El nuevo miedo de Europa se llama China
Bruselas se?ala al gigante asi¨¢tico como uno de sus mayores desaf¨ªos por la influencia pol¨ªtica y el m¨²sculo econ¨®mico que ha desplegado en el continente
Pol¨ªticos, diplom¨¢ticos o periodistas que se estrenan estos d¨ªas en Bruselas esperan encontrarse unas instituciones abrumadas por el Brexit o ensimismadas con el reparto de poder tras las elecciones del Parlamento Europeo en mayo. Pero la sorpresa es may¨²scula al comprobar que, reuni¨®n tras reuni¨®n, foro tras foro, e iniciativa tras iniciativa, el tema pol¨ªtico, econ¨®mico y estrat¨¦gico dominante se llama China.
La UE ha descubierto, con retraso en relaci¨®n con EE UU, que m¨¢s all¨¢ de sus rencillas internas o de sus peri¨®dicos conflictos con Washington y Mosc¨², el futuro del club comunitario en el siglo XXI depende en gran medida de su adaptaci¨®n o no a la imponente presencia del gigante asi¨¢tico. Un dilema que se ha apoderado de la agenda de Bruselas. ¡°Aqu¨ª nos pas¨¢bamos la vida hablando de [Vlad¨ªmir] Putin, pero la aparici¨®n de China es lo que ha removido todo el tablero internacional¡±, se?ala un diplom¨¢tico europeo en Bruselas. ¡°EE UU lo sabe desde hace tiempo e intenta adaptarse y ahora Europa tambi¨¦n se ha percatado¡±, remata.
INVERSIONES ENTRE LA UNI?N EUROPEA Y CHINA
La antigua f¨¢brica con mano de obra barata se ha transformado en un emporio que obliga a la UE a reaccionar. El pasado mi¨¦rcoles, la Comisi¨®n Europea dio un giro radical a su planteamiento sobre China, a la que ahora califica como ¡°rival sist¨¦mico¡± en un documento oficial, adelantado por este peri¨®dico, que reorienta la estrategia de Bruselas hacia Pek¨ªn.
El documento acusa abiertamente a China de competencia desleal (cierra sus mercados mientras sus empresas campan por Europa dopadas con subsidios); de fomentar el endeudamiento insostenible en los pa¨ªses vecinos de la UE con vistas al control de activos y sectores estrat¨¦gicos, y de embarcarse en una carrera armament¨ªstica que plantea cuestiones de seguridad para la UE. El endurecimiento diplom¨¢tico hacia Pek¨ªn coincide con la puesta en marcha en abril del primer mecanismo comunitario de escrutinio de inversiones extranjeras, un control que llega despu¨¦s de que la inversi¨®n china en Europa haya pasado de 800 millones de d¨®lares (707 millones de euros) en 2008 a un r¨¦cord de 42.000 millones durante 2016.
El significativo giro de la Comisi¨®n no ha pasado desapercibido en Pek¨ªn, que asume que Europa empieza a despertarse. Este lunes, el ministro de Exteriores, Wang Yi, tiene previsto hablar en Bruselas de ¡°multilateralismo¡±. La visita fue anunciada 48 horas despu¨¦s de que la Comisi¨®n aprobase su nueva estrategia. La llegada del ministro chino ser¨¢ la antesala de la cumbre UE-China prevista el 9 de abril. La cita estaba pensada para impulsar un acuerdo bilateral de inversi¨®n. Pero las dos partes han descubierto que sus intereses y conflictos van mucho m¨¢s all¨¢ del mero flujo de capital.
INVERSI?N DE EMPRESAS CHINAS CON CAPITAL P?BLICO POR SECTORES
Acumulado 2000-Tercer trimestre de 2018, en porcentaje del total
¡°China ha definido una clara estrategia de pol¨ªtica industrial, el Made in China 2025, y un objetivo socioecon¨®mico, la sociedad ¡®moderadamente pr¨®spera¡¯. Estas pol¨ªticas se trasladan a acciones y no figuran solamente sobre el papel¡±, explica Christina M¨¹ller-Markus, sin¨®loga en la Academia Nacional de Ciencia y Tecnolog¨ªa (Acatech) de Alemania. La sin¨®loga se?ala que China tiene claro su objetivo: ¡°Convertirse de nuevo en una superpotencia¡±. El impacto sobre el Viejo Continente de ese poder, que aspira a codearse con EE UU, es inevitable en todas las ¨¢reas, desde la tecnol¨®gica a la lucha contra el cambio clim¨¢tico.
