El regreso del odio
La radicalizaci¨®n de la clase media representa un grave peligro para Europa
Thomas Ostermeier es un gigante rubio de un metro noventa y, sobre todo, uno de los mejores directores de escena europeos. Lleva 20 a?os al frente del teatro Schaub¨¹hne, una de las instituciones culturales m¨¢s importantes de su pa¨ªs, al que ha sumergido en el mundo actual vali¨¦ndose a menudo de Shakespeare. Pero ahora ha sido el libro Regreso a Reims,de Didier Eribon, el que ha situado su trabajo bajo los focos. La obra del fil¨®sofo franc¨¦s describe c¨®mo el fracaso de la izquierda ha empujado a los obreros y a la clase media a los brazos de la extrema derecha. De regreso en Reims tras la muerte de un padre al que odiaba, Eribon descubre que todos sus familiares, tradicionalmente comunistas, se han convertido en fervientes votantes del Frente Nacional.
Durante nuestra entrevista en Mil¨¢n, Ostermeier nos explica: ¡°A finales de los a?os ochenta, yo era okupa y combat¨ªa a los fascistas en la calle. No son nuevos para m¨ª. Pero el monstruo vuelve a asomar: estaba medio oculto y hace unos a?os volvi¨® a salir a la luz¡±.
Acto seguido, activa el altavoz de su tel¨¦fono m¨®vil y nos deja escuchar el texto de Bertolt Brecht A los que vendr¨¢n despu¨¦s, escrito en el exilio durante los a?os treinta. ¡°Vivo en tiempos sombr¨ªos¡±, nos traduce, para a?adir a continuaci¨®n: ¡°Es triste tener que volver a pasar por esto¡±.
Pero el miedo no es una opci¨®n para este hombre, al que preguntamos si el regreso del odio de la extrema derecha alemana no es un s¨ªntoma del fracaso del combate que libra en el teatro. ¡°Qu¨¦ va. El combate nunca est¨¢ perdido¡±. De hecho, est¨¢ montando Regreso a Reims por media Europa: Berl¨ªn primero; luego, Par¨ªs y Francia; y desde el 9 de octubre, Lieja y Mil¨¢n.
La gran diferencia entre Eribon y su adaptador teatral es que este ¨²ltimo no se encontr¨® sorpresas al regresar a casa. ¡°En mi familia no hubo cambios. Siempre supe c¨®mo eran¡±. Un padre militar, un abuelo prisionero en Siberia hasta 1956 y una familia paterna vinculada al r¨¦gimen nazi que no se avergonz¨® tras la Segunda Guerra Mundial. El ascenso de la AfD no lo cogi¨® por sorpresa. ¡°Siempre he sabido que segu¨ªan ah¨ª. Por las conversaciones con mi familia, o en la escuela, o con otras familias de nuestro entorno¡±. ?La explicaci¨®n? ¡°Est¨¢ la capa social que propone Eribon, pero tambi¨¦n otra que no solo existe en Alemania, o eso me temo, sino tambi¨¦n en Flandes, Italia, Francia y la Espa?a posfranquista¡±. ?Nacida de frustraciones y humillaciones? ¡°No, en absoluto. Sentirte frustrado puede llevarte a la izquierda o a la derecha. Cuando veo las im¨¢genes de los disturbios de Chemnitz, pienso que, en el fondo, el 20% de la sociedad alemana es xen¨®foba, hom¨®foba, mis¨®gina, violenta, peligrosa y fascista. Tambi¨¦n tiene que ver con ciertas reminiscencias del Tercer Reich que llevaban mucho tiempo soterradas y ahora vuelven a la superficie. No tiene nada de sorprendente¡±.
Luego cita al fil¨®sofo Max Horkheimer: ¡°El que no quiera hablar del capitalismo tampoco deber¨ªa hablar del fascismo¡±, y a?ade: ¡°Creo que ambos est¨¢n relacionados¡±. Nosotros dejamos responder a Thomas Pikkety, que recientemente declaraba en Le Soir: ¡°La lucha de clases est¨¢ bien, pero la lucha de ideas es m¨¢s importante¡±... Ostermeier asiente. ¡°Como escribe Eribon, hay que elaborar una teor¨ªa de la clase obrera sin ensalzarla, sin ignorar que puede ser racista, hom¨®foba y mis¨®gina. Es el deber de la izquierda. La extrema derecha ha comprendido perfectamente a Piketty. Sabe muy bien que para conseguir que la sociedad d¨¦ un vuelco a la derecha, debe cambiar el pensamiento de la gente. Y lo est¨¢ consiguiendo. Su estrategia es muy intelectual y acad¨¦mica. Y, m¨¢s que en su presencia en los Parlamentos, su gran victoria radica en el hecho de que nuestro discurso se desliza hacia la derecha¡±.
La obsesi¨®n del director de escena es seguir conectado a la clase media, que es mayoritariamente la que llena los teatros. ¡°Ella es el mayor peligro para nuestras sociedades. ?Se inclinar¨¢ hacia la extrema derecha?, ?ya lo est¨¢ haciendo?, ?o hacia la socialdemocracia? La historia nos ense?a que cuando el fascismo asciende y la clase media se radicaliza ya es demasiado tarde¡±.
?Y qu¨¦ hacer para que la clase media no se deslice hacia el fascismo? ¡°No dar cuerda a la extrema derecha, no imitarla. Esta era en todo caso la opini¨®n de un hombre que experiment¨® la idea como presidente de la Rep¨²blica francesa. Lo explicaba recientemente el ensayista y periodista franc¨¦s Jean-Fran?ois Kahn en una cr¨®nica publicada en Le Soir: ¡°En 2002, Jacques Chirac derrot¨® a Jean-Marie Le Pen con un 82% de los votos. Pero sus electores fueron mayoritariamente de izquierdas. Era una ocasi¨®n de oro para superar las l¨®gicas partidistas y las divisiones tradicionales. En vez de eso, form¨® un Gobierno UMP-UMP, con Sarkozy como ministro de Interior. Qu¨¦ gran oportunidad perdida. Fue uno de sus peores errores en tres d¨¦cadas de carrera y as¨ª me lo reconoci¨®¡±. ?Por qu¨¦ mencionar todo esto? Porque la semejanza entre aquellos acontecimientos y los programas de gobierno y las estrategias pol¨ªticas de las ¨²ltimas semanas no parece estrictamente fortuita.
Beatrice Delvaux es redactora s¨¦nior de Le Soir.
Traducci¨®n de Jos¨¦ Luis S¨¢nchez-Silva
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