Bombas durmientes
EL PA?S public¨® que el r¨¦gimen chavista quem¨® camiones de ayuda humanitaria y nunca lo rectific¨® pese a demostrarse que no era cierto
Cual artefactos explosivos enterrados tras las guerras, los datos err¨®neos no rectificados quedan peligrosamente emboscados. Sin embargo, cada una de esas bombas period¨ªsticas durmientes puede estallar en cualquier momento para da?ar la credibilidad de quien la difundi¨®. Le acaba de ocurrir a EL PA?S. Public¨® en febrero que el r¨¦gimen chavista quem¨® camiones de ayuda humanitaria para Venezuela y nunca lo rectific¨® pese a que despu¨¦s se supo que fueron activistas de la oposici¨®n los que provocaron el incendio. Siete meses despu¨¦s, un lector nos lo echa en cara y destapa el soterrado ob¨²s.
Fuerzas chavistas y opositores se enfrentaron el 23 de febrero en puntos fronterizos entre Venezuela y Colombia, porque el r¨¦gimen de Nicol¨¢s Maduro quer¨ªa impedir por la fuerza la entrada en su pa¨ªs de camiones con ayuda para los venezolanos. Varios veh¨ªculos fueron incendiados en el puente Francisco de Paula Santander, que une C¨²cuta (Colombia) y Ure?a (Venezuela). De inmediato, Juan Guaid¨® ¡ªl¨ªder opositor desplazado a la zona¡ª, EE UU y autoridades colombianas acusaron a los chavistas de quemar esos veh¨ªculos.
Al d¨ªa siguiente, EL PA?S dedic¨® tres p¨¢ginas a lo ocurrido, as¨ª como una cr¨®nica sobre el terreno titulada El puente Sim¨®n Bol¨ªvar, epicentro del caos, firmada en C¨²cuta por Santiago Torrado. La lectora venezolana Maribel Espinoza me expres¨® entonces su ¡°desconcierto y molestia¡± porque no narr¨¢bamos que los chavistas hab¨ªan quemado camiones.
Envi¨¦ la queja a Javier Lafuente, delegado de EL PA?S en M¨¦xico, desde donde hab¨ªa coordinado el despliegue informativo. Explic¨® que Torrado hab¨ªa estado en otro puente ¡ªel Sim¨®n Bol¨ªvar¡ªy que public¨® solo lo que vio all¨ª. L¨®gico, si bien Lafuente asumi¨® que, ¡°ante la gravedad¡± del incidente de los camiones quemados, quiz¨¢s hubiera sido conveniente ¡°haber hecho una menci¨®n¡± a ese hecho. No se hizo nunca en las p¨¢ginas de informaci¨®n pero, en cambio, el editorial del 25 de febrero titulado Ayuda humanitaria incluy¨® esta afirmaci¨®n: ¡°El r¨¦gimen ha dejado al descubierto su cara m¨¢s miserable al quemar algunos camiones cargados de medicinas y alimentos¡±.
El problema surgi¨® porque d¨ªas despu¨¦s ¡ªel 10 de marzo¡ª The New York Times public¨® un exhaustivo reportaje titulado ?Qui¨¦n fue el responsable del incendio de la ayuda humanitaria para Venezuela?, en el que se demostraba ¡ªcon v¨ªdeos incluidos¡ª que fue el trapo incendiado de un c¨®ctel Molotov lanzado por un opositor el que origin¨® las llamas.
Lafuente, desde M¨¦xico, y Francesco Manetto, corresponsal jefe de EL PA?S en Colombia para la Regi¨®n Andina y Venezuela, dieron y dan ¡°toda la credibilidad¡± al trabajo del NYT. ¡°Una informaci¨®n impoluta¡±, precisa Lafuente. Lo ocurrido aquellos d¨ªas y la aclaraci¨®n de ese medio estadounidense marcaron un punto de inflexi¨®n en el terrible drama que sufren los venezolanos. ¡°El episodio de la frontera ha sido el m¨¢s controvertido en Venezuela desde que comenz¨® el a?o¡±, asevera Lafuente. ?Por qu¨¦, entonces, EL PA?S no dedic¨® m¨¢s esfuerzos para aclarar lo sucedido?
¡°El error fue no haber hecho un ejercicio como el que hizo el NYT¡±, reconoce Lafuente. Manetto cuenta que se percataron de la importancia de lo ocurrido al ver lo publicado por ese diario, pero que, para entonces, los reporteros de EL PA?S ya estaban enfrascados en otras noticias relevantes, como los cortes de electricidad que empezaron el 7 de marzo en Venezuela.
Nunca es tarde para desactivar una bomba durmiente y eliminar as¨ª una amenaza latente para la credibilidad del diario
M¨¢s extra?o fue que el peri¨®dico no rectificara la frase del editorial. El Defensor tiene como norma no entrar a comentar, y mucho menos valorar, los contenidos de los editoriales, que expresan la opini¨®n del peri¨®dico y, por tanto, son responsabilidad ¨²ltima de la directora, si bien son an¨®nimos por su propia naturaleza. Si lo hago excepcionalmente esta vez es porque me refiero no a un punto de vista, sino a un hecho que result¨® ser equivocado.
Hace dos semanas, el lector Jorge Mart¨ªnez me espet¨®: ¡°Me gustar¨ªa saber si (el peri¨®dico) rectific¨® (porque) se bas¨® en hechos no confirmados que acabaron siendo falsos¡±.
El cuarto principio ¨¦tico de EL PA?S recogido en su Libro de Estilo dice: ¡°El medio informativo ha de ser el primero en subsanar los errores cometidos en sus p¨¢ginas y hacerlo lo m¨¢s r¨¢pidamente posible y sin tapujos¡±. Esa norma b¨¢sica refuerza la credibilidad del medio. Si los lectores ven que se rectifican los errores, se multiplica la fe en lo que leen.
No se hizo esta vez. La falta es m¨¢s significativa porque afecta a un asunto tan sensible y controvertido como el de Venezuela. Rara es la semana que los lectores no env¨ªan sus opiniones al respecto a EL PA?S, uno de los medios internacionales m¨¢s relevantes en la zona y, por tanto, analizado con lupa por las partes en litigio.
Sirva esta columna para aclarar una cadena de equivocaciones de hace m¨¢s de medio a?o. Nunca es tarde para desactivar una bomba durmiente y eliminar as¨ª una amenaza latente para la credibilidad del diario.
Mail: defensor@elpais.es
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