Poder europeo

La nueva legislatura europea, cuyo pleno inicio es inminente (1 de noviembre), ser¨¢ clave para la expansi¨®n del proyecto comunitario, o para su declive. El papel activo de Europa en el mundo mediante una pol¨ªtica exterior, de seguridad y defensa, comunes y mejoradas, es una de sus principales asignaturas. Lo es sobre todo por cuanto Europa se arriesga a verse arrinconada en el tablero mundial entre el liberalismo proteccionista de Donald Trump, el creciente despotismo del Kremlin y el autoritario modelo asi¨¢tico de China. Si frente a esos peligros los europeos quieren mantener su proyecto mundial de gobernanza pac¨ªfica y multilateral, su modelo de integraci¨®n social y cohesi¨®n territorial, la influencia de su poder normativo democr¨¢tico y la base material de todo ello, su prosperidad econ¨®mica ¡ªproducto de su primogenitura comercial¡ª, deber¨¢n dedicar mayores esfuerzos y desplegar m¨¢s inteligencia en la consolidaci¨®n de un ambicioso poder europeo.

El prop¨®sito est¨¢ claro: ¡°Queremos multilateralismo, queremos un comercio justo, defendemos un orden basado en normas¡±, sintetiz¨® la nueva presidenta de la Comisi¨®n, Ursula von der Leyen, en su discurso de julio ante el Parlamento de Estrasburgo. La audiencia ante el mismo del nuevo alto representante para la Pol¨ªtica Exterior, Josep Borrell, detall¨® ese designio con orientaciones, program¨¢ticas e instrumentales, muy concretas, y m¨¢s destacables por cuanto su perfil y sus propuestas cosecharon la unanimidad de los grupos, salvo el voto en contra del grupo seguidor de Salvini y Le Pen. Esto le permitir¨¢ revalidar con apoyo el m¨¢s alto puesto internacional que un espa?ol ostenta desde que lo desempe?ase Javier Solana.

Sin olvidar otras zonas y ¨¢reas de actuaci¨®n, las primeras prioridades ser¨¢n las relativas a las zonas vecinas: el apoyo a la estabilidad de Ucrania (a la que la UE ha financiado hasta ahora con 15.000 millones de euros) manteniendo las sanciones a Mosc¨² hasta que rectifique su pol¨ªtica expansionista; la sustancial mejora en los Balcanes, propiciando el di¨¢logo entre Kosovo y Serbia, y un amplio Plan ?frica que contribuya a dinamizar su norte mediterr¨¢neo y rescate de la miseria al Sahel. La masiva ayuda a esos pa¨ªses de origen y tr¨¢nsito de los flujos migratorios es indispensable para ambos continentes. Todo esto se completa con el ¨¦nfasis en la recuperaci¨®n del acuerdo de paz con Ir¨¢n. Teher¨¢n debe volver a la senda de cumplir las obligaciones contra¨ªdas, y Estados Unidos, convencerse de que aquel gran pacto es la ¨²nica salida, incluso sin su concurrencia: mejor, pues, con ella.

Estas y otras actuaciones deber¨¢n vencer tres obst¨¢culos internos de la UE, resaltados en la brillante comparecencia de Borrell: la identidad (¡°dudamos de si somos un poder global con todos sus instrumentos¡±); el posicionamiento entre las otras potencias, a veces confiado a las insuficientes soluciones tecnocr¨¢ticas, y el m¨¦todo, aquejado de ¡°mucho procedimiento y poca pol¨ªtica¡±.

La energ¨ªa potencial de la Uni¨®n para superarlos es enorme. Algunas de las apuestas apuntadas pueden aprovecharla: el concepto de la funci¨®n del alto representante como ¡°puente¡± entre las pol¨ªticas exteriores de los socios y Bruselas; la voluntad de ir ¡°m¨¢s all¨¢¡± del m¨ªnimo com¨²n denominador, o la idea de que en algunas de sus misiones se asocien activamente los ministros de Exteriores de los 27. Todo esfuerzo para que cuajen ser¨¢ poco.