No sabemos nada
Cada vez que veo este edificio desde la M-40 de Madrid me pregunto si me debe gustar.
¡ªNo es el gusto lo que est¨¢ en juego ¡ªdice una voz en mi cabeza¡ª, sino la funci¨®n.
¡ª?Y funciona bien como edificio? ¡ªinquiero.
¡ªCabe suponer que s¨ª, debe de haber costado un ri?¨®n.
¡ªPero estoy harto de ver viviendas caras ¡ªinsisto¡ª que funcionan como viviendas, y que son un horror. No solo es la funci¨®n, es la moral tambi¨¦n.
¡ª?A qu¨¦ clase de moral crees que responder¨ªa esta obra? ¡ªpregunta entonces la voz, mientras yo meto la tercera y piso el freno porque hay un atasco: el de media tarde, que los conductores entretenemos observando la mole del BBVA.
¡ªA la peor ¡ªrespondo yo¡ª, a la del tama?o. No hay arquitectura suficientemente absurda si es lo suficientemente grande.
Desde mi posici¨®n veo las ventanas de las dos caras del inmueble porque es muy estrecho en relaci¨®n con su altura. Debe de estar construido, pues, sobre un rect¨¢ngulo peque?o del que se han obtenido esos beneficios gigantescos. Intento imaginarme sus cimientos, sus conducciones de agua y luz, sus t¨²neles de aire acondicionado, los huecos de sus ascensores. A veces, cuando paso de noche por la zona, con las oficinas iluminadas, me parece ver hombrecillos golpe¨¢ndose como moscas contra los cristales de uno y otro lado y me pregunto c¨®mo ser¨¢ trabajar 8 o 10 horas diarias en un lugar tan expuesto. Ayer dej¨¦ el coche en el taller y tuve que coger un taxi. Intent¨¦ arrancar al conductor una opini¨®n sobre el asunto.
¡ª?Qu¨¦ quiere que le diga? ¡ªdijo.
Pues eso, que no sabemos nada.?
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