En defensa de las acreditaciones
Es imprescindible fortalecer la ANECA frente al sistema de poder endog¨¢mico y clientelar que opera en las universidades p¨²blicas espa?olas, opina el soci¨®logo Salvador Perell¨®
Dec¨ªa Max Weber que la vida acad¨¦mica es puro azar y que incluso ¨¦l mismo deb¨ªa agradecer a ¡°algunas casualidades absolutas¡± que le nombraran muy joven profesor de una especialidad en la que otros colegas de mayor edad acumulaban m¨¢s m¨¦ritos. Obviamente las casualidades de ese tipo no han existido nunca y menos en estructuras organizativa y culturalmente tan cerradas como la universidad. En realidad, su temprana promoci¨®n fue una cuesti¨®n de poder y no de azar. El poder entendido como la capacidad de hacer lo que uno quiere ¡ªen este caso el padrino acad¨¦mico de Weber¡ª en contra de la opini¨®n de los dem¨¢s.
Transcurrido justo un siglo desde que el soci¨®logo alem¨¢n pronunciara estas palabras, los debates sobre la carrera acad¨¦mica siguen plenamente vigentes. ?ltimamente se centran en el papel que juega la Agencia Nacional de Evaluaci¨®n de la Calidad y Acreditaci¨®n (ANECA) en el sistema universitario espa?ol y el poder que ejerce sobre las trayectorias de los profesores/as e investigadores/as que deben someterse a sus evaluaciones para obtener las acreditaciones correspondientes y, as¨ª, estar en condiciones de ser incorporados de forma estable a las plantillas de las universidades espa?olas.
"La desaparici¨®n de la ANECA implicar¨ªa retroceder 40 a?os y romper con la tendencia de constante mejora en la calidad"
Surgen ahora voces muy cr¨ªticas que solicitan su reformulaci¨®n completa e incluso la desaparici¨®n de las acreditaciones para que sean las propias universidades las que, en el ejercicio de su tan manida autonom¨ªa, decidan a qui¨¦n se contrata y c¨®mo se contrata. Esta tesis ha sumado nuevos adeptos como consecuencia de las resoluciones negativas que han obtenido algunos solicitantes de contrastada trayectoria investigadora internacional pero insuficientes m¨¦ritos docentes, seg¨²n el baremo de evaluaci¨®n al que obliga el Real Decreto 415/2015.
Supongamos por un momento que el ruego de todos estos cr¨ªticos surtiera efecto y, ceteris paribus, desaparecieran las acreditaciones. O, mejor, supongamos que desaparece la ANECA. Con ella lo har¨ªan todos los programas de evaluaci¨®n de profesorado, productividad investigadora, titulaciones y docencia como ACADEMIA, PEP, CNEAI, VERIFICA, DOCENTIA, AUDIT¡ y algunos programas m¨¢s, lo que constituir¨ªa una (aparente) liberaci¨®n.
En ese escenario tan deseado por muchos, la formulaci¨®n de la vigente Ley Org¨¢nica de Universidades ya permite que cada universidad disponga de plena independencia para dise?ar sus propios concursos de acceso para funcionarios y las convocatorias p¨²blicas de personal contratado, teniendo hoy como ¨²nica restricci¨®n la tasa de reposici¨®n. Catedr¨¢ticos y profesores titulares, buena parte de ellos consolidados como tales con curr¨ªculums muy alejados de los est¨¢ndares de exigencia hoy vigentes, asumir¨ªan todo el poder no solo de selecci¨®n ¡ªcap¨ªtulo que siempre han conseguido preservar intacto¡ª sino que podr¨ªan aplicar criterios de evaluaci¨®n libre. Sin corte previo de nivel por parte de una agencia externa, ser¨ªan los y las integrantes de estos cuerpos quienes determinar¨ªan, de entre una masa de solicitantes, los que considerasen dignos de incorporar a sus departamentos.
"La ANECA debe dar un paso de gigante en t¨¦rminos de transparencia"
Es obvio que entre dichos solicitantes encontrar¨ªamos personas de contrastada trayectoria acad¨¦mica e investigadora, quiz¨¢s hasta algunos de sus propios doctorandos. Tambi¨¦n es probable que nos tropez¨¢ramos con parientes de dif¨ªcil colocaci¨®n en otros ¨¢mbitos del mercado de trabajo. Tras un proceso de selecci¨®n bajo esos par¨¢metros ya no habr¨ªa ¡°anecados¡± sino s¨®lo excluidos mediante el sistema de poder endog¨¢mico y clientelar que opera en las universidades p¨²blicas espa?olas.
La endogamia es consustancial a todo grupo humano, operando como un principio quasi cromos¨®mico de supervivencia y protecci¨®n frente al otro. Pero con la ANECA las personas que concursan a las plazas convocadas por las universidades presentan una credencial previa: una acreditaci¨®n externa basada en par¨¢metros t¨¦cnicamente objetivos ¡ªpor supuesto, mejorables¡ª pero que no est¨¢ sujeta al sociograma de intereses y de poder que, por ejemplo, pervirti¨® desde su origen el felizmente superado sistema de Habilitaci¨®n Nacional y que algunos pretenden reivindicar ahora como un procedimiento de oposici¨®n limpio y puro.
