Tontos cultos
Para los falsos sabios, la pasi¨®n por conocer es fr¨¢gil y descafeinada, ornamental, porque la conciben como algo separado de la vida
CONT? LA an¨¦cdota en esta columna har¨¢ un par a?os, pero ocurri¨® hace m¨¢s de diez. Por entonces yo preparaba un libro sobre la Transici¨®n y fui a visitar a Santiago Carrillo, eterno secretario general del PCE y uno de los arquitectos del cambio de la dictadura a la democracia. Hablamos durante horas mientras el viejo dirigente comunista fumaba un cigarrillo tras otro. En cierto momento le pregunt¨¦ si ¨¦l tambi¨¦n pensaba, como tantos, que Adolfo Su¨¢rez hab¨ªa sido un pol¨ªtico inculto. Carrillo se qued¨® mir¨¢ndome; luego dio una calada a su cigarrillo. ¡°?Dice usted que ha sido profesor universitario?¡±, me pregunt¨®. Un poco perplejo, contest¨¦ que s¨ª. Carrillo prosigui¨®: ¡°Entonces habr¨¢ conocido usted a muchos tontos cultos, ?verdad?¡±. Sonre¨ª. Carrillo tambi¨¦n sonri¨®. ¡°Pues Su¨¢rez era todo lo contrario¡±, concluy¨®.
Lo de los tontos cultos me encant¨®. Tambi¨¦n encant¨® a mi amigo Salvador Oliva, que fue profesor universitario, ha traducido la obra ingente de Shakespeare al catal¨¢n y vive abrumado por la sospecha de que aquel ingl¨¦s indescifrable dijo casi todo lo que merece la pena ser dicho. As¨ª que se puso a buscar en Shakespeare la expresi¨®n ¡°tonto culto¡±; no tard¨® en encontrarla. Fue en Afanes de amor en vano, que tiene el inconveniente de no ser una de las mejores comedias de su autor y la ventaja de ser un ensayo o precedente de Como gust¨¦is, que s¨ª es de las mejores. La expresi¨®n aparece en el acto V, escena II. El rey de Navarra y sus amigos han prometido prescindir de los placeres de la mesa y el amor para encerrarse a estudiar, aunque su pasi¨®n por el saber es tan postiza que rompen su promesa en cuanto aparece la primera falda, y la princesa de Francia y sus damas se burlan de ellos con estas palabras: ¡°Nadie queda atrapado con tanta fuerza / como el ingenioso convertido en tonto. Pero la estupidez, cuando nace de la sabidur¨ªa, / tiene la autorizaci¨®n de la sabidur¨ªa, la ayuda del estudio / y la gracia del ingenio para perdonar al tonto culto¡±. Ah¨ª est¨¢ nuestro esp¨¦cimen: en ingl¨¦s, un learned fool. El pasaje revela? la caracter¨ªstica fundamental del tonto culto: se trata de un falso sabio, alguien cuya pasi¨®n por conocer es fr¨¢gil y descafeinada, ornamental, porque la concibe como algo separado de la vida, hecho para vivir menos y no m¨¢s. Esto significa que el tonto culto es mucho m¨¢s tonto que el tonto ignorante; de hecho, se trata del peor tipo de tonto posible, porque es un tonto que no tiene arreglo. El tonto inculto, en cambio, s¨ª lo tiene, o puede tenerlo; precisamente para eso est¨¢ la cultura: para arreglar en lo posible la tonter¨ªa, para minimizarla. Pero el tonto culto ya se cree culto de verdad ¡ªno lo es, aunque s¨®lo sea por su idea fraudulenta y t¨®xica de la cultura¡ª, de manera que carece del ¨²nico instrumento que hubiera podido ayudarle a dejar de ser tonto. Por lo dem¨¢s, a?adir¨¦ que la petulancia y la alergia a la iron¨ªa constituyen otros rasgos sobresalientes del tonto culto, y que los males que provoca son incontables, sobre todo porque muchos no saben que es un falso sabio y un verdadero tonto y toman sus sandeces por sabidur¨ªa, de modo que la proliferaci¨®n de tontos cultos puede sumir a una civilizaci¨®n rutilante en la barbarie m¨¢s negra. Por eso hay que luchar a brazo partido contra el tonto culto; pero, como dicen la princesa de Francia y sus damas ¡ªque son como Su¨¢rez seg¨²n Carrillo: listas de verdad, m¨¢s listas que el hambre¡ª, s¨®lo hay que sentir compasi¨®n por ¨¦l.
?Ley¨® Carrillo a Shakespeare? ?Ley¨® a alguien que ley¨® a Shakespeare, como Moli¨¨re, que escribe en Las mujeres sabias: ¡°Un tonto culto (un sot savant) es m¨¢s tonto que un tonto ignorante¡±? ?De d¨®nde sac¨® Carrillo esa expresi¨®n? ?Y de d¨®nde la sacaron Moli¨¨re y Shakespeare? ?De alg¨²n comedi¨®grafo latino o griego? ?De Plauto, de Terencio, de Arist¨®fanes? Y bien pensado: ?acaso no son Bouvard y P¨¦cuchet dos grand¨ªsimos tontos cultos y la novela de Flaubert la epopeya insuperable del tonto culto? Cabe sospechar, sea como sea, que alg¨²n presocr¨¢tico perdido o alg¨²n chino de la dinast¨ªa Xia ya meditaron sobre el tonto culto. Al fin y al cabo, todo indica que esta calamidad es eterna.?
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