Cosas que agradecer a Trump
Los nuevos lideres primero rompen algo y despu¨¦s, con suerte, acceden a gesticular para arreglarlo
La estrategia es muy vieja, pero en estos d¨ªas se ha puesto de moda en una secuencia curiosa por la cadencia con que se repite: los l¨ªderes populistas de nuevo cu?o primero se hacen fuertes; despu¨¦s crean el problema; entonces culpan al enemigo del fatal desarrollo de los acontecimientos, y, por ¨²ltimo, acceden desde el torre¨®n del castillo a gesticular para solucionar lo que han roto escaleras abajo.
La comunidad internacional parece obligada a celebrar que Trump no insultara a nadie en la cumbre del G7, que no se enfadara cuando se produjo la sorprendente visita de un ministro iran¨ª, y que haya accedido a una posible reuni¨®n con el enemigo. Celebremos que el presidente est¨¦ dispuesto a retomar el di¨¢logo para un posible acuerdo que ¨¦l mismo abandon¨®. Celebremos que acceda a retomar negociaciones con China, a la que soliviant¨®. Y celebremos que Bolsonaro, que ha recortado a hachazos los recursos para prevenir incendios y deforestaci¨®n, proh¨ªba por decreto quemar Brasil durante dos meses. Celebremos que env¨ªa aviones militares para apagar un fuego que ha avivado. ?Ven cu¨¢ntas razones tenemos para celebrar?
Al fin y al cabo, Yav¨¦ orden¨® a Abraham sacrificar a su primog¨¦nito y solo despu¨¦s de que mostrara la sumisi¨®n necesaria, transform¨® su autoritarismo en magnanimidad. Y si el patriarca del G¨¦nesis tambi¨¦n celebr¨® el cambio de humor de su Dios y que Isaac sobreviviera gracias a su generosidad, c¨®mo no vamos a celebrar nosotros, pobres ciudadanos comunes, que Bolsonaro apague incendios y que Trump se sienta indulgente con los rivales a los que antes ha humillado.
Hasta aqu¨ª las celebraciones. Porque no todos lo han conseguido.
Boris Johnson est¨¢ a¨²n en la primera fase, la de romper la baraja y negar el agua y el aire a quienes opinan distinto que ¨¦l. Conquistado el poder sin pasar por las urnas, ha socavado el Parlamento y ah¨ª a¨²n no hay nada que celebrar. Tal vez nunca llegue su magnanimidad.
Y no todo es fiesta en la mitolog¨ªa populista. El aprendiz de todos ellos, Matteo Salvini, ni siquiera pudo hacerse fuerte en el torre¨®n. Sus aliados se han unido a sus rivales en una finta que merece un brindis por la genialidad italiana. Lo que viene siendo un tiro por la culata. Ya ven, no todo van a ser alegr¨ªas en el reino del Se?or.
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