Adama Sylla, el ¨²ltimo de los pioneros de la fotograf¨ªa en ?frica
Guardi¨¢n del patrimonio iconogr¨¢fico de Saint Louis (Senegal) del ¨²ltimo siglo, Adama Sylla, atesora desde los archivos de la colonizaci¨®n hasta los de la erosi¨®n costera de su ciudad, documentada durante m¨¢s de 40 a?os
Mira a la c¨¢mara p¨ªcara, recostada en una cama con un vestido de topos y la melena en dos coletas. En su habitaci¨®n, unas cortinas a juego con la colcha y un cuadro colgado, ligeramente inclinado hacia la derecha, forman una suerte de decorado. Eran los a?os sesenta en la ciudad senegalesa de Saint Louis y esa deb¨ªa de ser la pose de moda que la joven debi¨® ver en una pel¨ªcula egipcia o francesa y que imit¨® con gracia. Hoy, su foto en blanco y negro cuelga en una de las principales calles de la ciudad. No se conoce el nombre de la modelo, pero tampoco importa porque, m¨¢s all¨¢ de servir para adornar un ¨¢lbum como recuerdo familiar, esta fotograf¨ªa es un documento ¡°que pertenece a toda la sociedad¡±. Es testigo de una ¨¦poca. ?Y qu¨¦ ¨¦poca!
El autor del retrato es Adama Sylla, uno de los decanos de la fotograf¨ªa en ?frica occidental. Nacido en 1934, es un hombre discreto, l¨²cido, nost¨¢lgico. El ¨²nico en vida de su generaci¨®n; aquella que creci¨® en paralelo al desarrollo de la fotograf¨ªa en el continente. Sus gruesas gafas ¡ªque le permiten mantener su mirada curiosa a¨²n activa¡ª y su atuendo tradicional, culminado por un gorro granate oscuro, dan al personaje un aire solemne, sereno.
Habla con gusto de su juventud: se inicia en la fotograf¨ªa en 1957 en la Casa de la Juventud en Saint Louis en una ¨¦poca en la que la ciudad, capital del ?frica occidental francesa, era puerto de entrada de las novedades tecnol¨®gicas importadas de Occidente que atra¨ªa a inventores, aventureros y fot¨®grafos venidos de Europa, pero tambi¨¦n de otros lugares del mundo.
En 1963 comienza a trabajar en el laboratorio del museo del Instituto Fundamental del ?frica Negra (IFAN, posteriormente CRDS) y dos a?os m¨¢s tarde abre su estudio en el barrio de pescadores de la ciudad, en Guet Ndar. All¨ª, en su casa familiar, recibe a cientos de personas. Retrata sobre todo a la comunidad lebou, pesquera, una de las m¨¢s adineradas del pa¨ªs: todos quer¨ªan un retrato de Adama Sylla a la vuelta de una buena faena, o del nacimiento de un hijo, o de un d¨ªa de fiesta¡ ¡°En una jornada pod¨ªa hacer m¨¢s de 100 clich¨¦s. Ganaba tanto que recuerdo irme a casa con un saco de monedas conseguidas en una sola tarde¡±, certifica.
Era tan reconocido que el estudio no ten¨ªa ni nombre ni cartel de se?alizaci¨®n
Era tan reconocido que su lugar de trabajo no ten¨ªa ni nombre ni cartel de se?alizaci¨®n. Era el estudio de Adama Sylla en Guet Ndar: con eso ya era suficiente para encontrarlo. A veces ten¨ªa tantas demandas que convocaba a la gente en el Museo del CRDS, en el sur de la isla, donde trabajaba por las ma?anas.
¡°En los cincuenta se fotografiaban sobre todo familias burguesas que quer¨ªan imitar a los colonos, pero despu¨¦s ven¨ªa gente de todo tipo. Ven¨ªan por curiosidad, pero tambi¨¦n para inmortalizar sus fiestas, sus rituales... o como recuerdo con sus familiares. Les ve¨ªas crecer: sus bodas, los beb¨¦s que nac¨ªan y c¨®mo se iban haciendo mayores... La gente quer¨ªa documentar esa evoluci¨®n. Mi estudio, como otros de la misma ¨¦poca, era un lugar de encuentro, la gente adoraba fotografiarse¡±, explica melanc¨®lico.
