?Qui¨¦n lidera la salida del caos?
Macron ha pasado de ser un sacerdote del europe¨ªsmo a un l¨ªder para Europa, y esto es una buena noticia
"?Viva quien vence!¡± es ese ir¨®nico y quijotesco grito de repulsa hacia quienes observan el mundo con manique¨ªsmo, arrim¨¢ndose c¨ªnicamente a los supuestos ganadores. Quiz¨¢s por eso nos turba tanto la obra de Maquiavelo, porque su Pr¨ªncipe es el homenaje al l¨ªder de racionalidad estrat¨¦gica que siempre obtiene beneficio pol¨ªtico guiado por la sagrada m¨¢xima del ¡°atr¨¦vete a actuar¡±. Pero hoy es dif¨ªcil pensar en t¨¦rminos maquiavelianos cuando hemos reducido la idea de actuar a lanzar tuits, o cuando valoramos un liderazgo por su capacidad de atraer la atenci¨®n mediante peligrosas payasadas infantiles. Al parecer, el matonismo dial¨¦ctico es subversivo, aunque luego sus valentonadas se disuelvan cual azucarillo cuando la realidad pide verdadera altura pol¨ªtica.
Algo as¨ª ha sucedido en la cumbre del G7, donde ha sido dif¨ªcil encontrar brillo alguno en los obtusos perfiles de Trump y su ¨¦mulo brit¨¢nico. La buena noticia de la reuni¨®n fue que estos dos maestros de la econom¨ªa de la atenci¨®n pasaron desapercibidos; y ll¨¢menme ingenua, pero quiz¨¢s fue porque el encuentro estaba fuertemente dirigido para detenerse con seriedad en lo que realmente ocurre en el mundo: arde el Amazonas; China rota el centro de gravedad hacia Euroasia; el v¨ªnculo transatl¨¢ntico se desinfla; los brotes populistas surgen con fuerza en lo que anta?o fueron templos democr¨¢ticos; la escalada con Ir¨¢n y la amenaza at¨®mica contin¨²an; el Brexit duro cobra fuerza, y la tensi¨®n comercial entre EE?UU y China sigue desestabilizando a todo el planeta.
Ahora que sabemos que las pr¨®ximas d¨¦cadas estar¨¢n marcadas por la pulsi¨®n sinoamericana, es hora de preguntarnos qu¨¦ papel jugar¨¢ la Uni¨®n Europea. ?Queremos una relaci¨®n propia con China o ser el anexo de una Norteam¨¦rica en la que no nos reconocemos? Y lo m¨¢s importante: ?Hay alguien con voz y agenda propias que lea con lucidez el momento que vivimos? Porque podr¨¢ gustar m¨¢s o menos, pero lo cierto es que Macron siempre vence. Quiz¨¢s por eso hay que reconocerle liderazgo pol¨ªtico: porque nada a contracorriente y utiliza el viejo juego de la persuasi¨®n y la diplomacia, y porque ha reivindicado el G7 como un foro de cooperaci¨®n frente a la l¨®gica de suma cero. ¡°Se llama multilateralismo¡±, dijo en una entrevista.
El presidente galo ha pasado de ser un sacerdote del europe¨ªsmo a un l¨ªder para Europa, y esto es una buena noticia. Carecer de liderazgo hoy ¡ªes decir, de alguien con proyecto y poder y que adem¨¢s lo ejercite¡ª supone una amenaza existencial. Porque no hay peor sensaci¨®n, bien lo sabemos en Espa?a, que la de experimentar que en mitad de tanta convulsi¨®n nadie responsable est¨¦ al mando.
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