A mi juicio nada agravar¨ªa m¨¢s la situaci¨®n actual del sistema universitario espa?ol que debilitar la ANECA, eliminar las acreditaciones o promover una reducci¨®n de su nivel de exigencia. Su desaparici¨®n implicar¨ªa retroceder cuarenta a?os y romper con la tendencia de constante mejora en la calidad y posicionamiento de la producci¨®n cient¨ªfica de nuestras universidades.
El camino a seguir resulta justo el contrario. Es imprescindible fortalecer la ANECA frente al mito de las supuestas bondades de la autonom¨ªa universitaria pura financiada con dinero p¨²blico. Conozco muy bien de lo que son capaces numerosos gestores universitarios fuera de control e instalados en la m¨¢s absoluta impunidad, y no se lo recomiendo ni al m¨¢s traumatizado de los ¡°anecados¡±. La supuesta correlaci¨®n ¡ªincluso con pretensiones de causalidad un¨ªvoca¡ª entre autonom¨ªa universitaria y excelencia no tiene ning¨²n fundamento emp¨ªrico s¨®lido cuando se trata de organizaciones acad¨¦micas p¨²blicas y funcionarios sujetos a la ¡°cultura de la plaza de por vida¡±.
"Conozco muy bien de lo que son capaces numerosos gestores universitarios fuera de control e instalados en la m¨¢s absoluta impunidad"
Los programas de acreditaci¨®n deben seguir una senda creciente pero sensata en t¨¦rminos de exigencia, todo ello en el marco del m¨¢s absoluto garantismo procedimental. La ANECA debe dar un paso de gigante en t¨¦rminos de transparencia, impulsando criterios claros y reordenando los m¨¦ritos que se someten a evaluaci¨®n en funci¨®n del esfuerzo y los a?os necesarios para su consecuci¨®n.
Es imprescindible promover un modelo consolidado de acreditaci¨®n del profesorado integrando los programas ACADEMIA y PEP, segmentando los niveles de exigencia en funci¨®n de las figuras y activando la autoevaluaci¨®n previa. Hay que dejar atr¨¢s las dilaciones abusivas en la tramitaci¨®n de los expedientes y los efectos perversos de los silencios administrativos. Se requiere, asimismo, del m¨¢ximo rigor en el proceso de selecci¨®n de las comisiones de evaluaci¨®n, incluso promoviendo un programa espec¨ªfico para acreditar expresamente a sus potenciales miembros, dejando atr¨¢s el n¨²mero de sexenios de investigaci¨®n como ¨²nico criterio de corte, puesto que se trata de un par¨¢metro muy pobre y a todas luces insuficiente para asuntos de este calado. Y, por supuesto, es imprescindible dotar a la ANECA de los medios humanos y materiales de los que ahora no dispone para alcanzar con ¨¦xito sus objetivos y ganar en legitimidad y credibilidad.
Cuesti¨®n distinta pero tambi¨¦n necesaria es impulsar un debate sobre cu¨¢l debe ser hoy la tarea central del profesorado universitario ¡ªla investigaci¨®n, la docencia o ambas¡ª; analizar en profundidad las consecuencias del creciente fordismo cient¨ªfico y su impacto v¨ªa efecto Mateo en la estructura social de la ciencia ¡ªque es en realidad la gran cuesti¨®n de fondo¡ª tal y como ya explicaba Merton hace medio siglo; o reflexionar sobre el enfoque cuantitativo o cualitativo de los procesos de evaluaci¨®n cuando el rankingismo condiciona incluso las l¨ªneas de investigaci¨®n. En cualquier caso, debilitar la ANECA ser¨ªa un error del que el sistema universitario espa?ol no se recuperar¨ªa en d¨¦cadas.
Si se llegara a tomar esa grave decisi¨®n, la pregunta que Weber planteaba a los j¨®venes acad¨¦micos que le ped¨ªan consejo mantendr¨ªa todo su sentido cien a?os despu¨¦s: ¡°?Cree usted que va a soportar que, a?o tras a?o, pasen por encima de usted mediocridades y m¨¢s mediocridades sin amargarse interiormente y sin echarse a perder?¡±. A lo que ¨¦l mismo contestaba: ¡°Yo he conocido a muy pocos que aguanten sin hacerse un da?o interior en ellos mismos¡±.
Salvador Perell¨® Oliver es profesor titular de la Universidad Rey Juan Carlos, acreditado a catedr¨¢tico tras superar los criterios de evaluaci¨®n aprobados en noviembre de 2017, y vocal del Comit¨¦ de Ciencias Sociales y Jur¨ªdicas del Programa PEP de la ANECA.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.