Teatro para visibilizar a quienes defienden los derechos humanos
'Colombia Es' pone en el escenario cinco historias de guerra, dolor y arbitrariedad dejadas por el conflicto colombiano. Este viernes es la ¨²ltima funci¨®n en Madrid
¡°Todo cambi¨® el d¨ªa en que me separaron de mi familia. A mi pap¨¢ y a mis hermanos se los llevaron y a m¨ª me toc¨® huir con mi mam¨¢ para Turbo. Eso pas¨® el 26 de febrero de 1997. Era la Operaci¨®n G¨¦nesis comandada entre paramilitares ¡ªesos ej¨¦rcitos mercenarios¡ª y el Ej¨¦rcito Nacional de Colombia, una operaci¨®n en la que pretend¨ªan matar a la guerrilla. Pero no. Se ensa?aron con toda la poblaci¨®n civil. Claro, es m¨¢s f¨¢cil coger a mujeres y a ni?os y a campesinos sin armas. Muri¨® mucha gente. A Marino L¨®pez le cortaron la cabeza con un machete y luego jugaron f¨²tbol con ella ?Vaya manada de triplehijueputas! Y as¨ª, mucha gente huy¨® por las monta?as y el r¨ªo, como mi mam¨¢ y yo¡¡±
El anterior es un aparte del mon¨®logo interpretado por Norah Alexandra Torres, una joven enfermera a quien la defensa de los derechos humanos en Colombia, su pa¨ªs natal, trajo al exilio espa?ol hace ya varios a?os. Norah, que por los vericuetos de la resiliencia forma parte de proyectos en los que el teatro se convierte en un elemento sanador, pone voz a Laura, una de las tantas v¨ªctimas de la macabra alianza entre el Ej¨¦rcito Nacional de Colombia y los grupos paramilitares, cuyo escabroso balance deja m¨¢s de 10.000 asesinatos selectivos y cerca de 1.800 masacres.
Estas dos fuerzas, una dentro de la legalidad y otra, al amparo de ella, en el a?o 1997 se fundieron en la Operaci¨®n G¨¦nesis y Operaci¨®n Cacarica para perpetrar una de las m¨¢s crueles masacres cometidas en Colombia (3.500 v¨ªctimas). Afectaron a 23 comunidades afrodescendientes que habitaban los territorios de la ribera del r¨ªo Cacarica, Salaqu¨ª y Truand¨®, en los alrededores del Parque Nacional de Los Kat¨ªos (regiones del Dari¨¦n y Urab¨¢).
A lo largo de la d¨¦cada de los noventa y comienzo de la primera d¨¦cada del siglo XXI, el pueblo colombiano vivi¨® una de las etapas m¨¢s oscuras de su historia y sin tregua se hall¨® a las m¨¢s atroces persecuciones y masacres de campesinos inermes, ind¨ªgenas, sindicalistas, militantes de la izquierda y l¨ªderes sociales, entre otros. Hoy en d¨ªa, las v¨ªctimas son m¨¢s de ocho millones de personas, posicionando a Colombia como el pa¨ªs con m¨¢s desplazados internos en el mundo.
El relato de Laura, junto con otras cuatro historias de guerra, dolor y arbitrariedad, lo cuenta Nazaret V¨¢zquez en Colombia Es. Esta joven madrile?a, especializada en la Sorbona y en el Instituto de Investigaci¨®n Teatral de Par¨ªs, como cooperante recorri¨® el pa¨ªs latinoamericano. All¨ª se empap¨® de la tragedia vivida por miles de v¨ªctimas y plasm¨® sus vivencias en una pieza teatral de una realidad desbordante y que por estos d¨ªas ha presentado en cinco distritos de la capital madrile?a. La ¨²ltima representaci¨®n de esta imperdible obra de contexto sobre una guerra que no cesa ser¨¢ el pr¨®ximo viernes 11 de octubre en el Centro Cultural Casa del Reloj, en el Distrito de Arganzuela a las 20:00 horas.
