Traici¨®n a la dieta mediterr¨¢nea: no la sigue ni la mitad de los espa?oles
Por mucho que presumamos de ella, las prisas y los alimentos procesados nos est¨¢n alejando del mejor plan alimenticio que conocemos
Como en Espa?a, no se come en ning¨²n sitio. Suena a t¨®pico... y lo es. Espa?a tiene el aceite de oliva, es uno de los principales productores europeos de fruta y de verdura, su cultura gastron¨®mica permite cocinar casi cualquier cosa... pero los espa?oles comemos igual de mal que en tantos otros pa¨ªses. Al menos en lo que respecta a la salud. Porque, por mucho que presumamos de dieta mediterr¨¢nea, lo cierto es que menos de la mitad de los espa?oles la siguen. Exactamente, un 45% de la poblaci¨®n, seg¨²n los datos de la Fundaci¨®n Dieta Mediterr¨¢nea. Y es que comer en un chiringuito, aunque sea uno de los grandes placeres de la vida, no cuenta como dieta mediterr¨¢nea.
Es cierto que Espa?a ha sido una referencia de este plan alimenticio desde que el fisi¨®logo Ancel Keys defini¨® el t¨¦rmino, en los a?os sesenta. Pero tambi¨¦n lo es que, medio siglo despu¨¦s, puede que debamos preguntarnos si las nuevas generaciones conocen bien en qu¨¦ consiste. "Se refiere a una serie de patrones alimentarios que fueron descritos en zonas geogr¨¢ficas mediterr¨¢neas hace sesenta a?os, y que se caracterizaban por un elevado consumo de frutas y verduras, cereales integrales, legumbres, frutos secos naturales y aceite de oliva, as¨ª como por un consumo moderado o bajo de pescado, carnes rojas y l¨¢cteos", explica la profesora de la Universidad Isabel I y miembro de la Academia Espa?ola de Nutrici¨®n y Diet¨¦tica Tara Rendo.
"De forma general, los alimentos que componen la dieta mediterr¨¢nea son alimentos poco procesados, que tienen un perfil de grasas que podemos denominar saludables", precisa la experta. Pero ahora eso es m¨¢s dif¨ªcil que nunca. No es f¨¢cil seguir al dedillo la pir¨¢mide de la dieta mediterr¨¢nea, la gu¨ªa de recomendaciones nutricionales que indica los alimentos saludables que deber¨ªamos poner en el plato, y cu¨¢nta cantidad, pero no lo estamos haciendo. En su lugar, "estamos consumiendo muchos alimentos que se encuentran en la punta de la pir¨¢mide, como la boller¨ªa, los dulces y los embutidos, y aquellos que deber¨ªan ser la base de nuestra alimentaci¨®n como la fruta, las verduras y los cereales integrales no los estamos comiendo con la frecuencia ni en las cantidades adecuadas", explica Rendo.
Ni ch¨ªa ni quinoa, lo bueno son los garbanzos
Comemos menos verdura que hace 54 a?os. Una investigaci¨®n de la Fundaci¨®n Espa?ola de la Nutrici¨®n (FEN) revela que tomamos unos 269 gramos de hortalizas al d¨ªa, lo que corresponder¨ªa a 1,3 raciones, un 40% menos que en 1964. Respecto a la fruta, aunque su consumo ha aumentado en estos ¨²ltimos a?os, con 1,5 raciones al d¨ªa no llegamos tampoco a la recomendaci¨®n de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, que es de 5 entre las frutas y las verduras.
Algunos nutricionistas apuestan por volver a las recetas de la abuela, por copiar su manera de cocinar y su apuesta por los productos de proximidad, que inclu¨ªa pocos l¨¢cteos y poca carne roja porque no hab¨ªa mucho dinero para comprarla. No se trata de olvidar estos productos, pero la carne hay que comerla con moderaci¨®n, dos o tres veces a la semana si se trata de carne blanca, y una o dos al mes si es roja. Para muchos no es f¨¢cil, por eso la Universidad de Harvard ha elaborado una lista de consejos para reducir el consumo.
Pero lo que hay que hacer por encima de todo es optar por pescados como el salm¨®n, los boquerones, las sardinas, el at¨²n¡ y lo estamos haci¨¦ndolo al rev¨¦s. Seg¨²n datos del antiguo Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentaci¨®n, consumimos m¨¢s de 50 kilos de carne por persona al a?o frente a los 25,5 de pescado.
Otro error habitual es no comer suficientes legumbres. Su consumo ha descendido un 60% en las ¨²ltimas d¨¦cadas, con un promedio de 3,1 kilos al a?o por habitante, muy por debajo de las tres raciones por semana recomendadas. En su lugar se han abierto paso novedades como la ch¨ªa y la quinoa que, como se?ala Rendo, no son alimentos ni m¨¢s ni menos sanos que los garbanzos o las alubias. "Los denominados superalimentos pueden ser considerados sanos y beneficiosos para la salud del mismo modo que las frutas y las legumbres. Son compatibles con la dieta mediterr¨¢nea y pueden consumirse siempre en un contexto de dieta saludable y equilibrada, pero debemos ser conscientes de que no tienen superpoderes y de que el simple hecho de incluirlos en la dieta no va mejorar nuestra alimentaci¨®n".
