?Qui¨¦n manda?
LA MAYOR?A de los pies expuestos a la vista se retiran hacia atr¨¢s cobardemente. De las 15 personas reunidas, 11 los tienen en la retaguardia, cruzados el uno sobre el otro, formando una defensa, una alianza. Casualmente, los 11 llevan zapatos negros y calcetines oscuros, mientras que los pies que progresan hacia el espectador (de mujeres sin excepci¨®n) llevan calzado claro. Cuando me invitan a dar una conferencia, siempre pregunto si se me van a ver los pies, porque los m¨ªos tampoco son valientes y prefiero tomar medidas. Si me dicen que s¨ª, los disfrazo con calcetines llamativos, para disimular su apocamiento. ?ltimamente, incluso cuando me aseguran que no, procuro rejuvenecerlos un poco, por si acaso. El calcet¨ªn, para los de mi generaci¨®n, no pasaba de ser una mortaja, ya que los pies ten¨ªan una cierta consideraci¨®n de cad¨¢ver. De hecho, se pasaban el d¨ªa muertos de fr¨ªo.
En la actualidad, aun estando vivos, ya ven que no se muestran demasiado, ni siquiera entre el grupo de j¨®venes pol¨ªticos abanderados por Rivera, que es quiz¨¢ el que m¨¢s retrasados los tiene. Les propongo a ustedes un juego did¨¢ctico: recorten la silueta de la parte superior de los cuerpos fotografiados y prueben a intercambiarlas con la zona que se encuentra debajo del tablero de la mesa. Comprobar¨¢n para su sorpresa que en la mayor¨ªa de los casos no se percibe ning¨²n desacuerdo debido a la uniformidad mortuoria de que es v¨ªctima la parte inferior. Luego, tomando solo como referencia la actitud de las piernas y los pies, deduzcan qui¨¦n est¨¢ a punto de mandar en ese partido.
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