El sue?o chino
China es un pa¨ªs poblado por 1.400 millones de personas de 56 etnias diferentes, definirlo es querer capturar el aire con las manos
Durante el impresionante desfile del 70? aniversario de la Rep¨²blica Popular China, el 1 de octubre, los grupos de WeChat, el equivalente a WhatsApp, echaban humo con lemas patri¨®ticos. Mis amigos chinos, en China y en el extranjero, insisten en que les emocion¨® el despliegue de color, la coreograf¨ªa militar, el himno, el sentir que su pa¨ªs estaba bajo el foco. ¡°Me siento orgullosa de todo lo que mi pueblo ha conseguido¡±, me dec¨ªa la escritora Li Jia Zhang, que de adolescente trabaj¨® en una f¨¢brica de misiles y hoy se dedica a la literatura.
La periodista Jianyan Fan contaba c¨®mo su madre, exmilitar, y sus compa?eros de promoci¨®n no paraban de enviarse unos mensajes tan exaltados que a ella le resultaban irreales.
?Simple nacionalismo? Habr¨ªa que empezar a poner matices. Un chino puede ser patriota y, sin embargo, no identificarse al cien por cien con el Partido Comunista. Muchos mensajes de la propaganda oficial les hacen gracia, por cursis y trasnochados.
Cuando Xi Jinping lleg¨® al poder en 2013, una de sus primeras estrategias fue apropiarse del concepto de ¡°sue?o chino¡±. Varios escritores del siglo XX emplearon este t¨¦rmino al hablar de las aspiraciones de un pueblo en constante cambio, que poco a poco estaba sacudi¨¦ndose la miseria. Xi convierte ese sue?o en un instrumento pol¨ªtico. A la vez funciona como eslogan, objetivo y advertencia: para alcanzar la prosperidad y construir una sociedad armoniosa, el Partido es el mejor veh¨ªculo. Ah¨ª est¨¢ el desacoplamiento entre Gobierno y ciudadan¨ªa.
?Y cu¨¢l es el sue?o de los chinos? En un territorio casi tan grande como Europa, poblado por 1.400 millones de personas de 56 etnias diferentes, definirlo es querer capturar el aire con las manos. Tiene mucho que ver con darles lo mejor a sus hijos, salir a flote en una sociedad muy competitiva, ahorrar por si caen enfermos o montar su propio negocio. La identidad china mayoritaria, la han, viene marcada por el respeto confuciano a la cultura y a la familia, y obviamente por la propaganda. Pero dentro de un sistema r¨ªgido de control es un pueblo m¨¢s bien ¨¢crata. En las clases obligatorias de moral y pensamiento marxista muchos universitarios aprovechan para echarse la siesta o jugar con el m¨®vil. Las pel¨ªculas de cine promocionadas por el Partido se proyectar¨ªan en salas vac¨ªas si no se regalaran entradas.
En Occidente, de tanto poner el foco sobre el Gobierno chino (la guerra comercial, Huawei, su expansi¨®n) se nos olvida colocar la lupa sobre el pueblo. Nos perdemos lo esencial: el Partido no es portavoz de los chinos. De sus 90 millones de afiliados, algunos entran por convicciones pol¨ªticas, pero la mayor¨ªa se lo toma como una red de contactos. El sue?o de Xi no les representa.
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