Derechos humanos como medicina para las tres grandes pandemias
Activistas y cient¨ªficos aseguran que, si contin¨²a el estigma, no se lograr¨¢ terminar con el sida, la malaria y la tuberculosis
Un virus, un par¨¢sito y una bacteria. Sida, malaria y tuberculosis. La lucha contra las tres grandes pandemias de la humanidad (cada a?o matan a casi tres millones de personas) requiere herramientas muy diferentes. Un cond¨®n, una mosquitera, una casa ventilada, por poner ejemplos de abordajes de prevenci¨®n completamente distintos en cada una. Pero tambi¨¦n hay otras que sirven para las tres, como el respeto a los derechos humanos.
La conexi¨®n entre derechos fundamentales y salud no siempre es evidente. Pero queda patente en el caso de tres enfermedades a menudo estigmatizadas y cuyos afectados son criminalizados en muchos lugares del mundo, especialmente en el caso del sida y la tuberculosis.
El Fondo Mundial para la lucha contra el Sida, la Malaria y la Tuberculosis, un organismo multilateral que canaliza toda la ayuda internacional para acabar contra estas tres epidemias, ha reparado en ello y se ha propuesto multiplicar los recursos que destina a programas relacionados con derechos humanos hasta llegar a un 2% de su presupuesto (en sida ven¨ªa destinando un 0,7% y en tuberculosis un 0,08%).
Los miembros de esta alianza mundial est¨¢n reunidos estos d¨ªas en Lyon en su sexta conferencia de reposici¨®n de fondos. Es un encuentro trienal entre los donantes (sobre todo Estados, pero tambi¨¦n algunas instituciones privadas y filantr¨®picas) donde se concreta el compromiso financiero para los siguientes tres a?os. El presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, ya adelant¨® en la ¨²ltima Asamblea General de Naciones Unidas que Espa?a vuelve a aportar despu¨¦s de ocho a?os retirado. Ser¨¢n 100 millones de euros que se sumar¨¢n a una cifra global que se conocer¨¢ este jueves. El Fondo Global aspira a recolectar al menos 14.000 millones de d¨®lares (algo m¨¢s de 12.700 millones de euros) para lograr sus objetivos: salvar 16 millones de vidas y prevenir 234 millones de infecciones hasta 2022.
Para lograrlo hay que llegar a las poblaciones m¨¢s vulnerables, que son quienes m¨¢s sufren esas enfermedades. Trabajadoras sexuales, presos, transexuales, hombres que tienen sexo con hombres y drogadictos son algunos de los colectivos que m¨¢s padecen estas pandemias. En algunos pa¨ªses, en lugar de contar con una protecci¨®n y cuidado especial son perseguidos y estigmatizados por las propias autoridades. ¡°Tenemos que centrarnos en llegar a ellos, porque si un sistema de salud los atiende, esto quiere decir que tambi¨¦n va a funcionar perfectamente para el resto de los ciudadanos¡±, reflexionaba Rico Gusta, director de la ONG?GNP+ en una mesa redonda en el marco de la conferencia.
Fran?oise Barr¨¦-Sinoussi, premio Nobel por descubrir el VIH en 1983, se?alaba que son precisamente el estigma y la discriminaci¨®n dos de los mayores obst¨¢culos para acabar con el sida. ¡°Si contin¨²a no llegaremos a todos los afectados. Llevamos a?os dici¨¦ndolo y no hemos visto mucho progreso, quiz¨¢s es el ¨¢rea que menos ha avanzado; necesitamos cambiar la mentalidad, ser m¨¢s tolerantes, educar a la gente¡±, reflexionaba durante un panel en el que de premios Nobel.
