Diletantismo
El gran fallo de Iglesias es su vanidad, el peor defecto profesional de un pol¨ªtico seg¨²n Weber, pues impide distanciarse de la realidad
Si contemplamos el actual bloqueo pol¨ªtico con el distanciamiento (augenmass) que reclamaba Weber, advertiremos el efecto de un factor que podr¨ªa explicarlo todo: el diletantismo o falta de profesionalidad de que hacen gala nuestros l¨ªderes pol¨ªticos, comport¨¢ndose con la irresponsable incompetencia de unos aut¨¦nticos aficionados. Objetivamente, la actual realidad pol¨ªtica hace posibles diversas coaliciones de Gobierno, ya fueran constitucionalistas, de centroizquierda o progresistas. Pero la arrogancia jactanciosa de unos y otros impide cualquier entendimiento basado en el inter¨¦s general. Para explicar su cerraz¨®n se alegan presuntos motivos elevados, como la defensa de la patria, los derechos ciudadanos o la pretendida falta de confianza. Pero esa moralina solo oculta la incompetencia profesional.
En su testamento intelectual, La pol¨ªtica como profesi¨®n, Weber anot¨® hace justo 100 a?os las tres cualidades exigibles a un l¨ªder democr¨¢tico: la pasi¨®n pol¨ªtica (¨¦tica de las convicciones), a partir del compromiso con una causa; el sentido de la realidad (augenmass), distanci¨¢ndose de la propia posici¨®n ocupada; y la ¨¦tica de la responsabilidad, necesaria para asumir las consecuencias de los propios actos. Esas tres virtudes tienen que coincidir y complementarse, sin dejar que ninguna anule a las otras. Pues bien, los dos antagonistas, S¨¢nchez e Iglesias, presentan una deformaci¨®n profesional inversamente opuesta. El presidente en funciones se comporta como un pragm¨¢tico puro, solo atento al c¨¢lculo de las alternativas posibles y siempre capaz de cambiar sus convicciones en funci¨®n de las consecuencias. Por eso rechaza un Gobierno de coalici¨®n, que no podr¨ªa controlar con plena autonom¨ªa, al que antepone el riesgo de unas elecciones repetidas que se le presentan relativamente favorables.
En cambio, el car¨¢cter de Iglesias es radicalmente inverso. En la dial¨¦ctica entre ¨¦ticas opuestas, siempre antepone sus propias convicciones con total desprecio sobre sus consecuencias futuras, eligiendo todo o nada caiga quien caiga. Por eso le exige a S¨¢nchez un Gobierno de coalici¨®n a cualquier precio para poder fiscalizarle, sin temor a que la repetici¨®n electoral le cueste la debacle de Podemos. Y el gran fallo de Iglesias es su vanidad, el peor defecto profesional de un pol¨ªtico seg¨²n el an¨¢lisis de Weber, pues impide distanciarse de la realidad. ¡°La vanidad, esa necesidad de ponerse a s¨ª mismo en el primer plano lo m¨¢s visiblemente posible, es lo que conduce al pol¨ªtico a caer en la falta de responsabilidad. El demagogo se halla en continuo peligro de convertirse en un actor y de tomar a la ligera las consecuencias de sus acciones, preocup¨¢ndose solo por la impresi¨®n que produce¡± (p¨¢g. 147 de la traducci¨®n de Abell¨¢n para Austral). Es el pecado de megaloman¨ªa, que conduce a Iglesias a querer robarle a S¨¢nchez la iniciativa y el protagonismo de la investidura, exigi¨¦ndole una coalici¨®n fiscalizadora como ¨²nica forma de apoyo.
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