La obra se enmarca en el proyecto Madrid. Construir una cultura de derechos desde lo local para transformar en lo global, organizado por Theatre for Roots (Teatro por Ra¨ªces), PBI (Brigadas Internacionales de Paz) y Mundubat, con fondos de la convocatoria p¨²blica de subvenciones para proyectos de sensibilizaci¨®n para una ciudadan¨ªa global y educaci¨®n para el desarrollo sostenible del Ayuntamiento de Madrid, impulsado por la anterior administraci¨®n y, al que el actual consistorio no ha ofrecido el apoyo necesario para su difusi¨®n.
Colombia Es hace parte del ciclo Vidas Desplazadas. En la defensa de los derechos humanos, cuyo objetivo es generar reflexi¨®n sobre la importancia de la labor de los defensores de derechos humanos en un contexto global y generalizado de violencia y vulneraci¨®n de los derechos. El ciclo de teatro incluye, adem¨¢s, la obra La Patronita, un mon¨®logo dirigido al p¨²blico infantil y juvenil en el que se invita a reflexionar sobre el papel de las mujeres defensoras de los derechos humanos de la poblaci¨®n migrante hacia Estados Unidos a su paso por M¨¦xico, particularmente en Veracruz, regi¨®n por donde transita ¡°El Tren de la Bestia¡± (caravana de carros con migrantes, especialmente salvadore?os, hondure?os y guatemaltecos).
Teatro por y para denunciar
Theatre for Roots es una asociaci¨®n creada por Nazaret V¨¢zquez junto con algunos de sus compa?eros del M¨¢ster de Cooperaci¨®n de la Universidad Carlos III para, mediante el teatro y otras artes, visibilizar la situaci¨®n de vulnerabilidad de los migrantes, as¨ª como de los refugiados y exiliados pol¨ªticos provenientes de algunos pa¨ªses de Am¨¦rica Latina y del norte de ?frica.
La din¨¢mica del conflicto ha mutado en el asesinato selectivo de todo aquel que defienda los derechos humanos, el medioambiente, o el territorio
Nazaret V¨¢zquez, directora de Colombia Es
Para Nazaret ¡°es importante que la problem¨¢tica sufrida en Colombia se visibilice en Espa?a y que Madrid escuche estas historias de desplazamiento, muerte y despojo, pues desde la firma de los Acuerdos de Paz de La Habana en el a?o 2016, la comunidad internacional viene creyendo que la guerra termin¨® y nada m¨¢s alejado de la realidad, porque Colombia dista bastante de ser el para¨ªso que el Gobierno prometi¨®. Si bien es cierto, ya no hay enfrentamientos cuerpo a cuerpo guerrilla ej¨¦rcito, la din¨¢mica del conflicto ha mutado en el asesinato selectivo de todo aquel que defienda los derechos humanos, el medioambiente, o el territorio¡±.
V¨¢zquez, quien adem¨¢s de escribir Colombia Es, la dirige, asegura que no ha tenido reparo en escribir la historia y contarlo todo. "Porque he estado all¨ª, vi y escuch¨¦ los testimonios de los protagonistas del expolio, del robo de las tierras, o del asesinato selectivo y esto debe ser denunciado a la comunidad internacional. La denuncia de la obra se centra en el desplazamiento de miles de personas que hoy no tienen d¨®nde ir y, si se atreven a reclamar lo robado, son asesinados o, en el mejor de los casos, nuevamente victimizados. La manera en que todos los gobiernos han ido expoliando, vendiendo, o cediendo con total impunidad los principales territorios productivos a las multinacionales extractivas, ampar¨¢ndose en una guerra y maquillando de conflicto guerrillero el conflicto de la tierra es altamente preocupante. Eso hay que contarlo".
La obra, terapia colectiva
El teatro, como arte terap¨¦utico, visibiliza causas convirti¨¦ndose en una herramienta de interculturalidad y un elemento de terapia colectiva que ayuda a las sociedades en conflicto a cerrar sus heridas. Colombia Es bien puede enmarcarse dentro el teatro documental, sirviendo como instrumento para cualquier proyecto de cooperaci¨®n, bien sea en Espa?a o en Europa, en los que se requiere implicaci¨®n de la comunidad internacional para la sensibilizaci¨®n y apoyo a las v¨ªctimas.
