Celulitis: un ardid para despellejar a las mujeres
Cierto feminismo la reivindica aunque la autora asume que no puede dejar de verlo como algo horrible

Puede que una revista masculina (ICON) no sea el lugar id¨®neo para hablar de la celulitis, pero hasta en eso los tiempos est¨¢n cambiando. Tal vez tampoco lo sea una cena organizada por una galer¨ªa madrile?a (Traves¨ªa Cuatro), pero as¨ª fue tambi¨¦n. Hace un par de semanas, me sentaron junto a la artista hispano brasile?a Sara Ramo, que estos d¨ªas hace doblete: en el Reina Sof¨ªa, con la exposici¨®n Lindalocaviejabruja, y en la sala Alcal¨¢ 31, con una propuesta titulada La ca¨ªda y otras formas de vida. El caso es que acabamos hablando de la indeseada piel de naranja, ese cursi eufemismo para referirse a la celulitis. Y no, nuestra conversaci¨®n no acab¨® en un intercambio de informaci¨®n sobre secretas cremas milagrosas o tratamientos de ¨²ltima generaci¨®n, sino en una charla sobre esa nueva ola que desde el feminismo la reivindica frente a d¨¦cadas de p¨¦sima prensa.
Frente a los que aplaud¨ªan la exhibici¨®n de la celulitis de?Anitta como gesto feminista, otros la acusaban de una operaci¨®n de 'marketing' que ocultaba un fuerte sexismo
Ramo cont¨® que en Brasil existe una fuerte corriente feminista, principalmente impulsada por mujeres negras, que ve en la demonizaci¨®n de la celulitis una met¨¢fora de hasta qu¨¦ punto el sistema ha hostigado el cuerpo femenino. "?C¨®mo es posible que algo que, seg¨²n las estad¨ªsticas, afecta en alg¨²n momento de su vida al 90% de las mujeres, delgadas y gordas, se considere un problema o un defecto?", se preguntaba la artista, antes de a?adir que no se trata solo de una industria millonaria que despelleja a mujeres de todas las clases sociales y edades, sino de una forma m¨¢s de tenernos frustradas, oprimidas y ocupadas desde muy j¨®venes, perdiendo tiempo y dinero en combatirnos a nosotras mismas y a nuestra propia naturaleza. Crecer odiando tu cuerpo. Es eso lo que sibilinamente inculca un sistema (a trav¨¦s del mercado de la belleza y la moda), que despu¨¦s de apuntarse al carro de un feminismo rentable ahora enarbola con parecido cinismo la bandera de la lucha contra el cambio clim¨¢tico.
En 2017, se hizo famoso un videoclip, V¨ªa Malandra, de la estrella pop brasile?a Anitta. Arrancaba con su culo en primer plano y sin photoshop. En pocos d¨ªas, la pieza musical alcanz¨® la pol¨¦mica y 60 millones de visualizaciones. Frente a los que aplaud¨ªan la exhibici¨®n de su celulitis como un gesto feminista, otros la acusaban de una oportunista operaci¨®n de marketing que ocultaba un fuerte sexismo (el autor del videoclip era el fot¨®grafo Terry Richardson, se?alado por supuestos abusos sexuales).
Videoclip del tema 'Vai Malandra' de la brasile?a Anitta.
Lo cierto es que desde la llegada al poder a principios de 2019 de Jair Bolsonaro el movimiento feminista brasile?o no est¨¢ para tonter¨ªas. El asesinato hace a?o y medio de la concejala y activista Marielle Franco, cosida a tiros despu¨¦s de un acto por los derechos de las mujeres negras, ha dejado clara la extrema vulnerabilidad del activismo feminista y LGTBI.
Con asumida frivolidad y un par de vinos admit¨ª a Ramo que, por mucho que lo intente, me cuesta no ver la celulitis como algo horroroso. Me acord¨¦ entonces de una amiga modelo neoyorquina que casualmente tambi¨¦n se llamaba Sarah (con hache) con la que conviv¨ª antes de la universidad en Londres y Par¨ªs. Estudiante de la prestigiosa Vassar, Sarah vino a verme a Madrid un tiempo despu¨¦s. En su primer a?o universitario hab¨ªa desarrollado una firme aversi¨®n a sus tiempos de modelo. Movida por una furia que yo no lograba entender hab¨ªa dejado de depilarse y hab¨ªa engordado. Ante su insistencia en que me sumara a sus nuevos h¨¢bitos, nos distanciamos. Ha tenido que pasar demasiado tiempo para que comprenda mejor que bajo aquel obstinado empe?o lat¨ªa la idea de que, como ahora en Brasil, en un cuerpo liberado est¨¢ el poder y la vanguardia.
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