Tania Bruguera, la artista enemiga n¨²mero 1 del r¨¦gimen castrista
Esta creadora cubana consagrada por los grandes templos internacionales sufre el repudio del gobierno de su pa¨ªs. Hija de un appar¨¢tchik?comunista, maestra de la performance, sus creaciones pulverizan la frontera entre arte y activismo.
Tania Bruguera (La Habana, 1968) es la artista cubana de m¨¢s renombre y la m¨¢s vigilada por la polic¨ªa de su pa¨ªs. Una artista-activista (¡°artivista¡±, seg¨²n su definici¨®n) a la que han abierto sus puertas las catedrales de la cultura contempor¨¢nea, desde el MoMA de Nueva York hasta la Tate Modern de Londres, pero considerada una enemiga may¨²scula por el r¨¦gimen de La Habana, fiel a los l¨ªmites para la creaci¨®n trazados en 1961 por Fidel Castro con su frase: ¡°Dentro de la revoluci¨®n todo, contra la revoluci¨®n nada¡±. Ah¨ª, en esa nada, ha encontrado ella su territorio art¨ªstico. Con toda claridad se lo expuso un d¨ªa a un interrogador, al decirle: ¡°Gracias por dar sentido a mi obra¡±.
Su principal herramienta ha sido la performance, con una l¨ªnea narrativa netamente pol¨ªtica. Desde los noventa, vive entre la insularidad y el nomadismo, entre Cuba y sus proyectos afuera. Aunque afirma que es retenida en el aeropuerto cada vez que entra o sale, y que en su pa¨ªs le hacen la vida imposible, nunca ha optado por exiliarse. De paso por Espa?a en junio para impartir un taller dentro del programa de artes visuales Madrid 45, llega a la entrevista a mediod¨ªa con aspecto fatigado, coherente con la complejidad de su vida y su rutina de dormir solo cuatro horas diarias. Lleva al cuello un amuleto contra el mal de ojo. En el brazo derecho tiene tatuadas las coordenadas de su vivienda en La Habana, la fecha en la que Castro dej¨® la presidencia de Cuba y el dibujo de una calavera apunt¨¢ndose a la sien con un arma, alusiva a su obra Autosabotaje (2009), en la que jug¨® a la ruleta rusa frente al p¨²blico. ¡°Me recuerda que cada vez que voy a mi pa¨ªs tengo que quitarme el miedo e ir hasta las ¨²ltimas consecuencias¡±, afirma. ¡°El arte pol¨ªtico en Cuba es una ruleta rusa, un juego a todo o nada en el que uno apuesta a perderlo todo¡±.
?Hizo esa obra con armas reales? S¨ª. Esa obra la hice esas dos veces, en el Jeu de Paume en Par¨ªs y en la Bienal de Venecia, pero no la volver¨¦ a hacer porque no hace falta. Hoy muchos artistas est¨¢n haciendo arte pol¨ªtico con el sentido de urgencia y compromiso que yo reclamaba entonces. En aquel momento yo estaba muy angustiada porque no se entend¨ªa la importancia de este enfoque, ¨¦ramos solo unos pocos, y adem¨¢s estaba explorando los l¨ªmites de la performance.
?Qu¨¦ hubiera pasado si se dispara? ?T¨² sabes lo que hubiera pasado? Nada. Un chisme de una noche, porque en el mundo del arte ya no se le da importancia a nada, todo es eventual, pasajero, instant¨¢neo, para el entretenimiento.
Bruguera no es amiga de entrevistas. Dice que ha tenido malas experiencias con la prensa y que se enfrenta a un Gobierno que analiza con lupa todo lo que se publica sobre ella e intenta manipularlo. ¡°Las fake news las inventaron los gobiernos totalitarios¡±, dice.
?Se siente siempre vigilada? S¨ª.
?Hasta qu¨¦ punto? No estoy paranoica, pero s¨¦ que soy un objetivo del Gobierno cubano. Ellos me han clasificado como enemiga, y eso no tiene vuelta atr¨¢s. Y, claro, a menudo pasan cosas que detonan mi preocupaci¨®n. Puedo estar completamente normal y de pronto alguna se?al activa mi red de alerta.
