Detr¨¢s del exceso

Los partidos independentistas han adoptado la estrategia de incrementar la tensi¨®n pol¨ªtica ante la proximidad del anuncio de la sentencia contra los dirigentes encausados en el Tribunal Supremo. Junto a una desmesurada bater¨ªa de resoluciones aprobadas esta semana en el Parlament, dirigidas a sostener en el plano de la ret¨®rica las reivindicaciones en las que fracasaron al intentar imponerlas por v¨ªas de hecho, los grupos partidarios de la secesi¨®n de Catalu?a han hecho bandera de la detenci¨®n de siete activistas a los que la Guardia Civil encontr¨® material necesario para la fabricaci¨®n de explosivos.

De acuerdo con la versi¨®n de los partidos independentistas, las detenciones son un intento de criminalizar su programa pol¨ªtico, asoci¨¢ndolo con el terrorismo. En realidad, son ellos quienes se est¨¢n exponiendo a corroborar esa asociaci¨®n, al cerrar filas con los detenidos, a pesar de los indicios hallados por la investigaci¨®n y tomados en consideraci¨®n por el juez que instruye el caso. La atronadora cascada de declaraciones autoproclamando la condici¨®n pac¨ªfica del programa independentista con motivo de las detenciones no puede ocultar la ¨²nica que falta: la exigencia de que, por propio inter¨¦s, la investigaci¨®n llegue hasta el final. Con este silencio, los partidos que defienden la secesi¨®n de Catalu?a pretenden desmentir con arrebatos de dignidad ofendida la evidencia de que su estrategia pol¨ªtica los ha encadenado a las posiciones defendidas por los Comit¨¦s de Defensa de la Rep¨²blica o la Asamblea Nacional de Catalu?a. Tan lejos como est¨¦n dispuestas a llegar estas dos organizaciones tendr¨¢n que hacerlo los partidos, no solo como hasta ahora en la determinaci¨®n de los objetivos pol¨ªticos, sino tambi¨¦n en los medios para alcanzarlos, como se ha comprobado en la reacci¨®n a las detenciones.

El Gobierno en funciones ha anunciado que recurrir¨¢ las resoluciones aprobadas por el Parlament que pudieran ser contrarias al orden constitucional. Es la respuesta m¨¢s adecuada a la estrategia de incrementar la tensi¨®n antes del anuncio de la sentencia, adoptada por los partidos independentistas volviendo a utilizar la c¨¢mara legislativa para prop¨®sitos ajenos al de asegurar una gobernabilidad inexistente. Porque tambi¨¦n en el ¨¢mbito parlamentario y no solo en el de las declaraciones los partidos independentistas intentan ocultar detr¨¢s del exceso el temor que albergan para las pr¨®ximas semanas, y es que la reacci¨®n ciudadana a la decisi¨®n del Tribunal Supremo no est¨¦ a la altura de lo que necesitan. Mientras se desarroll¨® el juicio intentaron desacreditar internacionalmente al tribunal que juzga a algunos de sus dirigentes, y fracasaron. Un nuevo fracaso los privar¨ªa de horizonte, y de ah¨ª las dificultades que est¨¢n encontrando para acordar una respuesta ¨²nica a la sentencia.

Esta divisi¨®n interna que los partidos independentistas pretenden superar incrementando deliberadamente la tensi¨®n pol¨ªtica en Catalu?a vuelve a poner de actualidad la urgente necesidad de la unidad de acci¨®n de las fuerzas que defienden la plena vigencia de la Constituci¨®n. Entablar una absurda carrera por mostrarse como el campe¨®n en su defensa ha ofrecido al programa de la secesi¨®n un gratuito margen de maniobra pol¨ªtica, que sus partidarios no han dejado de explotar incansablemente a su favor. Las tornas han cambiado.