciclarse y pens¨® que era el momento de cumplir su sue?o de tener un bar. Durante tres meses, Tapeando fue una franquicia de la cadena Mercado Provenzal, conocida por sus ca?as low cost. La relaci¨®n no acab¨® bien, y Moreno se lanz¨® a la aventura de llevarlo solo, manteniendo la pol¨ªtica de tarifas imbatibles.
¡°Como ya hab¨ªamos abierto, no nos qued¨® m¨¢s remedio que conservar los precios. No pod¨ªamos subirlos de golpe¡±, dice Moreno. El caso es que cinco a?os despu¨¦s, siguen resultando tentadores. ¡°Preferimos vender un poco m¨¢s y ganar un poco menos, pero te aseguras la clientela¡±, explica.
La clave del precio, sostiene, reside en una buena negociaci¨®n con los proveedores (hasta el pasado 13 de enero el precio de la ca?a era a¨²n m¨¢s bajo, de 0,65 euros, y el del caf¨¦, Delta, ¡°100 % natural¡±, de 0,80 euros). ?Por qu¨¦ cree que no lo hacen otros establecimientos del ramo?, le preguntamos. All¨¢ por 2011, cuando a Consumidores en Acci¨®n le dio por analizar cu¨¢nto costaban las ca?as en Espa?a, el precio medio result¨® ser de 1,46 euros. ¡°Hombre, si echas cuentas de lo que costaba la cerveza en pesetas y lo que cuesta en euros, pues qu¨¦ quieres que te diga". Como pas¨® en otros ¨¢mbitos, las 100 pesetas que costaba de media una ca?a en 1995 se tradujeron autom¨¢ticamente por un euro, que son 166; es decir, pas¨® a ser casi de un d¨ªa para otro un 66 % m¨¢s cara. "Si nosotros tenemos beneficio vendi¨¦ndola a 70 c¨¦ntimos, imag¨ªnate los que la venden a 1,40. A los nuestros no nos gusta llamarlos precios low cost, sino precios justos¡±, responde.
La ubicaci¨®n no es casual. ¡°Necesitas mucho trasiego de gente. Le di muchas vueltas, me tir¨¦ tres meses buscando un local¡±, recuerda. Un barrio con solera, pero animado, y la cercan¨ªa del cine y los teatros garantizan un flujo constante de clientela, sobre todo los fines de semana. ¡°Tenemos todo tipo de p¨²blico¡±, describe Moreno. ¡°Por la ma?ana gente m¨¢s mayor, desayunando, mucha de oficinas; por la tarde, el ca?eo; por la noche, las copas [a cuatro euros], las raciones¡ Y los fines de semana, mucha gente joven¡±.
Moreno, que cobra un sueldo y se pone tras la barra como uno m¨¢s, tiene cuatro empleados. Defiende as¨ª la ausencia de tapas: ¡°En otros bares, aunque no quieras comerte una tapa tienes que pagarla. Aqu¨ª no obligamos a la gente a que coma. Puedes tomarte tres ca?as y si te apetece comer algo, pides una raci¨®n. En el resto, a la tercera ca?a la tapa ya no te apetece y aun as¨ª la pagas¡±.
Hay otros lugares en Madrid con ca?as a menos de un euro. El Museo del Jam¨®n, una franquicia presente en los rincones m¨¢s c¨¦ntricos de la capital (Plaza Mayor, calle Gran v¨ªa, calle Atocha...), ofrece en la barra ca?as (20 centilitros) a 50 c¨¦ntimos y copas de cerveza (30 centilitros) a 90 c¨¦ntimos. Por un euro, se puede tomar caf¨¦ con leche y bocadillos peque?os de chorizo, queso, jam¨®n o salami, entre otros embutidos.
Andaluza Low Cost es tambi¨¦n una franquicia. La m¨¢s c¨¦ntrica est¨¢ en la plaza de Santa Mar¨ªa de la Cabeza, cerca de Embajadores. El d¨ªa que la visitamos hace un fr¨ªo considerable. A¨²n as¨ª, las mesas de la terraza est¨¢n llenas de gente, la mayor¨ªa con jarras de 50 centilitros. Cada una al imbatible precio de un euro.
Coseguimos una mesa despu¨¦s de esperar un buen rato. Pedimos una botella peque?a de agua y una ca?a (20 centilitros). Nos traen el pedido a los pocos minutos, acompa?o de una generosa cesta de patatas fritas crujientes; nada rancias. El agua (1,20) cuesta bastante m¨¢s que la ca?a (80 c¨¦ntimos). No hay suplemento por estar hel¨¢ndonos en la terraza.
"Al ser una franquicia con varios locales nuestro volumen de compra es considerablemente mayor al que maneja cualquier bar que ¨²nicamente debe abastecer un establecimiento. Esto nos permite llegar a acuerdos con los proveedores y ajustar m¨¢s los precios", explica a ICON uno de los responsables de la Andaluza Low Cost.
Mientras, a causa del fr¨ªo, hay gente que agarra la jarra por el asa con unos guantes. Por un euro por medio litro bien merece la pena una congelaci¨®n transitoria.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.