?Y si organizamos una feria con s¨®lo moneda social?
Consejos del manual de Helo¨ªsa Primavera para que cualquiera pueda ponerla en marcha
Los debates en torno a la moneda suelen ser muy acad¨¦micos y, aunque satisfacen la curiosidad de los intelectuales, frustran a los activistas que quieren resultados inmediatos. En este post quisiera presentaros algo pr¨¢ctico: la forma m¨¢s f¨¢cil y atractiva de vivir la moneda social en base al manual de Helo¨ªsa Primavera (pp. 12 a 15) para organizar una feria en moneda social, incluso para fines meramente pedag¨®gicos.
Una caracter¨ªstica que distingue esta feria de las dem¨¢s es, sin duda, la necesidad de preparar vales s¨®lo v¨¢lidos dentro y durante este evento. Se preparan billetes de algunas denominaciones (en el caso de la Espa?a actual bastar¨ªa los de 0,50 €, 1 €, 5 € y, probablemente, 2 € y 10 €, aunque se recomienda que la denominaci¨®n de la moneda sea distinta y propia de cada lugar). En los billetes se destaca que estos medios de intercambio son s¨®lo v¨¢lidos puntualmente, con fecha y lugar espec¨ªficos.
Otro aspecto distinto de esta feria es que todo el mundo tiene que ser prosumidor: productor y consumidor a la vez. Cada participante a la feria trae algunos productos que sobran. Por ejemplo: cosechas de su propia huerta, vestimenta y libros de segunda mano y comida preparada. Se recomienda que cada uno traiga bienes cuyo valor total oscile entre 20 y 30 €.
La feria es un lugar para literalmente prosumir
Tambi¨¦n es imprescindible fundar una casa de cambio (Ecobanco en el manual ya mencionado). Los participantes pasan por este Ecobanco para depositar una parte de sus productos que traen (yo recomendar¨ªa aproximadamente un tercio) y reciben estos vales en cambio, mientras que los encargados del Ecobanco necesitan examinar bien el valor de cada producto y demostrar bien todos los bienes en su almac¨¦n con precio. Y empieza la feria cuando todos terminan de pasar por este Ecobanco y exponen otros productos en la mesa.
La feria misma se realiza de un modo similar a cualquier otra feria, con la diferencia importante de que s¨®lo se acepta esta moneda social, excluyendo el uso de la moneda oficial. As¨ª los participantes se dar¨¢n cuenta de la importancia de dedicarse a satisfacer la necesidad interna de su propia comunidad (ejemplo: preparar pollo asado porque lo adoran muchos de mi barrio) en vez de vivir una econom¨ªa convencional que busca a consumidores de todo el mundo (ej.: pisos tur¨ªsticos que acogen a turistas de lejos, incluso los extranjeros). O sea la feria es un lugar para literalmente prosumir.
Cuando los participantes hayan terminado de realizar compraventas en la feria, pasar¨¢n por el Ecobanco otra vez para canjear los vales sobrantes en productos depositados. En esta etapa necesitamos prestar atenci¨®n al orden de este reembolso, ya que los primeros que vienen tendr¨¢n una gama mucho m¨¢s amplia de productos depositados que los ¨²ltimos y habr¨ªa que encontrar una forma m¨¢s justa. Tambi¨¦n merecer¨ªa la pena pensar en la posibilidad de gestionar este almac¨¦n de modo duradero, m¨¢s o menos como el caso del Banco de Horas Comunitario en C¨®rdoba (Argentina) que as¨ª funcion¨® durante a?os.
Huelga decir que el valor de estas monedas est¨¢ respaldado con los productos depositados. Por lo tanto, no existe ning¨²n riesgo para los prosumidores. Es un experimento bastante sencillo que podr¨ªa hacer cualquier colectivo, y tambi¨¦n servir¨¢ para que la gente entienda emp¨ªricamente el ciclo de vida de una moneda social (c¨®mo nace = se emite para entrar en la circulaci¨®n y muere = se retira). Los aprendizajes vividos les convencen m¨¢s que las lecturas de teor¨ªas o de descripciones, permitiendo que dise?en una moneda social adecuada a su propio contexto en base a sus propias experiencias.
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