Por qu¨¦ el ¡®opendata¡¯ gu¨ªa la erradicaci¨®n del hambre en ?frica
Los Estados de la Uni¨®n Africana quieren terminar con la subalimentaci¨®n en el continente para 2025 y han encontrado en los datos abiertos un modo de encaminar sus pol¨ªticas hacia el cumplimiento del objetivo
El hambre en ?frica pasar¨¢ a la historia a partir del 2025. Al menos, a eso se han comprometido los Estados miembros de la Uni¨®n Africana que se han agrupado para aplicar dentro de sus fronteras unas pol¨ªticas que avancen hacia este objetivo com¨²n. Para lograrlo, tienen claro que deber¨¢n trabajar codo con codo, apostar por la agricultura y hacer uso de una materia prima con mucho futuro: los datos abiertos.
La Declaraci¨®n de Malabo, aprobada en 2014, plantea objetivos ambiciosos. No solo pretende terminar con el hambre, sino tambi¨¦n reducir la pobreza a la mitad e introducir a las mujeres y a los j¨®venes en las cadenas de producci¨®n agr¨ªcolas en un crecimiento econ¨®mico que mejore la vida de todos. Y quiere lograrlo antes de que termine 2025.
Son compromisos valientes: el hambre en el ?frica subsahariana nunca ha afectado a menos del 21% de la poblaci¨®n en los ¨²ltimos 15 a?os y los que viven con menos de 1,90 d¨®lares al d¨ªa en esa misma regi¨®n son todav¨ªa 389 millones de personas, un 41% sobre el total.
Los firmantes de Malabo se fijan otras metas para avanzar hacia la seguridad alimentaria: aumentar el comercio interafricano y reducir a la mitad las p¨¦rdidas poscosecha ser¨¢n factores clave, adem¨¢s de buscar tambi¨¦n el aumento en la resiliencia climatol¨®gica.
Para lograrlo, cada Estado se obliga a destinar el 10% de su gasto p¨²blico en la agricultura y que este sector aumente su ratio de crecimiento econ¨®mico un 6% por pa¨ªs. Estas son medidas que ya propon¨ªan programas pol¨ªticos panafricanos anteriores, pero Malabo llega acompa?ado de mecanismos que fiscalizan el cumplimiento de los estados y que promueven unas pol¨ªticas mejor dirigidas.
Open Data, una pr¨¢ctica pol¨ªtica que llega para quedarse
Los l¨ªderes africanos se comprometieron a rendir cuentas de sus acciones y de sus resultados y en el 2018 se lanz¨® el sistema que lo har¨ªa posible. La Comisi¨®n de la Uni¨®n Africana ¡ªjunto con otros organismos¡ª cre¨® la African Agricultural Transformation Scorecard, una tabla de puntuaciones en la que se eval¨²an los esfuerzos y los progresos de cada Estado con relaci¨®n a los 43 indicadores recogidos en Malabo.
Esta innovadora forma de rastrear las pol¨ªticas de los Estados muestra el progreso hecho y el que est¨¢ por hacer, y se hace aportando rigurosidad, transparencia y equidad. De esta forma, se pueden comparar los rendimientos entre Estados para estimular la mejora continua de sus acciones encaminadas a cumplir con Malabo.
Este informe, del que se publicar¨¢ una versi¨®n cada dos a?os con informaci¨®n actualizada, no ser¨ªa posible sin la apertura de datos de los Estados participantes; datos p¨²blicos que sean accesibles y reutilizables de forma gratuita y universal.
Pero abrir datos no es solo un asunto de transparencia para que terceros puedan darles un valor a?adido; el Open Data ayuda a conseguir progresos en asuntos como los Objetivos de Desarrollo Sostenible mediante el an¨¢lisis ¡ªy vigilancia ¡ª del estado de las cosas. Portales como Statistics sirven para ese prop¨®sito. Adem¨¢s, el acceso a los datos permite a los creadores de pol¨ªticas p¨²blicas tomar decisiones basadas en la informaci¨®n.
