De la indignaci¨®n al hartazgo
La repetici¨®n electoral cierra con un rotundo fracaso el ciclo de repolitizaci¨®n, regeneraci¨®n y esperanza que abri¨® el 15M
La primera obligaci¨®n de cualquier responsable pol¨ªtico es entender la sociedad en la que vive. S¨®lo as¨ª podr¨¢ proponerle un proyecto de acuerdo a sus valores y criterios ideol¨®gicos para mejorar la calidad de vida del conjunto.
El sistema de partidos que surgi¨® con la Transici¨®n de 1978 proporcion¨® m¨¢s de tres d¨¦cadas de estabilidad institucional. Ese bipartidismo imperfecto fue el reflejo, m¨¢s o menos fiel, de una sociedad suficientemente satisfecha que su esfum¨® con la crisis. Al calor de la gran recesi¨®n y de la gesti¨®n que de ella hicieron los responsables pol¨ªticos, esta sociedad decidi¨® reinventarse en las plazas de la indignaci¨®n en 2011 al entender que el pacto social de progreso hab¨ªa quebrado. A los pol¨ªticos se les gritaba "no nos representan" y en el fondo subyac¨ªa la idea de que la pol¨ªtica institucional era in¨²til, no cumpl¨ªa su funci¨®n, no serv¨ªa para gestionar la crisis en aras del inter¨¦s general y garantizar los m¨ªnimos par¨¢metros de igualdad y justicia que exige la democracia.
Uno de los resultados de la indignaci¨®n fue la aparici¨®n de nuevos partidos deseosos de recoger esa corriente repolitizadora. Unos a?os m¨¢s tarde el proceso se completar¨ªa con la renovaci¨®n de l¨ªderes de los partidos tradicionales. Desde entonces, el bipartidismo imperfecto ha dado lugar a un sistema multipartidista con una profunda renovaci¨®n de liderazgos, en unos casos por tratarse de nuevas formaciones y en otros de nuevos l¨ªderes de los partidos tradicionales.
Es este el escenario en el que hay que interpretar los resultados del 28 de Abril. La derecha, por vez primera bajo tres marcas, pag¨® las consecuencias de su divisi¨®n. La izquierda moviliz¨® a todo el electorado progresista en una llamada para parar la ofensiva conservadora, y recibi¨® el apoyo de m¨¢s de once millones de electores, conscientes en su mayor¨ªa, como muestran los estudios, de que la ¨²nica forma que exist¨ªa de hacer frente a esa derecha extremada era el acuerdo entre fuerzas progresistas. Aunque los principales l¨ªderes pol¨ªticos no lo acaben de entender, la sociedad espa?ola de hoy es plural y necesita acuerdos, los mismos que se han conseguido en multitud de ayuntamientos y comunidades aut¨®nomas.
El fracaso de estas negociaciones trae de nuevo a escena el principal reproche que los indignados hac¨ªan a los pol¨ªticos hace ya ocho a?os. La pol¨ªtica sigue sin ser ¨²til porque no est¨¢ a la altura de asumir los desaf¨ªos en aras del bien com¨²n. Iron¨ªas del destino, el mismo d¨ªa que el Congreso aprob¨® la declaraci¨®n de emergencia clim¨¢tica, se constataba la imposibilidad de tener un gobierno, imprescindible para poner en marcha las medidas necesarias para hacer frente a dicha emergencia.
La repetici¨®n electoral cierra con un rotundo fracaso el ciclo de repolitizaci¨®n, regeneraci¨®n y esperanza que abri¨® el 15-M. En 2011 la respuesta social se hizo sentir en las calles. Hoy parte de esta indignaci¨®n se torna en hartazgo, y ese no sale a la calle, ni a manifestarse ni a votar.
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