?Me da un ejemplo? Pues que un amigo se aleje de pronto y despu¨¦s descubras que lo ha visitado alguien del Gobierno. O que te quiten de una exposici¨®n sin raz¨®n. O situaciones extra?as. Hace poco, en Nueva York, estaba con unas amistades en un restaurante al aire libre y hab¨ªa una se?ora sola sentada al lado tom¨¢ndose un agua, sin comer, que me miraba mucho. Un rato m¨¢s tarde me fui a ver con otros amigos en un lugar distinto y all¨ª lleg¨® la misma se?ora. Otra vez, por Manhattan, me segu¨ªa por la calle una persona, entr¨¦ a una tienda de animales y al salir estaba esper¨¢ndome fuera.
?C¨®mo se combate la paranoia? Sabiendo que no est¨¢s haciendo nada malo y que eres coherente contigo misma. Sabiendo que no importa que te saquen una foto donde sea, que puedes justificar cada uno de tus actos.
La artista naci¨® inmersa en el l¨ªquido amni¨®tico de la revoluci¨®n. Su padre, Miguel Brugueras ¡ªcon una ese final que su hija se ha quitado¡ª, fallecido en 2006, fue fundador del Partido Comunista y alto representante diplom¨¢tico en plazas de peso como Beirut, Par¨ªs y Panam¨¢ en las que ella pas¨® su infancia hasta que sus padres se divorciaron ¡°por problemas pol¨ªticos¡±.
?Qu¨¦ problemas? Mi madre empez¨® a hacer preguntas inc¨®modas, como, por ejemplo, por qu¨¦ mandaban aviones sin asientos repletos de cosas car¨ªsimas para la esposa de Ra¨²l Castro pagadas con dinero que era del pueblo, mientras no hab¨ªa qu¨¦ comer en Cuba. Mi madre ten¨ªa una idea ut¨®pica de la revoluci¨®n y esas cosas le chocaban, y como era impulsiva y le pod¨ªa dar por decir cosas as¨ª delante de cualquiera, la soluci¨®n de mi padre fue alejarnos y mandarnos a mi madre, a mi hermana peque?a y a m¨ª desde Panam¨¢ de vuelta a La Habana, sin previo aviso y sin maletas. Y al llegar a La Habana lleg¨® mi shock, porque yo hab¨ªa sido criada con la imagen id¨ªlica de Cuba que el Gobierno proyecta hacia el exterior. Entonces, encontrarme con aquella Cuba, la Cuba real, a mis 12 a?os de edad, en un momento de la infancia en el que empiezas a cuestionarlo todo, fue un golpe muy fuerte para m¨ª. Yo creo que por eso soy artista, porque no pude reconciliar la realidad con la proyecci¨®n que ten¨ªa de esa realidad. Ah¨ª est¨¢ la ra¨ªz de mi obra.
A?os despu¨¦s, su padre la condujo a su primer interrogatorio. As¨ª mismo fue. En 1993. Hice para una exposici¨®n un peri¨®dico con textos de artistas, y como estaba prohibido hacer cualquier publicaci¨®n independiente, los censores me dijeron que parase. Mi padre, al que ve¨ªa un par de d¨ªas al a?o, se present¨® en nuestra casa y me pidi¨® que le entregase todos los ejemplares que tuviese. Luego me dijo que lo acompa?ase. Y yo lo segu¨ª sin preocuparme, porque era mi padre.
?Y qu¨¦ pas¨®? Que ya no era mi padre, sino un polic¨ªa. Subimos al carro y se puso a conducir muy serio, sin decir nada.
?No dijo ad¨®nde iban? No. Solo dijo lo que ahora me dice la polic¨ªa cada vez que viene a buscarme: ¡°Vamos a dar un paseo¡±.
