Usted no es Billie Holiday; ella tampoco
Una biograf¨ªa coral sobre la cantante muestra hasta qu¨¦ punto es dif¨ªcil describir a alguien sin caer en contradicciones, dotar de coherencia una vida, cualquier vida
En los a?os setenta, una mujer llamada Linda Kuchl quiso escribir un libro sobre la cantante Billie Holiday. Para ello entrevist¨® con paciencia y tacto a m¨¢s de 150 personas: desde los detectives del FBI que la persegu¨ªan para encerrarla por consumo de drogas, a los maridos y amantes que la maltrataban; desde los amigos de la infancia a los m¨²sicos que alguna vez tocaron con ella. Reuni¨® dos cajas de cart¨®n llenas de cintas de casete, a su vez llenas de voces. Solo la transcripci¨®n del pianista Carl Drinkard ocupaba 130 p¨¢ginas. Kuchl luch¨® a brazo partido contra toda esa resbaladiza monta?a de informaci¨®n ¡ªla mayor¨ªa de las veces contradictoria¡ª pero parece que nunca logr¨® terminar su libro. Acab¨® tir¨¢ndose por la ventana una noche de invierno despu¨¦s de asistir a un concierto de Count Basie. La familia vendi¨® la documentaci¨®n a un coleccionista que, muchos a?os despu¨¦s, permiti¨® consultarla a la escritora brit¨¢nica Julia Blackburn, decidida a intentarlo de nuevo. Blackburn oy¨® de nuevo las cintas ¡ªla confusi¨®n de las 150 voces, casi todas ya pertenecientes a personas muertas¡ª y concluy¨® que era imposible poner orden a ese revoltijo. Pero que adem¨¢s ese revoltijo en bruto guardaba un valor en s¨ª, porque en eso consist¨ªa la vida contradictoria de Billie Holiday, la vida contradictoria de cualquiera. Pruebe a contratar a un periodista tenaz para que entreviste a 150 conocidos suyos y oiga el resultado en busca de coherencia. Convencida de eso, Blackburn ha escrito un libro revelador (Con Billie Holiday, editorial libros del Kultrum), publicado recientemente en espa?ol, donde deja hablar a los entrevistados por separado, sin corregirles, sin importarle las contradicciones en que incurren unos con otros. As¨ª, Billie Holiday es a la vez una dama de elegancia innata y una tipa barriobajera y maleducada; una mujer madura y fuerte y otra desvalida e infantil que va tras de macarras violentos para acurrucarse en sus brazos y jugar a anularse; una adicta fatal a la hero¨ªna y alguien que deja la droga sin mayor drama y sin esfuerzo. Y as¨ª hasta 150 mujeres.
Solo en tres cosas todos coinciden: en que beb¨ªa demasiado, en que pocas veces cant¨® una canci¨®n sin cre¨¦rsela y en que le gustaba mucho charlar. Sobre esto ¨²ltimo, una de esas voces escondidas en las cajas de cart¨®n recuerda: ¡°Y nos pusimos a hablar de m¨²sica, de bebida, de sexo, de drogas, de pol¨ªtica, de g¨¢nsteres, de actores, de propietarios de bares, de escritores, y de la alta sociedad. Y de perros, y de ropa y de compras¡±.
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