?Y tambi¨¦n dos huevos duros!
Por una innovaci¨®n heterodoxa en la empresa y ubicua en la administraci¨®n
Es una de las escenas m¨¢s brillantes de la comedia cinematogr¨¢fica. En ella vemos entrar en un camarote a un sinf¨ªn de personajes, de la manicura al fontanero, terminando con los camareros que traen la disparatada cena encargada por Groucho y Chico Marx. El mismo que al comienzo repite la frase que se ha convertido en un s¨ªmbolo del exceso: ?y tambi¨¦n dos huevos duros!
El camarote de los hermanos Marx me ha hecho pensar en la omnipresencia de la innovaci¨®n en el discurso pol¨ªtico y el marketing empresarial. En el abuso de una palabra que est¨¢ a punto de vaciarla de significado y de producirnos hast¨ªo. Estamos en un punto en el que, la pr¨®xima vez que una cu?a publicitaria nos sugiera poner un poco m¨¢s de innovaci¨®n en nuestra vida, vamos a gritar como Chico: ?y tambi¨¦n dos huevos duros!
El abuso de la palabra? "innovaci¨®n" est¨¢ a punto de vaciarla de significado y de producirnos hast¨ªo
Lo parad¨®jico es que, pese al exceso verbal, Espa?a no necesita menos sino mucha m¨¢s innovaci¨®n. Pero no en el marketing o en los discursos, sino en la pr¨¢ctica empresarial y en las pol¨ªticas de promoci¨®n econ¨®mica. Y la necesitamos de forma cada vez m¨¢s heterodoxa: con m¨¢s empresas de m¨¢s sectores arriesgando en sus negocios, con m¨¢s experimentaci¨®n en las pol¨ªticas p¨²blicas y con m¨¢s agentes ¡ªp¨²blicos, privados y no lucrativos¡ª cooperando de formas nuevas. El reto es meterlos a todos en el mismo camarote sin acabar como en la escena de los Marx: hechos un l¨ªo, reventando la puerta y rodando por el suelo.
Para comenzar, hay que asumir que es posible innovar en las pol¨ªticas p¨²blicas y privadas de innovaci¨®n, y que ya est¨¢ pasando. Abusando de las referencias cinematogr¨¢ficas, dir¨¦ que en los ¨²ltimos a?os hemos visto cosas que los m¨¢s ortodoxos de la innovaci¨®n ¡ªaquellos que s¨®lo la entienden como un fen¨®meno empresarial resultado de la I+D¡ª no creer¨ªan. Hemos asistido a disrupciones digitales protagonizadas por peque?as empresas sin departamentos de I+D, mientras nuestras grandes empresas espa?olas, de todos los sectores, pon¨ªan en marcha aceleradoras de startups. En el terreno institucional, el Manual de Oslo de la OCDE ¡ªla biblia de las m¨¦tricas de innovaci¨®n para las oficinas nacionales de estad¨ªstica¡ª ampliaba sus definiciones para dar cabida al sector p¨²blico, mientras proliferaban las oficinas de innovaci¨®n en nuestros ayuntamientos, una administraci¨®n sin competencias formales en este terreno.
El rol de la innovaci¨®n dentro del sector p¨²blico es especialmente atractivo: desaf¨ªa el mito de una administraci¨®n inerte que avanza a remolque de la sociedad y, quiz¨¢ por ello, ha recibido poca atenci¨®n tanto en nuestro pa¨ªs como en Am¨¦rica Latina.
El rol de la innovaci¨®n dentro del sector p¨²blico es especialmente atractivo: desaf¨ªa el mito de una administraci¨®n inerte que avanza a remolque de la sociedad y, quiz¨¢ por ello, ha recibido poca atenci¨®n tanto en nuestro pa¨ªs como en Am¨¦rica Latina
Comencemos por los procesos de digitalizaci¨®n. Espa?a ha hecho importantes inversiones en tecnolog¨ªa pero sin abordar dos aspectos clave: el redise?o profundo de los servicios p¨²blicos y el impulso decidido a las empresas que lo pueden catalizar, incluidas las startups. Hablamos de un sector conocido como GovTech, en el que Estonia es referencia internacional y en el que Portugal comienza a posicionarse. Sigamos por el intraemprendimiento p¨²blico y la experimentaci¨®n de pol¨ªticas, en el que pa¨ªses como Reino Unido o Chile han creado verdaderos ¡°laboratorios de gobierno¡± que todav¨ªa no tienen correspondencia en nuestro pa¨ªs.
