El riesgo para la civilizaci¨®n de no tener hijos
La baja natalidad tiene m¨¢s posibilidades de acabar con la civilizaci¨®n que cualquier peste, mutaci¨®n o meteorito.
LAS FICCIONES DIST?PICAS se han entronizado en el imaginario universal con m¨¢s fuerza que en el siglo XX, cuando los reg¨ªmenes totalitarios, las guerras mundiales y los genocidios engendraron ficciones donde el poder y las estructuras estatales perpetraban toda clase de atropellos. Sin embargo, de un tiempo a esta parte se ha producido una banalizaci¨®n de las distop¨ªas, anegando as¨ª de zombis, epidemias, mutantes y asteroides las series, los c¨®mics, las pel¨ªculas y las novelas. Con todo, mientras los escenarios posapocal¨ªpticos se convierten en otra expresi¨®n de lo espectacular, el primer mundo se despuebla y la esterilidad tiene m¨¢s posibilidades de acabar con la civilizaci¨®n que cualquier peste, mutaci¨®n o meteorito.
En realidad, asociar la felicidad a la pareja, los hijos y la formaci¨®n de familias resulta cada vez m¨¢s peregrino en las sociedades desarrolladas, donde el fil¨®sofo Peter Sloterdijk ya hab¨ªa advertido en 1994: ¡°El ¨²ltimo hombre en el individualismo de la era industrial ya no es el amigable positivista que ha inventado la felicidad, con sus peque?os placeres para el d¨ªa y la noche. El ¨²ltimo hombre es, m¨¢s bien, el hombre sin retorno. Este se construye en un mundo en el que ya no se reconoce primado alguno a la reproducci¨®n¡± (En el mismo barco). Sin embargo, un cuarto de siglo m¨¢s tarde la vieja estampita de la felicidad contin¨²a imprimi¨¦ndose, y as¨ª la aparici¨®n de estudios como Pensamiento mon¨®gamo, terror poliamoroso (2018), de Brigitte Vasallo; Mujeres que ya no sufren por amor (2018), de Coral Herrera; The Palgrave Handbook of Male Psychology and Mental Health (2019), de John Berry, o Happy Ever After: Escaping the Myth of the Perfect Life (2019), de Paul Dolan, son recibidos con u?as porque disuelven todo lo que era s¨®lido.
Los libros citados corroboran las intuiciones de Sloterdijk, pues demuestran que la sexualidad sin apego, la opci¨®n de vivir sin descendencia y el envejecimiento exonerado de v¨ªnculos familiares son un hecho en Europa. La andropausia ya es frecuente en varones de 30 a?os, los ¨ªndices de natalidad se desploman y el n¨²mero de personas que viven solas a partir de los 50 a?os crece. ?Las cosas cambiar¨ªan si hubiera m¨¢s empleo de calidad, buenos salarios y pensiones aseguradas? No, porque la felicidad y el bienestar ya no suponen los hijos, ni parejas duraderas, ni familias ampliadas. En realidad, seg¨²n el Eurostat, en menos de 20 a?os el n¨²mero de parejas sin hijos triplicar¨¢ al de las parejas con hijos.
Algunas ficciones se atreven a proponer situaciones que dialogan con estos nuevos problemas, tales como Ma?ana tendremos otros nombres (Alfaguara), de Patricio Pron, o El cuento de la criada (HBO), pero fuera de la ficci¨®n ya existen equipos de investigaci¨®n que trabajan con las patolog¨ªas de las personas que han envejecido sin hijos u organizaciones dedicadas a atender a las personas mayores que decidieron no tener descendencia. Las distop¨ªas de Huxley, Orwell y Bradbury precisaban de dictaduras para ser veros¨ªmiles, pero el fin del Estado del bienestar lo ha propiciado la propia socialdemocracia, tal como sentenci¨® Sloterdijk: ¡°Para la construcci¨®n de la sociedad, la tercera ola necesita individuos, los cuales, a su vez, cada vez necesitan menos de la sociedad. El socialismo se ha hecho realidad en forma de asocialismo¡±.
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