Un campeonato de barbaridades
Tanto dur¨® la dictadura que no est¨¢ bien enterrado el dictador que todos llevamos por dentro y algunos por fuera.
YO CREO QUE lo que falta es estilo. Ideas tambi¨¦n. Pero un buen estilo mejorar¨ªa las ideas.
En el mundo literario suele discutirse mucho sobre ¨¦l. Hay quien piensa que no hay literatura sin estilo y quien considera que el mejor estilo es el que no se nota. Para esc¨¦pticos sobre su importancia, nada m¨¢s interesante que leer un relato de boxeo, Torito, que escribi¨® Julio Cort¨¢zar. Torito es un veterano p¨²gil y enfermo, encamado en una residencia, que cuenta la historia de su vida. Tranquilamente. Un ¨ªdolo ca¨ªdo, que no pretende dar l¨¢stima. Pero hay un momento en que se enoja. Y es cuando recuerda el comentario de un periodista deportivo. Tuvo m¨¢s cr¨ªticas, pero fue esta la que le doli¨® de verdad, la que no olvid¨®: ¡°Una vez, en El Gr¨¢fico, un coso escribi¨® que yo no ten¨ªa estilo. ?Me dio una bronca, te juro!¡±. Y Torito, el boxeador, s¨ª que ten¨ªa muy claro lo que era el estilo: ¡°Vos sab¨¦s lo que es el estilo, est¨¢s ah¨ª y cuando hay que hacer una cosa, vas y la hac¨¦s sobre el pucho, no como esa que la empiezan a zapallazo limpio¡±.
En la vida pol¨ªtica espa?ola, y con la excitaci¨®n de las v¨ªsperas electorales, se habla mucho de fragmentaci¨®n, de hiperliderazgos, de inconsistencia y oportunismos, pero yo ah¨ª comparto la visi¨®n de Torito: ¡°La empiezan a zapallazo limpio¡±. El principal problema es que no hay estilo.
La exhumaci¨®n de Franco, y el desmontaje simb¨®lico de Cuelgamuros como lugar celebratorio de la dictadura, podr¨ªa ser la gran ocasi¨®n para sepultar mentalmente la pulsi¨®n autoritaria en la pol¨ªtica. Sepultar en capas geol¨®gicas la triste historia de los absolutismos y tiran¨ªas, con sus secuelas de muerte, tormentos, prisiones y exilios. ?C¨®mo cuantificar el tiempo de vida perdido? La ¨²nica medida que puede compensarlo es la melancol¨ªa activa de la esperanza. Es dif¨ªcil llegar a un acuerdo com¨²n sobre lo que queremos. Pero ser¨ªa relativamente sencillo acordar lo que no queremos. Ante el cuadro de Goya Duelo a garrotazos, solemnizar ese juramento: nunca m¨¢s. Nunca m¨¢s Espa?a y anti-Espa?a, nunca m¨¢s amigos y enemigos.
La exhumaci¨®n de Franco pone fin a un tab¨². Este segundo entierro, m¨¢s humano para ¨¦l y para todos, deber¨ªa servir para renovar una confianza b¨¢sica: la democracia nunca m¨¢s volver¨¢ a ser puesta en suspenso o enterrada en Espa?a. Nunca m¨¢s la represi¨®n, la c¨¢rcel, la pulsi¨®n expulsatoria para dirimir un conflicto pol¨ªtico. Contar siempre votos, no romper cabezas.
La exhumaci¨®n era esa oportunidad de la derecha nost¨¢lgica para saltar con buen humor del div¨¢n donde la tiene sujeta el s¨ªndrome de Creonte, el tirano que ?desoy¨® a Ant¨ªgona cuando esta le reproch¨® la inhumanidad de humillar a los vencidos y no permitir el duelo a las familias. Por el contrario, causa estupor el ruido y la furia en las reacciones de altos dirigentes pol¨ªticos. Un campeonato de barbaridades, en el que los garrotazos tienen la forma de exabruptos. La se?ora D¨ªaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, y con motivo de la exhumaci¨®n de Franco, podr¨ªa dedicar un piadoso recuerdo para quienes no tienen tumba ninguna, m¨¢s de 100.000 muertos a quienes incluso se les ha privado de lo ¨²nico que tienen: la muerte. Pero lo que solt¨® fueron algunas de esas barbaridades que agravan el deshielo abrupto en el ?rtico. Al calentamiento verbal se sum¨® de inmediato, y con mayor dosis todav¨ªa de di¨®xido de carbono, el portavoz ultra en el Ayuntamiento de la capital. Con informaci¨®n falsa, en una cadena p¨²blica, Ortega Smith se ensa?¨® con la memoria de un grupo de muchachas, las llamadas Trece Rosas, fusiladas en 1939. En cualquier pa¨ªs, las resistentes a una tiran¨ªa son tratadas como hero¨ªnas. Aqu¨ª se les vuelve a hacer da?o. Y no tard¨® en aparecer, abri¨¦ndose paso a barbaridades, todo un portavoz parlamentario, el se?or Girauta, que en este caso emiti¨® metano para dirigirse a un potencial aliado: ¡°Un partido de lameculos paniaguados, mezclados con ladrones pijos, traidores, acomplejados inmorales¡¡±. ?Imaginen que fuera el enemigo!
No es problema de partido o de ideolog¨ªa. Como dir¨ªa Torito, cuesti¨®n de estilo. Tanto dur¨® la dictadura que no est¨¢ bien enterrado el dictador que todos llevamos por dentro y algunos por fuera.
¡°Que seas una personalidad no significa que tengas personalidad¡±. Lo dice Quentin Tarantino, un b¨¢rbaro del estilo, que en Pulp Fiction quiz¨¢s introduce la pregunta m¨¢s pertinente en la competici¨®n grosera de la ¨¦poca: ¡°?Por qu¨¦ creemos necesario decir estupideces para sentirnos a gusto?¡±.
Ahora la consigna es la moderaci¨®n. Un giro electoral. Espero que no sea un giro de 360 grados.
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