Remarca de ¨¦l su empat¨ªa Fr¨¦d¨¦rique Chapuis, periodista y comisaria de la exposici¨®n?Saint Louis en el estudio. Fotograf¨ªas de Adama Sylla entre 1960-1982 acogida en el Instituto Franc¨¦s y en diferentes espacios de la ciudad durante los meses de junio y julio: ¡°hacia sentirse a la gente c¨®moda; su composici¨®n es a veces sorprendente, y t¨¦cnicamente es bueno¡±. La exposici¨®n, que se trata, seg¨²n su comisaria, una muestra ¡°¨ªnfima¡± de la obra de Sylla, es el comienzo de un trabajo de salvaguarda de un patrimonio fr¨¢gil condenado a deteriorarse con el tiempo.
Los precursores de Saint Louis
Fue Saint Louis en 1860 en donde se implanta el primer estudio de daguerrotipo en ?frica Occidental. Aunque sea Bamako (Mal¨ª) la que se lleve el reconocimiento internacional como cuna de la fotograf¨ªa africana, la situaci¨®n estrat¨¦gica de Saint Louis (que ser¨¢ capital de la ?frica Occidental Francesa entre 1895 y 1906) la situ¨® como puerta de entrada de las novedades tecnol¨®gicas venidas de Europa, tra¨ªdas por la colonizaci¨®n.
Se instalan entonces en la ciudad fot¨®grafos franceses como Washington de Monrov¨¦e, Decampe, Bonnevide o el conocido editor de tarjetas postales Pierre Tacher. Retratan a la comunidad francesa ¡°triunfante¡±, que llega a una ?frica ¡°necesitada de intervenci¨®n externa¡±.
Aunque durante toda la ¨¦poca colonial la fotograf¨ªa es usada como herramienta para servir a los intereses de la metr¨®poli y por tanto muy controlada, poco a poco se va democratizando y llegando tambi¨¦n a la poblaci¨®n africana. Etienne Lagrange, abre su comercio en la ciudad en 1908 y all¨ª forma a numerosos fot¨®grafos locales. En la ¨¦poca de entreguerras el retrato se populariza y los negocios funcionan bien.
Como recoge Antoine Freitas en la Antolog¨ªa de la fotograf¨ªa de ?frica y del Oc¨¦ano ?ndico (Revue Noire,1999), "no ser¨¢ hasta principios del siglo XX que los primeros fot¨®grafos africanos comienzan a practicar la fotograf¨ªa e instalan en casi todas las capitales y grandes ciudades africanas sus propios estudios, despu¨¦s de haber frecuentado estudios europeos instalados all¨ª o despu¨¦s de contactos con la administraci¨®n colonial". Es el caso de Me?ssa Gaye (1892), originario de Saint Louis y que aprende la t¨¦cnica mientras estaba de misi¨®n en el Congo. Gaye ser¨¢ el primer fot¨®grafo senegal¨¦s, el primero del continente, que abre el primer estudio africano en el norte de la isla, en 1945, el Tropical Photo. ?ste, junto con el del martiniqu¨¦s Caristan situado en el barrio sur, fueron los m¨¢s afamados de esta primera ¨¦poca.
De la misma generaci¨®n de precursores son los tambi¨¦n saintlouisiens Mama Casset (1908) que posteriormente se mud¨® a Dakar montando el reputado African Photo; Doudou Diop (1920), quien cada a?o enterraba y quemaba sus negativos porque afirmaba que los productos qu¨ªmicos que conten¨ªan da?aba la salud de la familia; o Doro SY (1930), jardinero y fot¨®grafo en el barrio de?Ndioloff¨¨ne en Sor, que ten¨ªa en su estudio un dibujo de un cocotero que atra¨ªa a mucha gente.
La ¨¦poca dorada de los estudios -desde unos pocos a?os antes de la independencia hasta el final de la d¨¦cada de los 80- se caracteriza por el dominio de la t¨¦cnica en laboratorio y el sentido art¨ªstico de las fotograf¨ªas, haciendo de Saint Louis la ciudad africana de los grandes retratistas.