Un aspecto central de dicha experimentaci¨®n, que merece una menci¨®n especial, es la puesta en marcha de sandbox regulatorios como el que el Ministerio de Econom¨ªa trata de lanzar para el sector financiero, y que pa¨ªses como Singapur ya utilizan en otros sectores altamente regulados, como el energ¨¦tico. Y terminemos por el uso activo de la contrataci¨®n, por la compra p¨²blica de innovaci¨®n: un poderoso mecanismo de acci¨®n doble, pues moderniza el Estado al tiempo que ofrece una oportunidad ¨²nica a las empresas de ensayar sus soluciones con un primer cliente (p¨²blico) de lanzamiento. Pa¨ªses como Holanda fueron pioneros hace m¨¢s de una d¨¦cada en este terreno, pero Espa?a ha avanzado con decisi¨®n desde 2010 combinando el impulso pol¨ªtico necesario, las ayudas del ministerio del ramo y la iniciativa de un pu?ado de ayuntamientos y administraciones auton¨®micas.
Asistimos a una revoluci¨®n silenciosa de la innovaci¨®n que permea todos los sectores de la econom¨ªa, todos los niveles de la administraci¨®n y todas sus ¨¢reas de gobierno. Y que no puede pasar desapercibida para el nuevo Gobierno de Espa?a
La conclusi¨®n es clara: asistimos a una revoluci¨®n silenciosa de la innovaci¨®n que permea todos los sectores de la econom¨ªa, todos los niveles de la administraci¨®n y todas sus ¨¢reas de gobierno. Y que no puede pasar desapercibida para el nuevo Gobierno de Espa?a que podr¨ªa nacer en septiembre.
Esta revoluci¨®n le apela en, al menos, tres sentidos: el organizativo, el program¨¢tico y el presupuestario. Sobre el presupuestario no hay mucho que decir: las buenas pol¨ªticas p¨²blicas necesitan recursos. El reto program¨¢tico es, en realidad, una gran oportunidad. El nuevo Gobierno contar¨ªa con una situaci¨®n inusual y muy favorable: casi cuatros a?os de pax electoral en los tres niveles de la administraci¨®n ¡ªcon la excepci¨®n de Galicia, Euskadi y Catalu?a¡ª en los que poder desarrollar el esfuerzo de concertaci¨®n que estas pol¨ªticas requieren. Unos a?os en los que, adem¨¢s, se van a dise?ar y desplegar los Fondos Estructurales europeos 2021-2027, llamados a cofinanciar estas nuevas apuestas.
En cuanto al organizativo, corresponde preguntarse si la arquitectura del Gobierno es la que mejor responde al desaf¨ªo. La recuperaci¨®n en 2018 del Ministerio de Ciencia, Innovaci¨®n y Universidades fue afortunada por muchos motivos ¡ªeleva a rango ministerial estas pol¨ªticas y lo hace integrando universidad, investigaci¨®n y empresa¡ª, pero no puede ser complaciente. Como acabamos de ver, una gran parte de la innovaci¨®n escapa a los circuitos formales de la I+D, est¨¢ liderada por procesos p¨²blicos de regulaci¨®n compleja y tiene un fuerte sustrato digital. Y a d¨ªa de hoy, las pol¨ªticas de empresa, avance digital y modernizaci¨®n de la administraci¨®n residen en otros ministerios.
El dilema es de nuevo el de los hermanos Marx: sabemos que hay que invitar a todos a entrar en el camarote de la innovaci¨®n, que es dif¨ªcil hacerlo de manera organizada y que el liderazgo tiene que estar bien definido. Sabemos tambi¨¦n que es urgente ¡ªotros pa¨ªses lo est¨¢n haciendo mejor que nosotros¡ª y que se nos presenta una oportunidad extraordinaria en estos pr¨®ximos cuatro a?os. Hay por tanto mucho por hacer y una primera trampa que evitar: limitarnos a pedir m¨¢s innovaci¨®n como quien pide dos huevos duros.?
Diego Mo?ux Ch¨¦rcoles es socio director y fundador de Science & Innovation Link Office
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