Optimistas con nuestros kilos de m¨¢s
La prueba incontestable de que hemos olvidado la dieta mediterr¨¢nea est¨¢ escrita, negro sobre blanco, en la Encuesta Nacional de Salud 2017, que desvela un dato alarmante: el 17% de la poblaci¨®n adulta de nuestro pa¨ªs es obesa (tiene un ?ndice de Masa Corporal igual o superior a 30), una cifra que sube hasta el 62,5% de los hombres y al 46,8% de las mujeres si se suman las personas con sobrepeso (cuando el IMC es igual o superior a 25). Ser pesimista no ayuda, pero la verdad es que los expertos aseguran que, si no se pone remedio al engorde generalizado, la cosa puede ir a peor. Al ritmo que vamos, y seg¨²n un estudio llevado a cabo por el hospital del Mar de Barcelona, en 2030 habr¨¢ 27 millones de espa?oles con sobrepeso.?
Por si fuera poco, que cada a?o que pasa estemos m¨¢s gordos no impide que cunda el optimismo; parece que no vemos los michelines como un problema. Un estudio realizado por la Sociedad Espa?ola para el Estudio de la Obesidad (Seedo) se?ala que el 82,2% de las personas obesas no se reconocen como tales, y darnos cuenta de ese exceso de grasa es fundamental para poder eliminarla. Por esta misma raz¨®n tambi¨¦n nos cuesta entender que nuestros hijos tengan un problema cuando, seg¨²n datos de la OMS, est¨¢n entre los m¨¢s gordos de Europa. La poblaci¨®n infantil espa?ola registra un 40% de tasa de obesidad frente al 10% que tienen pa¨ªses sin dieta mediterr¨¢nea como Dinamarca, Noruega, Irlanda o Letonia. Solo un 30% de ellos come fruta cada d¨ªa y tan solo un 10% come verdura, el porcentaje m¨¢s bajo de del continente a pesar de ser Espa?a uno de los mayores productores.
Y es que , si la estad¨ªstica no falla, nos gusta lo insano. Los productos ricos en grasas saturadas, az¨²cares y sal son los que los espa?oles consumimos con m¨¢s asiduidad; suponen un 20% del men¨² diario. Es un dato muy negativo, y siempre es preferible optar por los alimentos frescos y sin procesar, pero tambi¨¦n es cierto que no todos los procesados son iguales y actualmente se pueden encontrar en el mercado algunos que podemos considerar m¨¢s saludables que otros. "Por ejemplo las bolsas de ensalada fresca, los copos de avena, las legumbres cocidas en conserva o las verduras y frutas congeladas. Podemos identificar estos alimentos procesados de forma relativamente sencilla y de un vistazo, simplemente consultando la lista de ingredientes en el etiquetado", dice Rendo. ?Y si estos productos fueran la dieta mediterr¨¢nea del futuro?
Tuppers y congelador, las claves para el siglo XXI
No nos enga?emos, la dieta mediterr¨¢nea necesita planificarse. A veces sabemos qu¨¦ debemos comer pero, con el ajetreo de rutina laboral y familiar, nos falta tiempo para seguirla a rajatabla. Los productos frescos no le aparecen a uno en la nevera por arte de magia y los guisos se hacen en 5 minutos. Tampoco somos padres perfectos y a veces damos a nuestros hijos platos que tampoco lo son. Es comprensible, pero deben buscarse opciones que nos permitan seguir un patr¨®n de dieta mediterr¨¢nea y que, al mismo tiempo, sea una forma r¨¢pida de preparar la comida, indica Rendo.
La experta advierte de que hay que "perder el miedo a la cocina, de que podemos cocinar los alimentos frescos y congelarlos para ir sac¨¢ndolos durante la semana; si se come en el trabajo, preparar tuppers con alimentos frescos, en los que predomine la verdura y las legumbres, y optar siempre por la fruta como postre y por los frutos secos naturales como merienda, por ejemplo".
Para los ni?os, lo mejor para los recreos y las meriendas son frutas como la manzana, que puede comerse con la piel, y como el pl¨¢tano y las mandarinas, que se pelan f¨¢cilmente. Los bocadillos, con pan integral y un relleno saludable como el hummus, tomate fresco o queso. Los yogures, que sean naturales sin azucarar, y se les pueden a?adir frutos secos o pedazos de fruta cortada. Y el ingrediente maestro: no olvidar nunca que, m¨¢s que una dieta, la dieta mediterr¨¢nea es un estilo de vida, y que es totalmente incompatible con el sedentarismo.
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