Sobrevuela en sus instant¨¢neas una enigm¨¢tica glorificaci¨®n del pasado y se constata su obsesi¨®n por registrar el mundo y sus rituales. A pesar de haber sido uno de los fot¨®grafos de estudio de referencia en la ciudad durante casi cinco d¨¦cadas (1965-2014), ¨¦l se define como conservador m¨¢s que artista, y considera la foto, sobre todo, como una herramienta de documentaci¨®n. ¡°Mi inter¨¦s era hacer documentos. Inmortalizar Saint Louis: sus personajes, la espiritualidad, las fiestas, el deporte, la pol¨ªtica, la arquitectura¡ Documentar la ciudad¡±, afirma. ¡°La gente me toma por un fot¨®grafo, pero yo soy conservador de museo: muse¨®logo¡±.
Para s¨ª mismo captura tambi¨¦n paisajes (algo raro en los fot¨®grafos africanos de la ¨¦poca). Y tambi¨¦n su barrio, Guet Ndar, en continua transformaci¨®n. Registra esa banda de tierra que el mar va erosionando poco a poco, y que Sylla documenta desde hace m¨¢s de cuatro d¨¦cadas con af¨¢n cient¨ªfico. ¡°Vivo en el borde del mar desde que tengo tres a?os. La desaparici¨®n del barrio me preocupa especialmente: he fotografiado los ciclos de la erosi¨®n costera, constatando que se repiten de cada cinco a?os, 10 a?os, 20 a?os. Tengo fotos desde 1973 hasta 2018: documentos cient¨ªficos, con fechas de cada reportaje, y que pongo a disposici¨®n de cualquier investigador que quiera hacer uso de ellos¡±.
Esta conciencia de preservar no le llega por azar. En 1964 se benefici¨® de una beca Unesco para preparar el Festival Mundial de Artes Negras que se desarrollar¨ªa dos a?os m¨¢s tarde en Dakar, y que le ofrece una formaci¨®n en museolog¨ªa en el Museo del Hombre en Par¨ªs. La foto formaba parte de t¨¦cnicas muse¨ªsticas. ¡°Me form¨¦ en cine con Jean Rouche en dibujo, en escultura, en etnolog¨ªa¡ pero la foto fue mi herramienta predilecta porque era mucho m¨¢s accesible y te permit¨ªa jugar con preguntas y respuestas¡±, explica. ¡°Aprend¨ª que tiene que haber una continuidad en la documentaci¨®n. Los franceses hab¨ªan fotografiado el Saint Louis antiguo; nosotros deb¨ªamos fotografiar el Saint Louis futuro¡±. De ah¨ª nace su ¡°necesidad de transmitir¡±, de ¡°dejar legado para la posteridad¡± que ba?a su discurso e impregna su obra: ¡°un discurso visual sobre el patrimonio de Saint Louis en su diversidad¡±, en palabras de Chapuis.
La casa de los tesoros
El patio de una amplia y fresca casa del barrio de?Ndioloff¨¨ne reparte las estancias: a un lado las habitaciones, a otro la cocina y al fondo, un peque?o cuarto, repleto de cuadros. Amante tambi¨¦n de las artes pl¨¢sticas, no ser¨¢ la edad la que frene a Sylla, que sigue pintando con asiduidad. Diferentes t¨¦cnicas, colores, estilos¡ Su taller esconde otra de las pasiones de este octogenario, que prepara una exposici¨®n para 2020.
Es ah¨ª, en el peque?o cuarto de su casa del barrio de Ndioloff¨¨ne, entre cuadros, botes de pintura y cajas de cart¨®n, donde pasa sus tardes de verano pintando, donde guarda no solo su trabajo fotogr¨¢fico sino tambi¨¦n una colecci¨®n privada compuesta ¡°de m¨¢s de 40.000 documentos¡±, seg¨²n explica: positivos, negativos (los m¨¢s antiguos de 1915), publicidad de la ¨¦poca de entreguerras, tarjetas postales... Una joya.