Europa, otrora l¨ªder en la primera generaci¨®n de telefon¨ªa m¨®vil, ya no puede desarrollar la 5G sin ayuda de Huawei, una compa?¨ªa bajo sospecha en Washington por sus presuntos lazos con el Estado chino. ¡°Los pa¨ªses europeos no pueden competir con China en cuanto a inversiones en I+D y producci¨®n de nuevas tecnolog¨ªas. Mientras el Gobierno de Merkel ha decidido invertir 3.000 millones de euros en inteligencia artificial hasta 2025, China invertir¨¢ 130.000 millones hasta 2030¡±, se?ala M¨¹ller-Markus. La reducci¨®n de emisiones de CO2, una de las grandes iniciativas mundiales impulsadas por la UE, tambi¨¦n ser¨ªa papel mojado sin la colaboraci¨®n de China, que supone el 30%, el doble que EE UU (15%) y tres veces m¨¢s que la UE (9%).
Primera alarma
La luz roja en Europa en relaci¨®n con China se encendi¨® por la v¨ªa m¨¢s inesperada: las bombillas. En 2016, la compa?¨ªa holandesa Philips decidi¨® vender su unidad de iluminaci¨®n a un fondo de inversi¨®n chino. La operaci¨®n pas¨® casi desapercibida en la UE. Pero contra todo pron¨®stico, fue vetada por Washington, por el posible impacto en la seguridad de EE UU. Los estadounidenses vieron algo en las bombillas que los europeos ni intu¨ªan.
Poco despu¨¦s, otra compa?¨ªa de iluminaci¨®n, la alemana Osram, vend¨ªa su l¨ªnea de producci¨®n LED a una rival china. Y en cuesti¨®n de meses, el capital chino lanzaba la operaci¨®n para hacerse con el control de la centenaria empresa de M¨²nich. Pero esta vez, la ofensiva china para tomar Osram se estrell¨® contra la airada reacci¨®n del estamento pol¨ªtico y sindical de Alemania. Los chinos tuvieron que renunciar a la empresa. Y ahora comprueban que la defensa cerrada del legendario fabricante de bombillas puede pasar de ser una excepci¨®n a ser la norma cuando la UE estrene en abril su control de inversiones.
Seg¨²n la Comisi¨®n, entre 2000 y el tercer trimestre de 2018 la inversi¨®n china en la UE ascendi¨® a 181.000 millones de euros y ya es equiparable a la europea en suelo chino. Pero con dos diferencias. La europea se centra en la producci¨®n, mientras la china busca activos estrat¨¦gicos y con alto valor a?adido tecnol¨®gico. Y lo m¨¢s preocupante para Bruselas: el 60% de la inversi¨®n china procede de empresas con capital p¨²blico que han adquirido, por ejemplo, los puertos del Pireo (Grecia), terminales de contenedores de Valencia y Bilbao, o la el¨¦ctrica portuguesa EDP, operaci¨®n esta ¨²ltima que sigue abierta.
Bruselas tambi¨¦n ve con inquietud c¨®mo China gana influencia entre sus socios del este y el Mediterr¨¢neo con inversiones y pr¨¦stamos dentro del programa One belt, one road (la Nueva Ruta de la Seda). ¡°La inversi¨®n china es bienvenida. Se convierte en un problema cuando detr¨¢s hay capital estatal y cuando puede llevar a influir en las decisiones de los pa¨ªses¡±, sostiene Guntram B. Wolf, director del centro de an¨¢lisis econ¨®mico Bruegel.
La UE teme que la dependencia del capital chino en algunos pa¨ªses, sobre todo en los del sur de Europa, introduzca una peligrosa cu?a en la unidad del club.