El Fondo Global aspira a recolectar estos d¨ªas 12.700 millones de euros para lograr sus objetivos: salvar 16 millones de vidas y prevenir 234 millones de infecciones hasta 2022
Los expertos, tanto del ¨¢mbito m¨¦dico como los activistas, tienen claro que la tecnolog¨ªa y la ciencia no son suficientes para acabar con las pandemias. El caso de la tuberculosis es paradigm¨¢tico. Aunque hay variantes de la enfermedad m¨¢s graves que resisten los antibi¨®ticos, la gran mayor¨ªa tiene cura con un tratamiento de seis meses. El problema es que no llega a todos los que la necesitan. Es m¨¢s, aproximadamente un tercio de los 10 millones de personas que se infectan cada a?o, ni siquiera reciben diagn¨®stico, con lo que no solo empeora su salud y ponen su vida en riesgo, sino que contagian a los que tienen a su alrededor.
¡°Este es un ejemplo de c¨®mo los derechos humanos afectan a la salud¡±, reflexiona Timur Abdullaev, de la ONG TB People. ¡°Tambi¨¦n lo es cuando la persona s¨ª recibe los f¨¢rmacos, pero no la informaci¨®n necesaria¡±, contin¨²a. Es muy frecuente entre enfermos de tuberculosis, si no han recibido el asesoramiento adecuado, que comiencen a tomar el medicamento y lo paren cuando remiten los s¨ªntomas. Las consecuencias de frenarlo pueden ser fatales, puesto que el bacilo puede generar resistencias a la enfermedad y convertirse en una muy peligrosa. ¡°Tenemos que educar tambi¨¦n a los m¨¦dicos para que no hablen su idioma, sino uno que los pacientes entiendan, que les pregunten si tienen dudas. Para muchos tener que atender a la comunidad es un dolor de cabeza; hay que mentalizarlos que es crucial para terminar con la epidemia¡±, se?ala.
El trabajo comunitario en torno a la salud tuvo su origen en el sida. ¡°Nadie conoc¨ªa el concepto de soporte entre pares antes, y ahora se aplica a c¨¢ncer, a tuberculosis y a otras enfermedades¡±, asegura Gustav. Se trata de que otros afectados sean los que se acerquen a nuevos pacientes o personas vulnerables para que se hagan pruebas y se traten, algo que ha demostrado una gran eficacia en determinadas poblaciones. Su ONG ha desarrollado lo que llaman el ?ndice del estigma, un estudio social para registrar cu¨¢les son los principales problemas a los que se enfrentan en cada pa¨ªs las personas con VIH. ¡°Para solucionar el problema hay que conocerlo, medirlo¡±, asegura.
?A diferencia de sida y tuberculosis, la malaria no est¨¢ sujeta a este problema. Tener paludismo no es visto como una tara social, como pasa en algunos lugares con el sida o con la tuberculosis. Pero los derechos humanos tambi¨¦n tienen un papel a la hora de frenar esta tercera pandemia, que por ejemplo est¨¢n sufriendo en gran medida refugiados en campos llenos de mosquitos que no cuentan con medidas protectoras suficientes. O las mujeres, por el hecho de serlo. Olivia Ngou, coordinadora de civil CS4ME, pone un ejemplo: ¡°Hay lugares donde los trabajadores comunitarios son hombres y, por cultura, las mujeres no pueden dejarlos pasar a casa si est¨¢n solas. As¨ª que no pueden recibir pruebas diagn¨®sticas ni tratamiento. Si no tienes esto en cuenta, no vas a ellas a esa gente¡±.
Los progresos contra el sida, la malaria y la tuberculosis fueron espectaculares desde principios siglo. Las probabilidades de morir de cada una ha bajado un 64%, un 25% y un 30% respectivamente desde que se cre¨® el Fondo Mundial, en 2002. En esta sexta conferencia de reposici¨®n se tratan de sentar las bases para seguir avanzando. No se lograr¨¢, dicen los expertos, si no se consigue recaudar al menos 14.000 millones de d¨®lares para los pr¨®ximos tres a?os. Este 10 de octubre a mediod¨ªa se sabr¨¢ si es as¨ª.
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