El cabreo de los gemelos millonarios por una s¨¢tira sobre su fortuna
Los magnates brit¨¢nicos David y Frederick Barclay pierden su batalla legal contra un dramaturgo franc¨¦s por una obra teatral
PARA ALGUIEN como los gemelos David y Frederick Barclay, acostumbrados a ganar en la vida, el fallo emitido por un tribunal franc¨¦s el pasado 2 de julio supuso un mazazo. Los multimillonarios brit¨¢nicos de 84 a?os propietarios del Ritz de Londres y del rotativo The Daily Telegraph (uno de los principales acorazados medi¨¢ticos del Brexit) hab¨ªan demandado al autor teatral franc¨¦s H¨¦di Tillette de Clermont-Tonnerre porque consideraron que su pieza Les deux fr¨¨res et les lions (Los dos hermanos y los leones) atentaba contra sus ilustres personas. Pero los todopoderosos sires, viejos amigos de Margaret Thatcher y actuales del ultra Nigel Farage, han perdido su guerra contra un dramaturgo semidesconocido. En el affaire Barclay, David ha vuelto a ganar a Goliat.
La historia se remonta a 1993, cuando los golden twins se encapricharon de Br¨¦cqhou, apenas un islote rocoso de un kil¨®metro cuadrado situado en el canal de la Mancha y dependiente de otro m¨¢s grande, Sark, este propiedad de la reina de Inglaterra (que no propiedad del Reino Unido). Pagaron tres millones y medio de libras (unos cuatro millones de euros), no m¨¢s de lo que cuesta un buen piso en barrios de Londres como Holland Park o Mayfair). Buena inversi¨®n ya que, en realidad, persegu¨ªan un domicilio fiscal acorde a sus expectativas: pagar la menor cantidad de impuestos posible, incluso no pagarlos en absoluto. A su residencia habitual en M¨®naco, los Barclay sumaban as¨ª otra en el para¨ªso fiscal de las Channel Islands.
En Br¨¦cqhou construyeron un imponente castillo estilo Tudor con torreones, helipuerto, piscinas, vi?edos y frescos en los techos imitando a los de la Capilla Sixtina. Frederick Barclay ten¨ªa pensado dejar en herencia esta joya kitsch a su hija Amanda. Pero se encontr¨® con que Br¨¦cqhou y Sark se reg¨ªan por una carta feudal normanda del siglo XVI que solo permit¨ªa heredar a los varones. Entonces el magnate plante¨® la secesi¨®n de Br¨¦cqhou, para gran enfado de la reina Isabel II. Los abogados de Buckingham Palace defendieron los intereses de la monarca y del se?or de Sark, agente de la corona brit¨¢nica desde 1505.
Los Barclay acudieron al Tribunal Europeo de Derechos Humanos alegando que a finales del siglo XX no era posible un residuo feudal as¨ª en Europa. Finalmente la asamblea local de Sark cambi¨® su sistema pol¨ªtico y se convocaron elecciones. Los gemelos de oro presentaron a sus candidatos¡ y perdieron. Enormemente molestos con este capricho de la democracia participativa, empezaron a cerrar los bares, hoteles y tiendas que hab¨ªan abierto en Sark, enviando al paro a 140 de los 600 habitantes.
Toda esta historia ¡ªaunque sin el nombre Barclay por ning¨²n lado¡ª fue narrada en la obra teatral de H¨¦di Tillette de Clermont-Tonnerre, representada por todo Francia m¨¢s de 300 veces. David Barclay demand¨® al autor por difamaci¨®n y ataque a la privacidad, y exigi¨® su retirada de los escenarios y 100.000 euros por da?os y perjuicios. Pero los magistrados franceses consideraron que se trataba solo de una f¨¢bula y dieron la raz¨®n a su autor. Al final, los Barclay han tenido que pagarle 6.000 euros por da?os morales, m¨¢s 35.000 de costas judiciales. Los sires se han enfadado. Porque una cosa est¨¢ clara: a Goliat le sigue sin gustar perder contra David.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.