Vicepresidencia y tres ministros. ?Y dijo no!
Quien se neg¨® a que se formara ese Gobierno de coalici¨®n no fue Mario Draghi, sino Pablo Iglesias
No sabe Jos¨¦ K., antiguo en sus saberes, si elegir para describir el actual panorama la novela de Joseph Conrad o la pel¨ªcula de Ridley Scott. Decide finalmente que ambos ejemplos valen, espl¨¦ndida la novela, magn¨ªfica la pel¨ªcula: Los duelistas. Recuerden a Gabriel Feraud, el oficial de caballer¨ªa, y al tambi¨¦n teniente de h¨²sares Armand d¡¯Hubert, o a Harvey Keitel y Keith Carradine, si as¨ª lo prefieren. Dur¨® aquel duelo, tan encarnizado como carente de sentido, cerca de 15 a?os. Una cuenta simple: si suponemos que todo empez¨® con el primer no, sonoro y grosero, de Pablo Iglesias a Pedro S¨¢nchez en 2016, estar¨ªamos en condiciones de calcular, a ojo de cubero mediano, que quiz¨¢ all¨¢ en 2031 estos dos se?oritos del pan pringado hayan acabado sus rid¨ªculos duelos a muerte y nos liberen entonces a todos los sufridos espectadores de este inaguantable ritornello de dagas y espadas. Despu¨¦s de semejante estupidez, hartos de tanta incompetencia de uno y otro, incapaces ambos de lograr la estocada ganadora, ya dar¨ªa igual si acierta Feraud o yerra d¡¯Hubert.
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Habr¨ªamos perdido, eso s¨ª, los espa?oles de a pie, porque en la menor de las tragedias que pueden ocurrirnos, tendremos que repetir elecciones, el d¨ªa de la marmota, y en el mayor de los dramas, lloraremos a l¨¢grima desatada por haber perdido la oportunidad de formar un Gobierno de izquierdas, bella eufon¨ªa, dijimos no hace mucho, y nos asomar¨ªamos a la penosa posibilidad, ese infierno, de que llegara a gobernarnos la disciplinada amalgama de las tres derechas, una y trina, donde es dif¨ªcil saber qui¨¦n manda, porque en ellos se da el milagro geom¨¦trico de que los centristas son tan ultraderechistas como los de sus extremos. Miedo no, p¨¢nico.
Observa Jos¨¦ K., que tienen los partidarios de Podemos muy mala opini¨®n de Pedro S¨¢nchez, al que atribuyen una desmedida afici¨®n a hacer y decir cosas sorprendentes, si bien algunos de ellos reconocen que suele acompa?arlas de una sobria puesta en escena y una educad¨ªsima entonaci¨®n de locutor de radionovelas, mezcla esta de forma y contenido que logra despistar al respetable, que siempre duda en comprender al yerno cari?oso o denostar al pol¨ªtico maniobrero.
Creer¨¢n que la oferta de S¨¢nchez fue hecha de buena o mala gana, pero ah¨ª estaba. En la mesa. Clara y meridiana
Ni entra ni sale Jos¨¦ K. en dicha consideraci¨®n, que cada palo aguante su vela, pero a ¨¦l le brota de los adentros otra apabullante verdad, obscena por evidente: emp¨²jese el verduguillo hasta el mism¨ªsimo carac¨²s de S¨¢nchez si as¨ª lo quieren, lo que no empece para tener que admitir el dato incontestable de que fue Iglesias quien en julio cant¨® un teatral no a entrar en un Gobierno de coalici¨®n en el que su partido ten¨ªa una vicepresidencia y tres ministerios. Creer¨¢n que la oferta de S¨¢nchez fue hecha de buena o mala gana, pero ah¨ª estaba. En la mesa. Clara y meridiana. Repite despacito nuestro hombre aquella propuesta, porque la cosa tiene sus bemoles: tres ministerios y una vicepresidencia que incluso llevaba el nombre escrito en el sobre: Irene Montero, insigne lideresa de la formaci¨®n morada. ?Alcanzan ustedes a valorar a qu¨¦ enorme cuota de poder dijo un no despreciativo el l¨ªder de Unidas Podemos en aquella tribuna p¨²blica?
