Jo¨ºnia Wapichana, pionera ind¨ªgena en el Congreso de Brasil

En la C¨¢mara de Dipu?tados de Brasil, los parlamentarios mayores y las mujeres tienen preferencia al elegir despacho. Los primeros, en deferencia a su edad. Las segundas no est¨¢ tan claro. El caso es que Jo¨ºnia Wapichana (1974) no lo dud¨® un instante. La primera mujer ind¨ªgena que se sienta en el Congreso federal eligi¨® el despacho 231 en honor al art¨ªculo de la Constituci¨®n m¨¢s importante para ella y los suyos, el que ¡°reconoce la organizaci¨®n social, costumbres, lenguas, credos y tradiciones de los indios, as¨ª como sus derechos originales a las tierras que tradicionalmente ocupan. La Uni¨®n tiene la responsabilidad de demarcar estas tierras y proteger y asegurar el respeto de todos sus bienes¡±.

Wapichana, que suele lucir vistosos pendientes de plumas de colores y lleva por apellido el nombre de su comunidad como acostumbran los l¨ªderes ind¨ªgenas, es consciente del peso hist¨®rico y pol¨ªtico del esca?o que logr¨® en octubre del a?o pasado. Fue en los comicios en los que sus compatriotas eligieron como presidente a Jair Bolsonaro, que pretende autorizar la explotaci¨®n minera en tierras ind¨ªgenas para impulsar la econom¨ªa y asimilar a sus habitantes. Ahora, en plena crisis de incendios en la Amazonia, Wapichana pide junto a otros congresistas, ante el Tribunal Supremo Federal de Brasil, la destituci¨®n del ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, por su responsabilidad en el desastre.

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A la diputada no le gusta andarse con rodeos ni perder el tiempo. Va al grano, como los ejecutivos de grandes empresas o como otras mujeres que compatibilizaron la universidad con la crianza de hijos. Esta abogada de melena y ojos azabache que hizo un m¨¢ster en Arizona renunci¨® a una c¨®moda carrera de funcionaria para defender a las comunidades ind¨ªgenas. Fueron las de su Estado, el amaz¨®nico Roraima, las que le animaron. Quer¨ªan tener voz propia ante el poder en Brasilia. La Constituci¨®n es la principal arma que Wapichana esgrime frente a un Gobierno que, recalca en su despacho, quiere atropellar los derechos ind¨ªgenas. El hasta ahora ¨²nico ind¨ªgena entre sus se?or¨ªas del Congreso era un cacique, M¨¢rio Juruna. Elegido en los ochenta, es recordado por aquel hito hist¨®rico y porque iba a los despachos con una grabadora, para que quedara constancia de las palabras de los blancos en vista de que ment¨ªan a menudo.

Wapichana, como otras pioneras de culturas bien distintas y pa¨ªses bien distantes, es hija de una madre sin estudios que batall¨® para que sus hijos fueran a la escuela. Como en la comunidad no hab¨ªa una, la se?ora Anuzia dej¨® atr¨¢s a su marido para instalarse con los peque?os en la ciudad, en Boa Vista, en la frontera con Venezuela. No recuerda qu¨¦ pens¨® la primera vez que pis¨® el asfalto. En las vacaciones escolares, Wapichana regresaba a la comunidad, donde se vive de la tierra gracias a la pesca, la caza, la recolecci¨®n de frutas¡­, muy distinto a la ciudad, donde hab¨ªa que pagar la casa, la ropa, la comida, la luz, el coche¡­ Aunque a los 17 a?os tuvo que asumir el cuidado del hijo reci¨¦n nacido de una hermana que falleci¨®, logr¨® ir a la universidad. Con mucho trabajo, disciplina f¨¦rrea y una memoria excelente que atribuye a la cultura oral que cultivan los suyos, se licenci¨® en Derecho sin becas ni cuotas, como recalca. Solo tiempo despu¨¦s supo que era la primera abogada ind¨ªgena. En esos a?os tuvo a sus dos hijos. Un cap¨ªtulo de su vida sobre el que deja claro que no le gusta extenderse. La vida de Wapichana comenz¨® como la de la muchos ind¨ªgenas de Brasil, sin que nadie la inscribiera.

Licenciada en Derecho, atribuye su excelente memoria a la cultura oral de su comunidad

Los 800.000 indios actuales, que suponen un 0,6% de los brasile?os, habitan unas tierras que abarcan el 14% del vasto territorio nacional. Pero esos fr¨ªos datos ocultan una realidad que Wapichana y los ambientalistas consideran clave. Por eso en la puerta del despacho parlamentario 231 un cartel lo explica en dos frases: ¡°Dicen que la tierra yanomami es muy grande y tiene pocos indios. Pero esos pocos indios protegen todo el planeta¡±. El modo de vida ind¨ªgena es, seg¨²n los expertos, una de las maneras m¨¢s eficaces de preservar la selva, la flora y la fauna de manera que sigan absorbiendo el CO2 de industrias, vacas y aviones¡­, y refrescando la atm¨®sfera para frenar el calentamiento global.

La prioridad de Wapichana, tambi¨¦n la primera ind¨ªgena en defender un caso ante el Supremo, es evitar un retroceso en los derechos adquiridos, pero no quiere asentarse en el no, estar solo a la defensiva. Propone un modelo de desarrollo sostenible mientras defiende con firmeza los derechos de los ind¨ªgenas, los derechos humanos en general, los de las mujeres, la educaci¨®n y la sanidad, la energ¨ªa limpia¡­ Lleg¨® al Congreso de la mano de Rede, el partido de la antigua ministra de Medio Ambiente Marina Silva. Wapichana tambi¨¦n es producto de una de las sofisticadas incubadoras de nuevos pol¨ªticos que prometen renovaci¨®n en Brasil. Como el resto de los electos formados por la plataforma para lanzar nuevos perfiles pol¨ªticos RenovaBR, su biograf¨ªa es parte esencial de su capital pol¨ªtico.