La dieta mediterr¨¢nea, una comida milenaria y divina, lista para exportar
Los alimentos locales, la forma de cocinarlos y de cosecharlos puede beneficiar al comercio cercano, a la biodiversidad, y a la salud global ante epidemias como la obesidad
?nforas milenarias bien encajadas unas con otras por la zona c¨®ncava, apiladas formando altos mont¨ªculos, son ahora los cimientos y muros sobre los que se levanta el barrio romano de Testaccio. Por el r¨ªo T¨ªber llegaban miles de barcazas que portaban desde distintas orillas del Mediterr¨¢neo infinidad de c¨¢ntaros, cargados de aceite y vino, para surtir las comidas y bacanales de los antiguos romanos. Ese barro que sustenta ahora la vida de los habitantes y visitantes de la zona es el legado f¨ªsico y el archivo que queda de aquella ¨¦poca, pero su herencia transciende m¨¢s all¨¢. Ese aceite y ese vino forman, junto con el pan, la triada de una dieta divina, digna de dioses, que se ha extendido durante siglos allende al mar y que se vislumbra, junto a otros ingredientes como las verduras, las frutas, los frutos secos y una peque?a cantidad de pescado y carne, como una de las opciones de alimentaci¨®n m¨¢s saludables y que hace frente a la epidemia de obesidad que recorre el planeta por el avance de los ultraprocesados y el sedentarismo.
Es la reconocida como la dieta Mediterr¨¢nea, una combinaci¨®n de alimentos y procesos de elaboraci¨®n con m¨¢s de 2.000 a?os de historia, que es referente mundial de nutrici¨®n y estilo de vida y fue declarado en 2013 como patrimonio inmaterial mundial por la Organizaci¨®n de la ONU para la Educaci¨®n, la Ciencia y la Cultura (Unesco). "Se puede destacar el tipo de grasa que lo caracteriza como el aceite de oliva, el pescado y los frutos secos; las proporciones en los nutrientes principales de sus recetas, que son cereales y vegetales como base, y carnes o similares como guarnici¨®n; y la riqueza en micronutrientes por la utilizaci¨®n de verduras de temporada, hierbas arom¨¢ticas y condimentos", indica la Fundaci¨®n Dieta Mediterr¨¢nea. Elementos que se unen a unas pr¨¢cticas recomendables respecto a la transferencia de conocimiento en la agricultura, las cosechas, la pesca, la conservaci¨®n de los productos, su elaboraci¨®n y su manera compartida de consumirlos. "Fomenta el encuentro entre culturas, la producci¨®n local y de la biodiversidad", han coincidido en resaltar los expertos convocados durante el evento M¨¢s de 2.000 a?os de dieta Mediterr¨¢nea, celebrado estos d¨ªas en la sede de la Organizaci¨®n de la ONU para la Alimentaci¨®n y la Agricutura (FAO), en Roma, para prevenir la manultrici¨®n, como recoge la agenda 2030.
"Es un estilo de vida bello, bueno, saludable y de placer. Un sistema tradicional que trae biodiversidad. El aceite, el pan y el vino fueron la tr¨ªada que en la Antig¨¹edad cl¨¢sica supon¨ªa un regalo divino y se relacionaba con los dioses Atenea, D¨¦meter y Baco", se?al¨® Marino Niola, codirector del Centro de Investigaciones Sociales sobre la Dieta Mediterr¨¢nea (MedEatResearch), que resalt¨® tambi¨¦n que una de las m¨¢s interesantes bondades de esta dieta ha sido la convivencia entre culturas, el intercambio de saberes, tradiciones y comercio. "La dieta mediterranea es un motor de la historia, de econom¨ªa, de pol¨ªtica. Permiti¨® el di¨¢logo entre tres continentes, con alimentos que proced¨ªan del L¨ªbano, con mezclas de las culturas del Egeo, etruscas, romanas... Es una dieta fruto de la evoluci¨®n, de un gran parlamento alimentario", indic¨® tambi¨¦n el divulgador italiano Alberto Angela, que destac¨® que sus poblaciones acertaron en abrirse a otras regiones y asumir, por ejempo para las pizzas, el tomate de Latinoam¨¦rica y las b¨²falas con las que elaborar los quesos, que previsiblemente llegaron de Asia. "Estamos comiendo la historia literalmente. La uni¨®n de un pueblo, sus lenguas, su cultura, todo junto", consider¨®. "Es el resultado de las migraciones".
Estamos comiendo la historia literalmente. La uni¨®n de un pueblo, sus lenguas, su cultura, todo junto
Alberto Angela, divulgador
Pero no fue hasta 1975 cuando se le denomin¨® dieta Mediterr¨¢nea, seg¨²n record¨® la antrop¨®loga y codirectora del MedEatResearch, Elisabetta Moro, que se?al¨® que fue la pareja de cient¨ªficos estadounidenses Ancel Keys y Margaret Haney los que pusieron el nombre a este estilo de vida que demostr¨® ser m¨¢s saludable para el coraz¨®n que el de la sociedad estadounidense. "Keys present¨® evidencias de que en Estados Unidos los infartos eran una importante causa de muerte en adultos", se?al¨® Moro, que a?adi¨® que el profesor napolitano, Gino Bergami, vio que en su localidad no se sufr¨ªan apenas enfermedades cardiovasculares y se le ocurri¨® comparar los patrones alimentarios de Mine¨¢polis con N¨¢poles. La conclusi¨®n fue que los italianos pobres com¨ªan principalmente granos y verduras, y los estadounidenses ricos consum¨ªan m¨¢s carne y leche. "Encontr¨® la diferencia principal en los niveles de colesterol, y desde 1958 impuls¨® el llamado Estudio de los Siete Pa¨ªses, con el que lleg¨® a la conclusi¨®n de que la alimentaci¨®n era m¨¢s sana en Italia, Grecia, Yugoslavia y Jap¨®n que en Holanda, Finlandia y Estados Unidos", ilustra Moro. M¨¢s tarde, han sido numerosas investigaciones las que avalan sus beneficios, como el ensayo Predimed publicado en 2013, que concluy¨® que reduce en un 66% los problemas circulatorios, en un 30% los infartos e ictus y en un 68% el riesgo de c¨¢ncer de mama.
El debate trascendi¨® tambi¨¦n a la conveniencia de exportar la dieta Mediterr¨¢nea a otras regiones del mundo y a la promoci¨®n de los alimentos estacionales, frescos y de cercan¨ªa, frente a los ultraprocesados y cargados de az¨²cares, grasas saturadas y aceites, que por sus precios m¨¢s bajos, sus fuertes sabores o por la inmediatez de su consumo invaden los est¨®magos de la poblaci¨®n. Un mensaje lanzado para garantizar la sostenibilidad y la soberan¨ªa alimentaria y evitar la creciente e imparable cifra de 40 millones de ni?os menores de cinco a?os con sobrepeso y m¨¢s de 2.000 millones de adultos con este padecimiento. "Los sistemas alimentarios sostenibles en general, y la dieta mediterr¨¢nea en particular, son respuestas concretas a muchos problemas en nuestra regi¨®n, como la inseguridad alimentaria, el cambio clim¨¢tico, el desempleo juvenil y las desigualdades territoriales", se?al¨® el Secretario General del Centro Internacional de Estudios Agron¨®micos Mediterr¨¢neos Avanzados (CIHEAM), Pl¨¢cido Plaza, en otro encuentro reciente celebrado en FAO para poner en valor esta dieta.
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