La dureza y veracidad de su contenido es una denuncia de un problema grave de derechos humanos. ¡°Ver gente en el escenario contando la vida real y diciendo: ?aqu¨ª estamos y esta es nuestra historia! desconcierta, pues sorprende que no se recurra a lo que generalmente, por el desconocimiento, se piensa que representa a Colombia, que es solo folclore y baile. Este ejercicio teatral conecta con la emoci¨®n y hace reflexionar despertando el sentido cr¨ªtico y en ella me ocup¨¦ tambi¨¦n de hacer algunos gui?os a los desaparecidos en la Guerra Civil en Espa?a y lanzar gestos a nuestra historia¡±, asegura la autora.
Laura, una joven estudiante de bachillerato asistente a la representaci¨®n del Teatro Pilar Mir¨® (Vallecas), opina sobre la funci¨®n: ¡°Me han impactado mucho las historias que hay detr¨¢s de cada persona, toda esa vivencia tan triste¡±. Y al respecto, Victoria, una joven madre afirma que seguir¨¢ pensando en casa sobre lo que ha visto, porque invita a la reflexi¨®n. "Aparte de las noticias que se escuchan de Colombia, no ten¨ªa ninguna referencia y lo cierto es que uno conoce solo lo que las noticias cuentan de su problem¨¢tica. Pero ver estos testimonios es ver una realidad muy cruda que me llama a reflexionar e investigar. Yo he tra¨ªdo a mi hijo y seguro que al regresar a casa hablaremos del asunto porque ¨¦l tendr¨¢ muchas preguntas¡±.
Colombianos sobre el escenario
En Colombia Es cada personaje es el compendio de muchas v¨ªctimas, es el resultado de una investigaci¨®n exhaustiva por parte de la autora, no solo in situ en los territorios del conflicto, sino mediante la documentaci¨®n con diversas organizaciones nacionales e internacionales dedicadas a la defensa de los derechos humanos y a la denuncia de los cr¨ªmenes de lesa humanidad.
¡°Para la puesta en escena encontr¨¦ representantes del diverso tejido social y cultural colombiano, residentes en Madrid que si bien, nunca hab¨ªan hecho teatro, se ofrecieron voluntariamente para hacerlo y contar sus historias, porque a todos les ha tocado el conflicto en alg¨²n momento de sus vidas. De los cinco actores, solo uno es profesional; hay dos mujeres exiliadas, una defensora de derechos humanos, una activista social y un estudiante¡± cuenta la directora.
Armando Jim¨¦nez N¨²?ez, alumno de Administraci¨®n y Direcci¨®n de empresas, para quien esta es su primera vez frente al p¨²blico, reflexiona sobre su participaci¨®n: ¡°Quiero visibilizar toda la problem¨¢tica que vive Colombia del asesinato sistem¨¢tico de l¨ªderes sociales sin que el Gobierno haga algo para defender los derechos de toda la comunidad¡±.
¡°Mi motivaci¨®n para estar en la obra es la tem¨¢tica, porque hay que visibilizar el asesinato constante de los l¨ªderes, los desplazamientos, para que la comunidad internacional mire para nuestro pa¨ªs y no se olvide de ¨¦l, porque el olvido hace que se normalice algo tan monstruoso como son los asesinatos selectivos de los l¨ªderes de la sociedad¡± explica, por su parte, John Ram¨ªrez, actor profesional con arraigo de 20 a?os en Espa?a.
Farides Osorio es directora del grupo de danza colombiana Nativos de Macondo y, a sus 70 a?os, es la primera vez que se sube a un escenario. Asegura que su participaci¨®n pretende poner voz a las v¨ªctimas an¨®nimas que en Colombia que tienen que callar para no ser asesinadas. ¡°Estamos aqu¨ª para decirle al mundo lo que sucede, en la seguridad, afortunadamente, de que aqu¨ª no nos van a matar por contarlo¡±, apunta.
La antrop¨®loga social Katherine Mu?oz es miembro de la Colectiva de Mujeres Refugiadas, Exiliadas y Migradas en Espa?a, organizaci¨®n que utiliza el teatro como arte sanador para las mujeres en el exilio. Ella asegura que su experiencia en el teatro social le ha dado los elementos para participar en la obra y proyectar, mediante su interpretaci¨®n, el dolor y la angustia de miles y miles de v¨ªctimas a las que nadie da voz.
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