Sylla es un rara avis: desde hace d¨¦cadas busca documentos y los colecciona, porque ha visto desaparecer una gran parte del patrimonio iconogr¨¢fico de su ciudad. ¡°He comprado obra a muchos fot¨®grafos, otros me la daban: No la quer¨ªan. Muchos han tirado su obra al agua, ?te imaginas? ?No la han conservado! ?La han tirado literalmente al agua! ?O a la basura! ?O la quemaban! No ten¨ªan esa preocupaci¨®n por conservar. Caristan, Etienne Lagrange, Lopez, han tirado su obra al agua, a la basura!¡±, exclama indignado: ¡°incluso he recuperado archivos del Gobierno de Faidherbe que se estaban inundado por las lluvias¡±.
Los archivos est¨¢n en buenas condiciones, sobre todo los de blanco y negro. Clich¨¦s de hace 100 a?os que est¨¢n intactos. ¡°Cuando entraron las pel¨ªculas en color todo el mundo se sent¨ªa muy atra¨ªdo y nos lanzamos ciegamente sin tener en cuenta la calidad de los materiales que se perd¨ªan al cabo de menos de 20 a?os. Primero se degradaba el film y despu¨¦s la foto, hasta su desaparici¨®n¡± explica, advirtiendo sobre el actual uso de la tecnolog¨ªa digital sin pensar c¨®mo se conservar¨¢n esos documentos en el tiempo.
Pese a su indiscutible valor, el futuro de este tesoro hist¨®rico no est¨¢ para nada asegurado. ?l lo custodian por el momento ¡ªy uno de sus hijos tomar¨¢ el relevo¡ª pero se necesitan medios para poder clasificarlo y conservarlo correctamente. ¡°La ciudad deber¨ªa de invertir en esto, pero la Administraci¨®n no tiene consciencia. El Museo Metropolitano de Nueva York me compr¨® una veintena de clich¨¦s y aqu¨ª en Senegal nunca se han interesado por ella¡±, asegura, advirtiendo que tampoco est¨¢ dispuesto a donarlo sin una contrapartida econ¨®mica.
A sus 88 a?os, su gran preocupaci¨®n es el legado a las futuras generaciones. Confiesa que su sue?o antes de morir es poder ver un museo con toda la documentaci¨®n hist¨®rica que atesora. Un museo de Adama Sylla sobre la historia iconogr¨¢fica de Saint Louis,? ciudad de la que afirma tener el primer borrador de cat¨¢logo, incluye incluir¨ªa documentos desde el siglo XVIII hasta la actualidad.
Estudio Rokhaya: los ¨²ltimos coletazos de la ¨¦poca dorada¡
Se negaba Djibril Sy (1960) a renunciar a su pasi¨®n, la foto de estudio, a la que por fin pod¨ªa dedicarse tras pasar las ¨²ltimas d¨¦cadas de su carrera profesional entre fotoperiodismo y ense?anza universitaria.
Apoyado en su deseo por su amigo Adama Sylla, Sy, que fue un reconocido reportero para la Agencia Panafricana de prensa (Panapress) para la que trabaj¨® durante una d¨¦cada, se lanza a la aventura en mayo de 2018 abriendo el estudio Rokhaya en una de las calles del coraz¨®n de Saint Louis. Este multi espacio tiene una sala dedicada a Sylla, una tienda donde se pueden encontrar tarjetas postales in¨¦ditas en ediciones limitadas y obras de artistas como Oumar Ly, y un peque?o estudio en donde Djibril realiza retratos a demanda.
En tiempos de selfies y de saturaci¨®n de im¨¢genes Sy cree que, cuando se quiere hacer una fotograf¨ªa para la posteridad hay que dirigirse a un profesional. "Nuestro valor a?adido es la mirada, el lado art¨ªstico: la tecnolog¨ªa digital es un juguete para todos, pero para conservar necesitas a un profesional", afirma.
Aunque los estudios ya no est¨¦n de moda en la ciudad, Sy quiere hacer de Rokhaya un referente, ¡°que toque la cuerda sensible de la gente, recuperando la tradici¨®n de sus parientes de inmortalizarse para la posteridad¡±.
¡°La foto art¨ªstica es una escritura, implica contar una historia con una sola imagen. Eso lo aprend¨ª en la prensa, as¨ª que cuando volv¨ª a la foto del estudio import¨¦ esa manera de contar porque te permite ser uno mismo, expresarte con libertad. El retrato es un juego de luz y sombras con el que debes describir la esencia del momento¡±, puntualiza, ilusionado con su nuevo proyecto.
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