De los 55 estados de la Uni¨®n Africana, 47 aportaron datos para elaborar el informe. De ellos, 20 est¨¢n bien encaminados para cumplir con los objetivos de Malabo
En la tabla de puntuaciones, cada Estado recibe una nota global con relaci¨®n a la cantidad y a la calidad de los datos aportados: los que superan el 3,9 est¨¢n en la buena direcci¨®n para llegar al 2025 con los compromisos de Malabo cumplidos. De los 55 estados de la Uni¨®n Africana, 47 aportaron datos para elaborar el informe ¡ªuna participaci¨®n destacable para ser la primera edici¨®n¡ª. De esos 47 estados, 20 obtuvieron el reconocimiento de estar bien encaminados.
El informe destap¨® la dificultad de algunos Gobiernos por obtener datos que no suelen recopilar. Pero que se vean forzados a hacerlo es importante. A Kenia, que con una valoraci¨®n de 4,8 est¨¢ on track, el informe le exige mayores esfuerzos para obtener datos sobre la participaci¨®n de mujeres y j¨®venes en la agricultura y as¨ª aplicar pol¨ªticas que generen empleo.
A Camer¨²n, que con un 2,2 ser¨ªa por ahora incapaz de cumplir sus compromisos, se le hace notar que el 0% de las personas que trabajan en la agricultura de su pa¨ªs tienen acceso a servicios financieros. A Cabo Verde, que con un 4,2 va por el buen camino, se le felicita por tener el 19% de su juventud enrolada en nuevas oportunidades laborales vinculadas al campo, adem¨¢s de por conseguir que el 53% de su actividad agr¨ªcola sea resistente a las inclemencias climatol¨®gicas.
Los datos apuntan, la sociedad act¨²a
Publicar datos es un ejercicio de beneficio rec¨ªproco para administraciones p¨²blicas e iniciativas privadas. En la lucha contra el hambre y la pobreza hay multitud de propuestas africanas que marcan el camino a seguir.
En Ghana, el proyecto Esoko ofrec¨ªa precios del mercado agr¨ªcola en tiempo real mediante tecnolog¨ªa m¨®vil para que los agricultores tomaran mejores decisiones, pero vieron que estos necesitaban m¨¢s informaci¨®n. Ahora ofrecen pron¨®sticos meteorol¨®gicos, asesoramiento y enlaces de compradores y vendedores tanto por SMS como por mensajes de voz para llegar a las cotas poblacionales analfabetas.
En Marsebit, un distrito ¨¢rido del norte de Kenia, ILRI ayuda a los agricultores a prevenir riesgos ofreci¨¦ndoles informaci¨®n sobre la sequ¨ªa, as¨ª como datos sobre el potencial del agua subterr¨¢nea.
En Edo, un estado agricultor al sur de Nigeria, los vac¨ªos informativos sobre la actividad agr¨ªcola imped¨ªan aplicar pol¨ªticas adecuadas y que los inversores invirtieran en el sector. Para generar un ambiente propicio al crecimiento econ¨®mico, el Gobierno impuls¨® Edo AgriHub, un proyecto que arranc¨® con subsidios de Open Data Institute para recolectar datos mediante comunidades locales. Tras una buena experiencia en su publicaci¨®n, el Gobierno pas¨® a financiar el proyecto.
La andadura del Open Data en ?frica ha comenzado, y con ella el reparto de responsabilidades que trae consigo. Antes pod¨ªa haber tratados pol¨ªticos, pero la rendici¨®n de cuentas que ahora exigir¨¢ una sociedad civil activa que aproveche la apertura de datos comporta cambios: los obliga a responsabilizarse de sus acciones, a justificarlas a sus afectados y a estar sujetos a sanciones si los resultados no son los esperados. Como ocurre en todo el mundo, quiz¨¢ el ascenso al poder en ?frica no est¨¦ al alcance de todos, pero puede que este se acerque un poco m¨¢s a pie de calle.
Joan Cabas¨¦s es periodista e investigador en derechos humanos residente en L¨ªbano.
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