Greta
El cambio clim¨¢tico es algo tan sobrecogedor que llevamos d¨¦cadas ignorando las se?ales. Como bien dice Thunberg, se nos ha acabado el tiempo.
EN UNA SALA del aeropuerto de Barajas, esperando la salida de un vuelo, escuch¨¦ hace unos d¨ªas una conversaci¨®n entre un hombre y una mujer de unos 40 a?os que estaban sentados a mi lado. Ella dec¨ªa: ¡°?Viste a la ni?a esa? ?Qu¨¦ hist¨¦rica, qu¨¦ loca, daba miedo!¡±. Se refer¨ªa, claro est¨¢, a Greta Thunberg en su intervenci¨®n ante la ONU. Y a?adi¨®: ¡°De verdad, ?era como la ni?a de El exorcista! ?Y la llevaron en velero hasta all¨ª! ?Qu¨¦ ridiculez y qu¨¦ mentira!¡±. Hablaba a voz en grito para que se enterara todo el mundo, con esa vacua complacencia de los ignorantes que adoran alardear de su ignorancia.
Este es un caso extremo, pero me inquiet¨® a¨²n mucho m¨¢s la opini¨®n de una de las personas que m¨¢s quiero, una amiga extraordinariamente inteligente, culta y muy prudente, que tras el discurso de Greta me escribi¨® un mensaje que dec¨ªa: ¡°Este discurso me suena un poco hueco. Lee pero llora. Demasiado preparado para ser un momento emotivo real. Temo que estemos asistiendo a la creaci¨®n de un nuevo producto de marketing¡±.
Ya se ha dicho en los medios, pero me parece que hay que repetirlo, porque se ve que el mensaje no cala lo suficiente. Greta tiene asperger, un s¨ªndrome del espectro autista. La gente suele creer que los autistas no experimentan emociones. Nada m¨¢s err¨®neo. Lo que es distinto en ellos es, digamos, su lenguaje emocional. No saben captar y entender los sentimientos de los dem¨¢s, y gestionan los propios dificultosamente. Y as¨ª, pueden parecer fr¨ªos como el hielo, o pueden caer en ataques emocionales aparatosos en donde su aguda desesperaci¨®n y su sufrimiento se manifiestan de manera extrema (muchos ni?os autistas experimentan estas crisis, para dolor de sus padres). Recomiendo leer M¨ªrame a los ojos, de John Elder Robinson, y, sobre todo, el maravilloso Nacido en un d¨ªa azul, de Daniel Tammet, dos libros de dos autores que tienen este s¨ªndrome y que explican muy bien c¨®mo se sienten.
Precisamente lo que no puede hacer un asperger es fingir, aparentar y mentir, como cre¨ªa mi amiga. Greta llor¨® de verdadera y angustiada frustraci¨®n. La inteligent¨ªsima Thunberg (sin duda es una superdotada, como sucede con bastante frecuencia con los asperger) ha debido de estudiarse absolutamente todo sobre el cambio clim¨¢tico, porque este s¨ªndrome tambi¨¦n implica un car¨¢cter obsesivo. Y el caso es que, si realmente te atreves a informarte de lo que sucede, la situaci¨®n resulta aterradora. Greta no puede entender que, ante la evidencia de una cat¨¢strofe en marcha, la gente no act¨²e en consecuencia. Ella es de una coherencia tan absoluta que a las personas mal llamadas normales, con nuestra moral bastarda y nuestra chapucera manera de vivir, nos parece inhumana. No la comprendemos y por eso pensamos que est¨¢ fingiendo (que es lo que hacemos nosotros). Pero Greta arde de autenticidad, es un puro aullido de desesperaci¨®n y de incredulidad ante nuestra ceguera.
Porque estamos ciegos. El cambio clim¨¢tico es algo tan sobrecogedor, tan inmenso e inmanejable que llevamos d¨¦cadas ignorando las se?ales. La verdad es que lo entiendo: se trata de un recurso psicol¨®gico de defensa ante la angustia (algo que la mente de Greta, por cierto, no puede hacer). Pero el problema es que ya no podemos seguir empleando esta estrategia del avestruz. Como bien dice o m¨¢s bien grita Thunberg, se nos ha acabado el tiempo. El colapso ambiental est¨¢ aqu¨ª, se nos echa encima como una avalancha, como demuestra de modo espeluznante El planeta inh¨®spito: la vida despu¨¦s del calentamiento, de David Wallace-Wells, n¨²mero uno en la lista de The New York Times. Ya no tenemos m¨¢s remedio que reaccionar.
En cuanto a lo de ¡°llevarla en velero¡±, como dec¨ªa mi chillona vecina de asiento, resulta que los vuelos de avi¨®n contaminan much¨ªsimo: y ah¨ª est¨¢bamos las dos en el aeropuerto. Yo vuelo tanto que debo de haber ensuciado m¨¢s el planeta que un cohete de la NASA (me lo tomo en serio e intentar¨¦ reducir sustancialmente); pero Greta, que no participa de nuestro talante contradictorio y confuso, ten¨ªa que ir en velero, por coherencia y para dar ejemplo. ?Que parec¨ªa la ni?a de El exorcista? Perdona, querida: me temo que estamos en una pel¨ªcula de terror, pero no es esa.?
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