Una sola conversaci¨®n
Las mentiras suelen ser mucho m¨¢s atractivas y f¨¢ciles de contar que la verdad, y por eso es muy complicado librarse de ellas
EN UNA entrevista publicada no hace mucho en Letras Libres, Anne Applebaum reflexionaba sobre el papel que los medios de comunicaci¨®n desempe?an en la divisi¨®n de las sociedades. En Estados Unidos, sosten¨ªa, unos ven la CNN y otros Fox News, as¨ª que apenas pueden hablar, porque ambas cadenas cuentan noticias distintas y unos y otros ni siquiera est¨¢n de acuerdo en lo que sucedi¨® ayer. Algo parecido, prosegu¨ªa, ocurre en Polonia, donde la televisi¨®n estatal ya no es una emisora p¨²blica, sino s¨®lo una televisi¨®n del partido que gobierna, propagand¨ªstica; en cambio, la BBC ha conseguido seg¨²n Applebaum que, pese al Brexit, el Reino Unido no sea un pa¨ªs partido por la mitad y todos hablen de los mismos temas. ¡°Es muy dif¨ªcil tener un debate nacional¡±, conclu¨ªa Applebaum, ¡°si la gente tiene dos conversaciones separadas¡±.
Las palabras de la historiadora poseen la virtud de recordarnos el poder descomunal que ejercen los medios de comunicaci¨®n sobre nuestras sociedades; por supuesto, podr¨ªan matizarse. A m¨ª, sin ir m¨¢s lejos, no me parece que la divisi¨®n en los Estados Unidos de Trump sea menos acusada que en el Reino Unido del Brexit, a pesar de la BBC, que dej¨® muchos pelos de su prestigio en la gatera del Brexit porque antes del refer¨¦ndum cometi¨® el error imperdonable de optar por la equidistancia entre las mentiras de los partidarios del Brexit y las verdades de sus detractores. Pero, en general, Applebaum acierta, y sus razones explican en parte que ahora mismo sea tan dif¨ªcil el di¨¢logo entre catalanes. Porque, en Catalu?a, dos millones de votantes se informan casi s¨®lo por la televisi¨®n y la radio p¨²blicas catalanas, que est¨¢n al servicio de los partidos gobernantes, o por medios dopados por el Gobierno catal¨¢n; con relaci¨®n a la situaci¨®n catalana, estas personas no creen m¨¢s que a esos medios, as¨ª que est¨¢n convencidas, por ejemplo, de que el derecho a decidir existe, de que a los catalanes nos ampara el derecho de autodeterminaci¨®n, de que nuestro problema es un problema entre Catalu?a y Espa?a y no entre catalanes, de que los pol¨ªticos presos son presos pol¨ªticos, de que Espa?a es apenas una democracia o de que la democracia est¨¢ por encima de la ley. Frente a esos dos millones de votantes separatistas, hay otros dos millones de votantes no separatistas que jam¨¢s frecuentan sus medios, as¨ª que, aunque a veces unos y otros est¨¦n de acuerdo en lo que pas¨® ayer, sus opiniones sobre ello son tan incompatibles que es como si no lo estuvieran. Es verdad que los medios p¨²blicos espa?oles siempre han estado manipulados por los Gobiernos, pero, como reconocen en privado algunos periodistas de los medios p¨²blicos catalanes, una cosa son unos medios manipulados y otra unos medios convertidos en instrumento de propaganda, que es en lo que se han convertido de un tiempo a esta parte los medios catalanes. Por otro lado, es cierto que hay pol¨ªticos separatistas que saben muy bien que las mentiras que he enumerado m¨¢s arriba ¡ªy muchas m¨¢s¡ª son s¨®lo eso, mentiras, y que para dialogar en serio hay que volver a la verdad, pero ?c¨®mo van a dec¨ªrselo a sus votantes, si fueron ellos mismos quienes los enga?aron y si son sus propios medios p¨²blicos ¡ªy los privados afines¡ª quienes siguen enga?¨¢ndolos? No es s¨®lo que sea muy dif¨ªcil la conversaci¨®n entre separatistas y no separatistas; es que es dif¨ªcil entre enga?adores y enga?ados, o entre partidarios de continuar con las mentiras, tipo Puigdemont, y partidarios de abandonarlas, tipo Tard¨¤. Por lo dem¨¢s, las mentiras suelen ser mucho m¨¢s atractivas y f¨¢ciles de contar que la verdad, y por eso, cuando se apoderan de nosotros, es muy complicado librarse de ellas.
Nada m¨¢s f¨¢cil que romper una sociedad, ni m¨¢s dif¨ªcil que recomponerla, entre otras razones porque, para recomponerla, primero hay que aceptar que est¨¢ rota. Es lo que ocurre ahora mismo en Catalu?a. Volver a unir una sociedad exige recuperar el respeto a la verdad, cosa que en Catalu?a se perdi¨® hace a?os: s¨®lo unos medios libres, valerosos e independientes pueden hacer ese trabajo, devolvi¨¦ndonos la posibilidad de mantener la conversaci¨®n que necesitamos con urgencia.
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