Tampoco duda Jos¨¦ K., rojo de primera generaci¨®n, lector incluso de Gy?rgy Luk¨¢cs, de que la gran banca, las asociaciones de empresarios, los tecn¨®cratas de Bruselas, el FMI, la CIA, el foro de Davos y tutti quanti opresor de similar cala?a, como denuncian desde su pr¨ªstina honestidad los dirigentes podemitas, ven con muy malos ojos que gentes tan anticapitalistas como las huestes que dirige Iglesias formen parte de un Gobierno en Europa. Pero es que esa posibilidad, por muy vendido que consideren en Podemos a S¨¢nchez ante las fuerzas reaccionarias del capital, ya se la ofreci¨® el a¨²n presidente del Gobierno, enfrent¨¢ndose, de ser ciertas esas terribles presiones, a tirios y troyanos. ?Qu¨¦ gallard¨ªa entonces la de S¨¢nchez, desafiar de esa manera a los poderosos de la Tierra! Pues ni as¨ª. Porque insistimos en que quien se neg¨® a que se formara ese Gobierno de coalici¨®n ¡ªmemoria, por favor: tres ministerios y una vicepresidencia¡ª no fue Mario Draghi, por poner nombre a los ¨ªncubos y s¨²cubos que manejan los odiosos hilos de las finanzas mundiales, sino Pablo Iglesias.
No quisiera Jos¨¦ K. llevar la contraria a Pablo Echenique, destacad¨ªsimo dirigente de los morados. Pero es que algo falla en su recurrente argumentario. Dice Echenique, ante el aplauso de su hinchada, que S¨¢nchez lo que quiere en su fuero interno es pactar con Albert Rivera y formar un Gobierno de coalici¨®n con la formaci¨®n naranja. Se confiesa Jos¨¦ K. incapaz de penetrar en los fueros de nadie, tampoco en los de S¨¢nchez, claro est¨¢, pero como le gustan los hechos, y no las fabulaciones, recuerda, pesado y repetitivo como es, que no fue el hoy b¨¢culo de Pablo Casado y blanqueador de Santiago Abascal, ese Rivera a punto de convertirse en eremita, de lo solo que se est¨¢ quedando, quien dijo no a S¨¢nchez en el mes de julio. Fue Pablo Iglesias, con el citado Echenique en el hombro, quienes se negaron a formar parte del Gobierno.
Si Iglesias hubiera dicho en julio s¨ª a un bot¨ªn de una vicepresidencia y tres ministerios, hoy tendr¨ªamos Gobierno. De coalici¨®n. Y de izquierdas
As¨ª que lluevan venablos sobre S¨¢nchez, que sus silencios de este mes de agosto y sus juegos con los cubiletes, aqu¨ª no, aqu¨ª tampoco, no engordan, precisamente, los fans del presidente en funciones. Ya saben, si entonces ofreci¨® por qu¨¦ no ahora, lo ¨²nico que busca son las elecciones, etc¨¦tera, etc¨¦tera. Disparen cuanto gusten, pero no se me despisten: si Iglesias hubiera dicho en julio s¨ª a un bot¨ªn de una vicepresidencia y tres ministerios, casi nada la del ojo, S¨¢nchez se habr¨ªa comido el pastel y hoy tendr¨ªamos Gobierno. De coalici¨®n. Y de izquierdas. O sea, un Gobierno de coalici¨®n de izquierdas. Para mojar bien de pan.
?Ahora solo un programa? Pues quiz¨¢, porque Iglesias debe saber que es in¨²til llorar por la leche derramada. Y por si faltan razones para decir s¨ª a la nueva oferta, hagan el favor de levantar la mirada y echen un vistazo a lo que est¨¢ pasando en Andaluc¨ªa o lo que ha comenzado a suceder en Madrid donde el tripartito, unido en lo fundamental, hace ostentosa y pornogr¨¢fica gala de afanarse en una ¨²nica labor: defender los intereses de los suyos. Cojan con una mano un programa pactado de izquierdas o tiren el dado con la otra para ver si hay suerte y nos libramos del neofranquismo.
Pero hagan lo que hagan, tengan siempre en cuenta, como dec¨ªa el osado Bernie Gunther, que "a la hora de enga?ar, lo importante no es la mentira, sino las verdades que se dicen para sustentarla¡±. (Unos por otros, Philip Kerr).
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