La joyera espa?ola que triunfa en China usando piedras preciosas libres de explotaci¨®n
Paloma S¨¢nchez se embarca en un proyecto para lograr que la extracci¨®n de las gemas deje m¨¢s riqueza en los pa¨ªses productores
A primera vista, Paloma S¨¢nchez (Seu d'Urgell, 1960) puede parecer una pija. Vestida a la ¨²ltima moda, maquillada con sutil elegancia y luciendo joyas que llaman la atenci¨®n a una distancia generosa, parece carne de influencer. Pero el de esta gem¨®loga catalana es un buen ejemplo de c¨®mo las apariencias enga?an. Porque puede que S¨¢nchez se haya convertido en una de las joyeras m¨¢s cotizadas de China y que se mueva en los c¨ªrculos de la jet set de la segunda potencia mundial, pero no tiene inconveniente en cambiar la ropa de dise?o por otra de combate para adentrarse ella misma en las minas de las que salen las piedras que luego utiliza en sus dise?os.
Sus viajes por pa¨ªses como Birmania, Sri Lanka o Etiop¨ªa, as¨ª como las joyas en las que cede todo el protagonismo a las caprichosas creaciones de la naturaleza, reflejan una forma diferente de entender la joyer¨ªa. S¨¢nchez se enorgullece tanto de encontrar piedras ¨²nicas y de engarzarlas modific¨¢ndolas lo m¨ªnimo posible como de conocer a quienes las extraen y de tratar de proporcionarles una vida digna. ¡°El de las piedras preciosas es un mundo tan machista como opaco¡±, dispara durante una visita al taller de Pek¨ªn en el que media docena de trabajadores chinos dan forma a sus dise?os. ¡°Adem¨¢s, en el caso de piedras como el diamante, todo est¨¢ controlado por un peque?o grupo de familias, que manipulan los precios y funcionan como mafias¡±, a?ade.
S¨¢nchez, que es miembro del Instituto Gemol¨®gico Americano, conoce bien los mecanismos del sector porque le ha dedicado toda su vida. Pero no siempre de la misma manera. Lleg¨® a ser directiva de marcas tan afamadas como Carrera y Carrera, Hublot, o Patek Philippe, y termin¨® hart¨¢ndose. A pesar de "contar con recursos escasos y de ser mujer y no joven¡±, decidi¨® dejar la seguridad de esos puestos para dedicarse a lo que realmente le inspiraba. Ahora, protagoniza portadas de revistas de lujo, pero tambi¨¦n documentales sobre la miner¨ªa en los que muestra las instalaciones desde dentro.
Y all¨ª es donde se ha propuesto marcar la diferencia. ¡°En 2016 abrimos en Ad¨ªs Abeba el primer taller para procesar ¨®palos. Desde el principio tuvimos claro que contratar¨ªamos exclusivamente a mujeres, y, concretamente, a las que han sido abandonadas por los mineros con los que estaban casadas, algo que resulta demasiado habitual¡±. S¨¢nchez se ali¨® con una de las pocas mujeres et¨ªopes del sector para ofrecer una oportunidad a estas mujeres, que suelen ser rechazadas por sus familiares y est¨¢n abocadas a la mendicidad. ¡°De momento empleamos a doce, a las que hemos formado durante un mes para tallar y pulir el mineral. Nos hemos expandido tambi¨¦n a los zafiros y a las esmeraldas, han abierto una peque?a joyer¨ªa en la ciudad, y nuestro objetivo es continuar creciendo. Nosotras no queremos hacer obras de caridad, sino proporcionar dignidad y trabajo¡±, se?ala.
La ambici¨®n de S¨¢nchez va mucho m¨¢s all¨¢, porque su reto es establecer el primer laboratorio gemol¨®gico de ?frica para piedras de color. ¡°El problema de estas es que dejan poca riqueza en el lugar donde se extraen. A diferencia de lo que sucede con los diamantes, cuya obtenci¨®n est¨¢ mucho m¨¢s regulada y requiere maquinaria pesada, la mayor¨ªa sale de minas artesanales regentadas por peque?as comunidades que suelen escapar al control del Gobierno. Las condiciones laborales son deplorables y muchas veces se utiliza a ni?os para que accedan a lugares angostos en los que no entra un adulto. Luego, los intermediarios compran muy barato el material en bruto, y el tallado y la certificaci¨®n se llevan a cabo en otros pa¨ªses. Ese es el proceso que genera m¨¢s riqueza¡±, explica.
Si los pa¨ªses productores pudiesen retener el mineral y procesarlo dentro de sus fronteras, no solo lograr¨ªan venderlo a un precio muy superior. Tambi¨¦n crear¨ªan puestos de trabajo m¨¢s cualificados y en condiciones mucho mejores. ¡°De momento, los dirigentes et¨ªopes est¨¢n interesados en el proyecto del laboratorio, pero all¨ª todo se mueve a otro ritmo¡±, bromea la catalana, a la que tambi¨¦n le preocupa la corrupci¨®n.
La de S¨¢nchez puede parecer una gota en el oc¨¦ano, pero no est¨¢ sola en la cruzada por mejorar el impacto social de la joyer¨ªa. El Consejo de la Joyer¨ªa Responsable fue fundado en 2005 para establecer un C¨®digo de Conducta que comprende un importante abanico de asuntos: desde los derechos humanos y laborales, hasta el impacto medioambiental de la miner¨ªa o la transparencia en la comercializaci¨®n. M¨¢s de 1.100 empresas se han adherido a ¨¦l y aceptan ser auditadas para recibir un certificado que resulta cada vez m¨¢s importante debido a la mayor concienciaci¨®n de los consumidores.
El C¨®digo de Conducta, adem¨¢s, va actualiz¨¢ndose para mejorar sus est¨¢ndares, y eso es algo que un grupo de 27 ONG aplaudieron el pasado d¨ªa 11 con una carta abierta en la que, sin embargo, tambi¨¦n dejaron claro que todav¨ªa queda mucho por hacer: desde mejorar los derechos de los ind¨ªgenas en zonas mineras, hasta asegurar la implementaci¨®n de normativas de protecci¨®n medioambiental m¨¢s estrictas, pasando por el cumplimiento del propio C¨®digo. S¨¢nchez tambi¨¦n a?ade que un reto importante es lograr que estas pr¨¢cticas trasciendan las empresas m¨¢s grandes y que se implementen tambi¨¦n en otras m¨¢s peque?as y en comunidades locales. ¡°Afortunadamente, creo que estamos avanzando en la direcci¨®n correcta¡±, concluye optimista.
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