Queremos hechos, no relatos
Llevamos desde el final de la crisis con los deberes a medio hacer
Por si siguen distra¨ªdos en la playa les recuerdo que el curso pol¨ªtico no acab¨® con la formaci¨®n de un gobierno, sino con la disputa en torno a qui¨¦n hab¨ªa ganado el relato sobre las causas de este fracaso. El ¨²nico hecho importante, lo de que de verdad importaba, se desvaneci¨® as¨ª detr¨¢s de juegos de persuasi¨®n dirigidos a imputar al otro la responsabilidad por la falta de acuerdo. Seguimos sin resultados, estos se suplen por palabras justificadoras ordenadas siguiendo los enmarques habituales y las nuevas convenciones de la actual dictadura del marketing pol¨ªtico. Parole, parole, parole. Y as¨ª llevamos cuatro largos a?os en los que siguen reinando los presupuestos de El Cid Montoro, en los que la acci¨®n pol¨ªtica propiamente dicha es suplida por el estruendo de la confrontaci¨®n interpartidista, la excitaci¨®n de las pasiones que tanto propician las redes, y el narcisismo de los l¨ªderes ¡ªla vanidad es la ¡°enfermedad profesional¡± de los pol¨ªticos, dice Weber¡ª.
Lo malo es que eso que llamamos ¡°relato¡±, precisamente porque es pol¨ªtico, no puede dejar de introducir la l¨®gica adversaria, el inevitable nosotros frente a ellos. ?C¨®mo podemos acceder as¨ª al m¨¢s m¨ªnimo acuerdo si no paramos de satanizar al adversario? ?Hay alguna f¨®rmula para que nuestros pol¨ªticos abandonen el modo electoral, la patol¨®gica b¨²squeda de su propio beneficio caiga quien caiga, y se acerquen al modo gobernar; que dejen de pensar en sus intereses de parte y se acerquen a los intereses de todos? Porque, no lo olvidemos, aunque solo gobierne una ¡°parte¡± (de aqu¨ª viene el t¨¦rmino ¡°partido¡±), tiene que hacerlo para lo com¨²n. Esto es lo que m¨¢s les cuesta entender a los nuevos pol¨ªticos de profesi¨®n, m¨¢s c¨®modos en la mutua descalificaci¨®n y el c¨¢lculo del beneficio inmediato que en buscar decisiones responsables ¡ªWeber, de nuevo¡ª.
E la nave va! A pesar de todo, la nave del Estado sigue a flote gracias a las administraciones p¨²blicas profesionalizadas. Pero navega sin rumbo, con las habituales rutinas administrativas, sin nadie que est¨¦ propiamente al mando y sepa conducirlo al destino deseado. Llevamos as¨ª desde el final de la crisis, con los deberes a medio hacer y ya casi dentro del peor escenario pol¨ªtico-econ¨®mico de los ¨²ltimos a?os, en plena tormenta. Y no creo que todos estos problemas, entre los cuales se encuentra una formidable crisis de Estado, se resuelvan s¨®lo con palabras, relatos o milongas. Se resolver¨¢n con decisiones pol¨ªticas en muchas ocasiones dif¨ªciles y para las que es preciso contar con consensos pol¨ªticos amplios.
?Estar¨¢n nuestros pol¨ªticos a la altura de las circunstancias o seguir¨¢n tortur¨¢ndonos este oto?o con sus ya archiconocidas y cansinas declaraciones de siempre? Lo malo de la reiteraci¨®n electoral es que ya no hay lugar para la sorpresa o la innovaci¨®n de los mensajes. ?De verdad hemos de volver a pasar por toda esa fanfarria? ?No temen caer en el rid¨ªculo? ?Van a seguir enred¨¢ndonos con sus palabras gastadas? Total, ?para qu¨¦? En noviembre seguramente volveremos de nuevo a la casilla de salida y tocar¨¢ volver a empezar. Pero habremos perdido un tiempo decisivo. La realidad siempre se toma su venganza; los cuentos cuentos son.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.