El m¨²sculo financiero de empresas que act¨²an casi siempre a las ¨®rdenes del Partido Comunista en Pek¨ªn inquieta tambi¨¦n a los empresarios. La patronal de la industria alemana (BID, por sus siglas en alem¨¢n) acaba de publicar un documento sobre c¨®mo plantar cara a un pa¨ªs que al mismo tiempo considera ¡°socio¡± y ¡°competidor sist¨¦mico¡±. ¡°Ning¨²n Estado miembro puede por s¨ª solo hacer frente a los desaf¨ªos econ¨®micos y pol¨ªticos planteados por China. Las respuestas solo pueden venir de una Europa fuerte y reformada que hable con una sola voz¡±, dice con una in¨¦dita rotundidad.
Wolf cree que, a pesar de todo, ¡°el riesgo m¨¢s inmediato para el multilateralismo en el comercio mundial no es China, es EE UU¡±. El Gobierno de Xi Jinping intenta aprovechar la tensi¨®n entre la UE y los EE UU de Donald Trump para postularse como apoyo imprescindible de los europeos. China se mantiene fiel al acuerdo contra el cambio clim¨¢tico y el nuclear con Ir¨¢n, dos gestos muy apreciados por la UE. Pero Bruselas no desea formar un G-2 con Pek¨ªn. Las instituciones comunitarias empiezan a tratar a China como potencia competidora a la que deben acotar el terreno.
Italia ultima un acuerdo para entrar en la Ruta de la Seda
La Italia del Movimiento 5 Estrellas (M56) y la Liga contin¨²a su pol¨ªtica de expansi¨®n comercial paralela a la UE. En plena recesi¨®n t¨¦cnica, el pa¨ªs busca nuevos aliados que le den acceso a inversiones y, especialmente, a nuevas fuentes de financiaci¨®n. Primero llam¨® a la puerta de Rusia, para quien ha pedido reiteradamente el fin de las sanciones comerciales. Y ahora, el Ejecutivo se ha desmarcado del G-7 y est¨¢ a punto de firmar un acuerdo comercial con China para unirse a la Nueva Ruta de la Seda, el programa de infraestructuras ferroviarias y mar¨ªtimas con el que el gigante asi¨¢tico se est¨¢ conectando con las principales econom¨ªas de Europa, Oriente Medio, Asia y ?frica. El acuerdo est¨¢ en una fase muy avanzada y, previsiblemente, se firmar¨¢ esta semana cuando el presidente chino, Xi Jinping, visite Italia (entre el 22 y el 24 de marzo).
El proyecto entre Pek¨ªn y Roma ha enervado los ¨¢nimos en Washington. En la Comisi¨®n Europea hay inquietud tambi¨¦n por la posibilidad de que China vaya haci¨¦ndose con el control de infraestructuras estrat¨¦gicas con pr¨¦stamos o adquisiciones. De hecho, una de las claves de la operaci¨®n es la participaci¨®n del Banco Asi¨¢tico de Inversi¨®n en Infraestructuras, que aportar¨¢ la liquidez necesaria. De este modo, Italia ser¨¢ el tercer pa¨ªs del Mediterr¨¢neo en firmar acuerdos para atraer capital chino, pero muchos otros Estados ya ten¨ªan tratos similares antes. Tambi¨¦n en la UE. De hecho, Pek¨ªn destina hasta la fecha 22.000 millones de euros a Italia, mientras que aporta 80.000 al Reino Unido. Por eso, fuentes del Ministerio de Desarrollo Econ¨®mico, que dirige Luigi Di Maio, no entienden ahora la inquietud de algunos socios comunitarios.
La inminente firma ha abierto grietas tambi¨¦n en el Ejecutivo italiano, que incomprensiblemente ha vuelto a pelearse p¨²blicamente por un asunto te¨®ricamente ya debatido en privado. Especialmente teniendo en cuenta que ha pilotado la negociaci¨®n el secretario de Estado del ramo, el miembro de la Liga Michele Geraci. Pero ni siquiera eso ha servido para evitar que el l¨ªder de su partido, Matteo Salvini, lanzase todo tipo de prevenciones y asegurase ignorar los detalles.
El debate en Italia ha girado en torno a si el acuerdo incluir¨¢ la concesi¨®n de la red de 5G, como teme EE UU. La preocupaci¨®n es que una cesi¨®n de este tipo enmascare una ¡°colonizaci¨®n¡± de las telecomunicaciones, se?al¨® el propio Salvini el jueves. Italia se ha comprometido a no poner sobre la mesa esta cuesti¨®n.
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