La adaptaci¨®n al cine del musical ¡®Cats¡¯, obra cumbre del fe¨ªsmo pop
El desastroso tr¨¢iler de la adaptaci¨®n del musical provoca un encendido debate en redes y hace presagiar lo peor a sus fans
ESTE ES EL argumento del musical Cats: varios gatos se turnan para subir al escenario, cantar una canci¨®n sobre el principal rasgo de su personalidad y, al final, uno de ellos recibe permiso para morir y un ovni se lo lleva del escenario. Salvo esos ¨²ltimos minutos, no hay historia. Cats es, junto con Esperando a Godot, la ¨²nica pieza de teatro en cuyo t¨ªtulo est¨¢ tambi¨¦n el argumento entero. Pero algo funciona en este musical, porque se represent¨® ininterrumpidamente en Londres desde su estreno en 1981 hasta 2002, y en Broadway durante 28 a?os, entre 1982 y 2000. Y algo tendr¨ªa que funcionar, tambi¨¦n, en la pel¨ªcula que este a?o se estrenar¨¢ adaptando el exitoso material. Al menos eso se esperaba hasta que, hace cosa de tres semanas, se estren¨® el tr¨¢iler.
El v¨ªdeo muestra un espectacular elenco de legendarios actores brit¨¢nicos en el papel de los gatos. Pero nada de lo que deber¨ªa funcionar lo hace. Judi Dench, Ian McKellen, Idris Elba o Ray Winstone tienen la cara pintada y el cuerpo cubierto por lo que parecen leotardos peludos. Para unir sus facciones claramente humanas con el cuerpo pretendidamente felino se ha usado el ordenador, que deforma ambas partes, rostro y cuerpo, hasta ubicarlos en un averno grotesco, un lugar teratol¨®gico donde hombre y bestia son uno, indivisible e innombrable.
En este mundo digital del doctor Moreau, los gatos andan sobre dos patas y las hembras (que incluyen a la superestrella Taylor Swift o a Rebel Wilson o a Kate Hudson) tienen pechos humanos. La gata que interpreta Judi Dench lleva un abrigo de pieles sobre su¡ piel. Todo esto mientras defienden la partitura m¨¢s comercial del teatro musical de los ochenta, reforzando la idea de que este v¨ªdeo pesadillesco tiene que parecernos bonito. Solo en YouTube sumaba ya, al cierre de este n¨²mero, 10 millones de reproducciones: 105.000 me gusta y 289.000 no me gusta. El tr¨¢iler quer¨ªa vender la pel¨ªcula, cara y llena de estrellas, pero ha acabado siendo un hito cultural de 2019 y una obra cumbre del fe¨ªsmo pop.
Pero es bueno recordar que Cats siempre fue un caso aparte. Naci¨® como capricho personal de Andrew Lloyd Webber, un compositor ingl¨¦s cuyo mayor talento creativo es identificar en una sinfon¨ªa de Haydn o en un aria de Puccini qu¨¦ melod¨ªas pueden convertirse en canci¨®n superventas (no es poco talento). Quer¨ªa adaptar El libro de los gatos habilidosos del viejo Possum, un ignoto poemario de T. S. Eliot sobre gatos. El proyecto era tan suicida que lo tuvo que pagar de su bolsillo, con los millones ganados en los setenta por las partituras de Jesucristo Superstar y Evita. Hipotec¨® su casa dos veces. Contrat¨® a Trevor Nunn, un director que nunca ha hecho un buen musical. Estaba convencido de que lo hortera, si uno se lo toma en serio, puede parecer bonito. Y de aquel desaguisado sali¨® el mayor ¨¦xito de la d¨¦cada. Una obra tan boba que conmov¨ªa hasta al turista m¨¢s advenedizo. De tan mal gusto que divert¨ªa al m¨¢s esnob. Un bombazo.
Los productores de la pel¨ªcula esperan un ¨¦xito. Hay miles de espectadores que se mueren por ver este desastre solo para comprobar lo malo que es. Ir¨¢n a divertirse. Tal vez acaben conmovi¨¦ndose. Tal vez se le haya hecho justicia a Cats.
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