?Qu¨¦ ocurri¨®? Me llev¨® a una casa. Entramos en una sala. Hab¨ªa dos hombres y mi padre me dijo: ¡°Estos son unos compa?eros que quieren hablar contigo¡±. Y empezaron a preguntarme que por qu¨¦ hice el peri¨®dico, que cu¨¢nto me cost¨®, que qui¨¦n me lo pag¨®, que qui¨¦n me mand¨®. Mi padre all¨ª, sin intervenir, y yo confront¨¢ndolos: ¡°Nadie me mand¨®. A m¨ª nadie me manda. La idea fue m¨ªa porque soy una artista¡±.Su relaci¨®n con su padre qued¨® maltrecha, pero antes de fallecer tuvieron una conversaci¨®n. ?l hab¨ªa ca¨ªdo en el ostracismo al perder poder Fidel Castro y, como le ha pasado a muchos dirigentes, se encontr¨® ya mayor viviendo como un cubano normal, sin los privilegios que ten¨ªa antes y sin haber acumulado nada, cosa que siempre admir¨¦ en ¨¦l. A eso se le sumaba la carga de saberse responsable de que Cuba estuviese as¨ª. Empez¨® a beber m¨¢s. Un d¨ªa lleg¨® a casa y me dijo que estaba orgulloso de m¨ª, que estaba bien que yo dijera las cosas como son. Me dijo: ¡°Yo no luch¨¦ para que hubiera una puta en la esquina y un ni?o sin zapatos, porque eso es lo que hab¨ªa cuando era joven y eso fue contra lo que yo luch¨¦¡±.
?Cu¨¢ndo perdi¨® usted del todo la fe en la revoluci¨®n? No he perdido la fe en las ideas de justicia social de los primeros a?os de la revoluci¨®n, pero he tenido muchas decepciones. La prioridad de la revoluci¨®n no han sido los cubanos, sino su imagen internacional.
Y ah¨ª, en el terreno de la proyecci¨®n internacional, mantiene usted su pulso con el Gobierno cubano. S¨ª, pero a m¨ª esa proyecci¨®n no me interesa como un fin en s¨ª mismo, sino como un medio para que se sepan las cosas que pasan. Ahora bien, es cierto que ser conocida fuera me ha dado una gran protecci¨®n. Hay artistas y otras personas a las que no les dejan salir de Cuba, y a m¨ª me dejan porque no quieren que se arme un esc¨¢ndalo. Una vez en un interrogatorio me dijeron: ¡°No te vamos a meter m¨¢s presa porque no queremos que seas la Ai Weiwei cubana ni que te den un Premio Nobel¡±.
El mayor rebumbio que ha causado una acci¨®n de Bruguera en Cuba tuvo lugar en 2014. El 14 de diciembre, Obama y Ra¨²l Castro hab¨ªan anunciado el deshielo de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. La artista convoc¨® para el d¨ªa 30 un acto en la plaza de la Revoluci¨®n de La Habana con intenci¨®n de poner un micr¨®fono para que cualquier ciudadano hablase libremente. La performance, parte de su serie El susurro de Tatlin, no se lleg¨® a celebrar. En la madrugada del 30 fue arrestada y absorbida por una vor¨¢gine de interrogatorios de la que sali¨® en libertad con cargos y con su pasaporte confiscado. La Uni¨®n de Escritores y Artistas de Cuba defini¨® su intento como una ¡°supuesta performance¡± apoyada por ¡°mercenarios locales¡±. Durante siete meses no le permitieron salir del pa¨ªs.
?C¨®mo fueron esos interrogatorios? Pesados, con mucha violencia psicol¨®gica. Pero pas¨® algo que me pareci¨® bien interesante. Una interrogadora vino y me recit¨® de memoria qui¨¦n era Tatlin: ¡°Vlad¨ªmir Tatlin, 1885-1953, fue un pintor y escultor ruso constructivista¡¡±. Se ve¨ªa que se hab¨ªa aprendido la entrada de la Wikipedia y all¨ª estaba repiti¨¦ndomela como una loca. Yo vi la oportunidad de convertir aquello en un momento pedag¨®gico y me puse a darle una clase de historia del arte. Les habl¨¦ de Tatlin, de la performance¡ Y les dije: ¡°La diferencia entre ustedes y yo es que a ustedes lo que les gusta es el teatro, con un guion bien definido y en el que haya un traidor claro, y a m¨ª me gusta la performance, que es abierta y libre¡±.
?Por qu¨¦ no particip¨® en la Bienal de La Habana 2019? Porque se celebr¨® en el contexto del nuevo decreto 349, una ley que legaliza la censura, les quita a los artistas el derecho a organizar sus propias exposiciones o conciertos independientes y crea un cuerpo de inspectores de la cultura que va poniendo multas y quitando bienes a los artistas que osen rebelarse. Se les est¨¢ yendo el poder de las manos y quieren controlar a los artistas. Tienen miedo porque en Cuba est¨¢n sucediendo cosas nuevas.
?Qu¨¦ est¨¢ pasando? La llegada de Internet. Est¨¢ siendo una revoluci¨®n, porque crea din¨¢micas democr¨¢ticas que hacen que la gente poco a poco descubra su poder. Y ellos se est¨¢n quedando atr¨¢s. No tienen respuesta.
?Se considera una disidente? Yo siempre digo que soy una artista que disiente.
Las tres principales figuras disidentes cubanas en pol¨ªtica (Rosa Pay¨¢), periodismo (Yoani S¨¢nchez) y arte (usted) son mujeres. ?Qu¨¦ significa? Que la mujer en Cuba est¨¢ haciendo el trabajo duro. Se ha dado cuenta de que ha sido siempre la que ha llevado este pa¨ªs a cuestas y ahora est¨¢ adoptando un rol que nadie le ha dado. Lo mismo pasa con los gais o con los afrodescendientes. A Cuba la est¨¢n cambiando aquellos que no tuvieron su debido lugar durante 60 a?os de revoluci¨®n.
Bruguera se detiene y dice: ¡°Creo que nos hemos ido y no hemos hablado demasiado de arte¡±.
?No? Estamos hablando de pol¨ªtica.
Su obra es pura pol¨ªtica. Bien, eso s¨ª. Yo creo que el arte debe intervenir en la sociedad, adecuarse a su tiempo pol¨ªtico, y estamos hablando del paisaje en el cual yo intervengo.
El d¨ªa de la entrevista, la artista estaba reci¨¦n llegada de M¨¢nchester, donde llevaba unos meses preparando un proyecto en el que reivindica la riqueza cultural que supone la inmigraci¨®n para las sociedades de acogida. Antes, de octubre a febrero, la Sala de Turbinas de la Tate Modern acogi¨® una instalaci¨®n suya en la que, si un buen n¨²mero de personas se tend¨ªa en el suelo, gracias a una t¨¦cnica de reacci¨®n t¨¦rmica, se revelaba el rostro de un refugiado sirio. Tan pol¨ªtico es su trabajo que Bruguera ha fundado dos ¨®rganos de acci¨®n llamados Movimiento Inmigrante Internacional e Instituto de Artivismo Hannah Arendt ¡ªen honor a su admirada fil¨®sofa, autora de Los or¨ªgenes del totalitarismo¡ª.
Nombres grandilocuentes. Todos mis proyectos tienen nombres rimbombantes. ?Sabes por qu¨¦? Porque le hablan al poder, y yo pienso que al poder hay que hablarle sin miedo, incluso con cierta arrogancia.
A medida que gana influencia, ?le preocupa el control de su ego? Yo no me veo como una persona con ego, sino perseverante y con una visi¨®n clara sobre el poder transformador del arte. Y la visibilidad y la protecci¨®n que tengo me permiten ser solidaria y ponerme en primera l¨ªnea de fuego para que otros, detr¨¢s, puedan ir tambi¨¦n haci¨¦ndose con su espacio.
?Se ve alg¨²n d¨ªa ocupando un puesto pol¨ªtico? ?No! Ya lo dije en un interrogatorio. Siempre ser¨¦ una artista y mi lugar ser¨¢ protestar por lo que crea injusto.
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